La Plata.- Horas después de la liberación del principal sospechoso, el karateca Osvaldo Martínez, el fiscal que investiga el cuádruple crimen de La Plata, Alvaro Garganta, denunció hoy que “alguien está mintiendo u ocultando algo” entre los testigos del círculo íntimo de las víctimas.
“Hay una situación que generó el hecho que está siendo ocultada -advirtió Garganta-. Cuando los testigos se cierran, no hablan, ocultan, alguien está de alguna manera mintiendo, ocultando algo, porque no puede ser, no cierra, que nadie mencione a esa persona (el múltiple homicida)”.
De esta manera, Garganta reaccionó al golpe que sufrió en las últimas horas su investigación, cuando -en un duro fallo- la Cámara Penal de Apelaciones de La Plata ordenó liberar a Martínez, hasta ahora único sospechoso para la Fiscalía.
Para los camaristas Carlos Silva Acevedo y María Riusech -con la disidencia de Alejandro Villordo-, no había suficientes elementos para comprometer a Martínez en la escena del crimen. “Hubo una sola persona en la escena del crimen”, dijeron los jueces y “el cotejo de ADN prueba que (Martínez) no fue quien ejecutó los homicidios”.
Esta resolución implicó un revés para la hipótesis fiscal y también para el juez de Garantías Guillermo Atencio, que había convalidado la prisión preventiva de Martínez por considerarlo “partícipe primario” del homicidio de su novia, Bárbara Santos; junto a su madre, su hija y su amiga.
Hoy, Atencio insistió en declaraciones periodísticas que, a su criterio, había elementos para mantener la sospecha sobre el karateca, “como por ejemplo -dijo- su patología que según una pericia psiquiátrica habla de celotipia (celos enfermizos)”.
Sin embargo, Atencio aclaró que es respetuoso de las instituciones y por lo tanto acepta que sus superiores hayan valorado como puntos claves las palabras del remisero Marcelo Tagliaferro y el ADN que se encontró en dos cuchillos, un palo de amasar y las uñas de las víctimas y que indican que allí actuó un hombre que no era Martínez.
Se ha considerado que el testimonio del remisero y el ADN “se contraponen; a mi juicio no, pero es toda una cuestión de interpretación -afirmó Atencio-. Los jueces no estamos para opinar sobre las resoluciones de la Cámara”.
El fiscal Garganta, en tanto, insistió en apuntar sobre Martínez, al señalar que “estamos recién en los comienzos (de la investigación) a pesar de que parece que transcurrió mucho tiempo, y vamos a ir viendo si se suma o se resta respecto de Martínez”. Pero advirtió que el caso “depende en buena medida de que la gente que está en el círculo íntimo (de las víctimas) empiece a hablar”.
“No está en discusión” que el asesino “es del círculo íntimo de las víctimas porque no hay (signos de) un ingreso violento (a la casa) -dijo el fiscal-. Ellas lo conocían, estaba ahí, y sucedió algo que desencadenó este horrible hecho”. En ese sentido, el fiscal intentó explicar que, a su entender, “de alguna manera técnicamente el crimen está esclarecido, lo tenemos individualizado al autor por el ADN (...), le tenemos que poner el nombre”.
“Tenemos que saber quién (fue) del círculo íntimo. Sabemos que es un masculino que estuvo ahí, que entró voluntariamente, e inferimos que en un momento sucedió lo que pasó”, acotó en declaraciones a radio Mitre. En la madrugada del 27 de noviembre, los cuerpos de Bárbara Santos (novia de Martínez), su madre Susana de Bárttole, Micaela Galle -hija de Bárbara- y Marisol Pereyra fueron encontrados masacrados a golpes y cuchilladas en un departamento ubicado en la calle 28 entre 41 y 42 del barrio platense La Loma.
Según explicó hoy el juez, “las primeras tres muertes se llevaron a cabo a las 23.30 horas” y esto se pudo precisar porque a esa hora Micaela, la hija de 11 años de Bárbara Santos, intentó enviar un mensaje SMS pidiendo ayuda. El último homicidio fue contra Marisol, la amiga que llega circunstancialmente a la casa en el remís de Tagliaferro. “A esto se le agrega un ADN que indica que los rastros recogidos en los elementos utilizados para cometer las muertes” permiten constatar la presencia de “un masculino distinto de Martínez”, admitió el magistrado.
Y añadió que, a criterio de la Cámara Penal, la circunstancia de que “la persona que saliera del departamento de las víctimas y se enfrentara a Tagliaferro no tuviera manchas de sangre” demuestra que “había otra persona adentro cometiendo los crímenes”.
Además, afirmó el juez, “las pisadas de sangre” en la vivienda del crimen “son todas hacia fuera y son marcas de zapatillas”, por lo que, conjeturó, “si la persona que atendió a Tagliaferro hubiese cometido los crímenes, habría de haber habido marcas en el pasillo, tanto de salida como de entrada, y eso no ocurrió”. (DYN)