Un joven de 27 años, apodado por sus vecinos como “Laucha de pasillo”, fue condenado a pasar los próximos 11 años y medio de su vida en prisión por matar a un vecino de dos puñaladas. Fue en 2013, cuando la víctima le reclamó el robo de una batería de auto. Si bien la defensa advirtió que el imputado repelió una primera agresión armada que hizo la víctima, ello no alcanzó para torcer la decisión de los tres jueces de la Cámara Penal que revisaron el caso y confirmaron la sentencia a 9 años de prisión por el delito de homicidio simple, pena que se acumuló con otra en suspenso que se le había aplicado al acusado por un robo.
El apacible feriado del 25 de mayo de 2012 transcurría sin sobresaltos en las calles de Empalme Graneros hasta que sobre las 14 un hecho violento sacudió la siesta. Fue cuando José Benjamín Chávez se cansó de que su vecino Víctor Hugo Franco le robara objetos de su auto y del de otros vecinos.
Entonces, sin demasiados preámbulos, fue directo a la casa de Franco. Ambos se trenzaron en una pelea en la que hubo disparos. Cuando el primero entendió que todo había terminando y salió a la calle, el vecino lo persiguió enfurecido y en la esquina de Almafuerte y De Angelis le aplicó dos puñaladas.
Mientras que Chávez murió en el lugar, Franco fue trasladado al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca) donde fue atendido por una herida de arma de fuego en el cuello.
Un tipo mal visto. Al momento del hecho la víctima fatal trabajaba como operario de una fábrica, no tenía antecedentes penales y vivía en la esquina donde lo encontró la muerte. El acusado del homicidio, en tanto, residía a pocos metros de allí, en Almafuerte al 2300. Por su conducta se había ganado el mote de “Laucha de pasillo” entre los vecinos, cansados de sus atropellos y robos, y tenía antecedentes con prontuario penal abierto.
“Es un rastrero, siempre está buscando qué robar y al barrio lo tiene cansado, pero nadie lo denuncia”, comentaron los vecinos cuando La Capital hizo la cobertura del homicidio.
La investigación judicial del caso tuvo como broche la condena de Franco en mayo de 2015. Fue cuando la jueza de Sentencia Nº 2, María Luisa Más Varela, le aplicó una pena de 9 anos de prisión por el delito de homicidio simple al probar que tuvo la intención de matar a Chávez.
La funcionaria se amparó en la mecánica del hecho, la autopsia sobre la víctima cuya heridas dieron cuenta de un claro ataque cuando la pelea había cesado, y el testimonio de al menos dos personas que observaron la secuencia.
“Vi que José venía caminando por Almafuerte y de pronto apareció Víctor con un cuchillo y se lo clavó. Era un cuchillo grande, de carnicero. Y el revólver que tenía José en la mano lo vi apoyado en el tapial de su casa”, contó una vecina.
Sobre el contexto en el que se produjo la pelea, la mujer explicó que Franco era “un ladrón, todo lo que desaparece del barrio seguro lo tiene él; baterías de auto, equipos de música. Se ve que José, pobre, se cansó”.
Los familiares de Chávez adujeron que el joven muerto ni siquiera sabía disparar y que nunca tuvo un arma. Por eso se especuló con la hipótesis de que el arma haya sido de Franco y que la víctima se la quiso sacar en medio de la pelea.
Posiciones. El abogado defensor, Ignacio Carbone, apeló la sentencia por la valoración de los elementos de prueba que hizo la jueza, y la calificación legal que le impuso al episodio. Y manifestó que la víctima se presentó en el domicilio de su cliente portando un arma de fuego que disparó tres o cuatro veces. Para el abogado, el fatal desenlace de la historia se produjo porque Franco actuó bajo legítima defensa. Con ese razonamiento criticó “la calificación incorrecta del hecho”.
Por su parte, la fiscal de Cámaras María Eugenia Iribarren solicitó la confirmación del fallo y rechazó los planteos de la defensa. Una vez expuestos las posiciones, la revisión del fallo quedó bajo análisis de la Cámara Penal, que ayer emitió un dictamen.
El fallo. Los jueces Daniel Acosta, Georgina Depetris y Guillermo Llaudet Maza optaron por confirmar la condena contra “Laucha de pasillo”. Además de avalar el relato de los testigos presenciales, basaron su decisión en el informe de la autopsia, que “derrumba la teoría del caso”, dicen los magistrados sobre la supuesta legítima defensa que esgrimió Franco.
“La herida que provocara la muerte en la cara lateral alta del cuello por debajo de la región submaxilar es «profunda», lo que en principio deviene improbable en el contexto de una herida accidental, más aún cuando no se observan lesiones que presupongan una actitud defensiva de la víctima”, recalcan los camaristas. Ello —prosiguen— “estaría indicando un ataque súbito e inesperado sobre todo si se tiene en cuenta que se empleo un elemento punzo cortante”
“El ataque de Víctor Hugo Franco, cuando ya había cesado la agresión y el imputado a buen resguardo en su domicilio, se acredita con el informe de autopsia y los dichos de los testigos O. y A., quienes declararon que “el imputado salió con un cuchillo y tomó por detrás a la víctima”.
“Laucha de pasillo”, quien dijo ser ayudante de albañil, fue condenado finalmente a 9 años de prisión por el homicidio, pero deberá pasar los próximos 11 años de su vida tras las rejas porque se le acumuló una condena en suspenso de 2 años y medio por robo, que ahora se hizo efectiva.