El fiscal Adrián Spelta pidió ayer 26 años de prisión para José Luis "Baby" Aguirre, un joven que llegó ayer al banquillo acusado de haber dado muerte al pequeño Santino Mariano Relos, de sólo 2 años, y herido gravemente al padre del menor y a otro hombre en un feroz ataque a tiros perpetrado al anochecer del 4 de febrero de 2017 contra una casilla de chapas de la zona oeste de la ciudad donde se encontraban las víctimas y otras personas compartiendo algunas bebidas y cigarrillos. El debate se inició en el Centro de Justicia Penal frente al tribunal integrado por los jueces de primera instancia Patricia Billota, Isabel Más Varela y Mariano Aliau, frente a quienes el defensor del imputado, Marcelo Piercecchi, sostuvo que la pena solicitada es "desmedida e injustificada" y anunció que planteará otra hipótesis de lo ocurrido que pone a su pupilo fuera del lugar de los trágicos hechos.
En su alegato de inicio, Spelta contó que todo ocurrió al finalizar la lluviosa tarde del 4 de febrero de 2017 en una precaria casilla ubicada en el fondo de un pasillo de Pasaje 1709 al 7900 (27 de Febrero a la misma altura). Allí estaban reunidos José Augusto Relos, su amigo Jorge De la Cruz y otros dos muchachos, apodados "Piqui" y "El entrerriano", con los que compartían bebidas y cigarrillos mientras el pequeño Santino caminaba y jugaba entre ellos.
En esas circunstancias llegaron hasta el lugar, emplazado en el barrio Santa Clara y a metros de una canchita de fútbol, el imputado Aguirre y un hombre al que apodan "El chaqueño", presuntamente buscando a "Piqui", con quien el primero de los intrusos mantenía una vieja disputa por "una deuda de cuando robaban juntos".
"Se pararon en la puerta de mi casa y lo miraron a «Piqui». Entonces, sin mediar palabra, nos empezaron a disparar", relató en la audiencia imputativa José Relos, el padre del menor asesinado. "Agarré a mi hijo y lo tapé para que no le den los tiros, que fueron muchos", agregó.
Pero el hombre no logró su objetivo y tres proyectiles calibre 9 milímetros perforaron el cuerpo del pequeño Santino. Otro balazo alcanzó a De La Cruz en la cabeza y quedó malherido en el piso de la vivienda. Se salvó de milagro tras ser atendido en el Hospital de Emergencias.
Tras ello, José Augusto agarró a su pequeño hijo en brazos y salió corriendo por el pasillo con el fin de llegar a la avenida 27 de Febrero para conseguir quien lo llevara a un centro asistencial. En ese momento se volvieron a escuchar disparos que lo alcanzaron en la espalda y el tórax, pero el hombre recién se dio cuenta de eso cuando arribó al Policlínico San Martín, desde donde lo derivaron al Heca. Su hijo, en tanto, fue trasladado de urgencia al Hospital de Niños pero falleció en el camino.
En el lugar del crimen de Santino quedaron ocho vainas servidas calibre nueve milímetros bajo los sillones plegables manchados de sangre que hasta momentos antes usaban los hombres atacados. Mientras todo eso ocurría, los homicidas huyeron en un Fiat Uno negro con vidrios polarizados y ruedas con llantas de magnesio, según los testigos.
Acusación y testigos
Aguirre fue apresado dos días después del hecho cuando intentaba escapar de una casa de Uruguay y Garzón donde se aguantaba. Tanto ayer como al ser imputado, Spelta acusó a Aguirre por homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego, dos tentativas de homicidio simple agravados y la portación ilegítima de un arma de guerra.
La hermana de "Piqui", quien era el destinatario de los tiros, dijo a este diario después del hecho que "«Baby» (Aguirre) salió con otro porque tenía bronca" con su hermano, mientras otra testigo aseguró que "el negro «Baby» siempre se tiroteaba con «Piqui»".
"No sé nada"
Al hacer uso de la palabra en la audiencia imputativa, "Baby" Aguirre manifestó que quienes lo involucraron con el hecho son todos familiares de su rival, "Piqui". Y recordó que con él habían sido apresados su pareja y su cuñado, a quienes desvinculó de todo lo ocurrido. "Digo la verdad: yo no sé nada. Me enteré de lo que pasó recién el lunes. Y hay muchas cosas que no son ciertas. Yo me hago cargo si tengo un (revólver calibre) 32, pero ahí las heridas son con balas de 9 milímetros. Y él («Piqui») tiene una 9 milímetros con cargador de 30. Y las que hablan son la madre y la hermana de él. O sea que está hablando la familia del loco. Yo no tengo más nada para decir", cerró entonces.
Ayer su defensor, dijo que su cliente volverá a testimoniar ahora ante el tribunal que lo juzga, que aportará testigos que lo ubican lejos del lugar del homicidio y que si bien Aguirre tenía anotaciones penales en el viejo sistema procesal penal, "nada tiene que ver con este hecho". Por eso pidió a los magistrados que consideren sus palabras y tengan en cuenta "el desmedido e injustificado" pedido de pena hecho por el fiscal.