El tribunal que juzga en audiencias orales y públicas a los tres imputados por el homicidio de Roberto Pimpi Caminos, el ex líder de la barra brava de Newell's acribillado a balazos la madrugada del 19 de marzo de 2010, dispuso ayer que los medios de prensa que cubren el juicio no den a conocer públicamente las identidades completas de los testigos que desfilan ante ellos. Fue después de que Cristian C., quien brindó su testimonio en la jornada del lunes, denunciara ayer que recibió duras amenazas tras contar ante los jueces que había escuchado a uno de los imputados anunciar el homicidio del barra rojinegro. Esa intimidación, de la que no trascendieron demasiados detalles, se suma a la que recibió la testigo Jorgelina J., quien a pesar de haber concurrido en dos ocasiones al primer piso de los Tribunales, aún no pudo sentarse frente a los magistrados debido al "terror" que le provoca la situación.
En cuanto a la jornada de ayer, el debate giró en torno a llamadas telefónicas hechas en horas inusuales, un cálculo sobre las cuadras recorridas en auto entre dos puntos precisos, y las disquisiciones sobre el horario de los hechos. Así, el acento de las preguntas hechas por las distintas partes giraron en torno a qué hicieron y dónde estuvieron aquel trágico 19 de marzo; a quién pudieron haber llamado o dejado de llamar desde sus teléfonos celulares; y en que momento de la larga noche quedaron congelados para la causa que ahora se ventila.
Durante poco más de cuatro horas, una maratón de testigos desfiló ante el tribunal presidido por Gustavo Salvador y los jueces Julio Kesuani y José Luis Mascali. Frente a ellos, como cada día, siguen atentamente escuchando lo que de ellos se dice los tres imputados del homicidio calificado: René Ungaro, Carlos Betito Godoy y Emanuel Suárez.
Noche de boliche. Las primeras en declarar fueron Betiana E. y Pamela C.. Las dos jóvenes fueron presentadas por las defensas y siguieron la línea argumental que en la primera jornada del juicio, el pasado jueves, sostuvieron los abogados de Godoy y Ungaro para poner a sus clientes fuera de la escena del crimen. Las mujeres sostuvieron que la trágica noche en que mataron a Pimpi estuvieron hasta cerca de las 4 de la mañana y junto a sus parejas, los hermanos Jonathan y Nahuel F., en el boliche Bonita, que funciona ocasionalmente en la zona de la terminal de ómnibus. En el interior de la disco, Betiana dijo que los muchachos tuvieron un problema con "una chica rubia y otro chico que dijeron que les habían robado un celular y se armó una pelea". Mientras que Pamela recordó que luego de ese incidente ellas se quedaron junto a René y Betito.
El incidednte terminó en la seccional 6ª de policía, en San Luis al 3200, con los hermanos F. detenidos y ellas, junto a los ahora imputados del crimen de Pimpi y otro "muchacho al que no le ví la cara", como declaró Pamela, yendo a comprar "algo para que los chicos coman y tomen" en la comisaría. A esa altura, dijeron, eran entre las 4.50 y las 5.30 de la mañana.
De esos testimonios se desprende que las mujeres se manejaron en dos autos, un Renault Clio negro y un Fiat Palio del mismo color. Y que Godoy y Ungaro fueron en un Fiat Uno blanco de Betito. Cuando fueron al minimarket de una estación de servicios se separaron.Mientras ellas volvieron a la seccional, los acusados tomaron otro rumbo sin poder precisar qué hora exacta era por entonces.
Así las cosas, la fiscalía pivotéo sobre la idea del tiempo en que Godoy y Ungaro no tuvieron un paradero justificado y se centró en los minutos transcurridos entre el episodio policial dentro del boliche y el instante en que las dos mujeres volvieron a tomar contacto con los dos imputados, cerca de las 6 de la mañana, cuando acudieron a un llamado de Ungaro por un incidente mecánico en su vehículo.
Es que tras salir de la comisaría, las mujeres dijeron que llevaron en auto a un conocido al que identificaron como Matute hasta su casa. En ese momento, Betiana dijo que recibió un llamado de Ungaro para avisarle que estaba frente al Hospital de Emergencia y que había pincahdo una goma de su auto. La joven recordó que fueron a recoger a René y que éste les dijo que Betito estaba en un lugar cercano. Entonces lo pasaron a buscar para luego llevar a cada uno de los muchachos a su casa.
¿"No les asombró que dos personas que habían estado 45 minutos antes juntos, como Godoy y Ungaro, hubieran desaparecido y aparecieran ahora sin el auto Fiat y en lugares distantes"?, preguntó la fiscla Nora Marull a una de las testigos. "No, no pregunto", fue la respuesta de Betiana.
Cambio de opinión. Tras ello entró en escena lo que la fiscalía definió como "un testigo hostil". Ricardo U. estuvo imputado en la causa por el homicidio de Pimpi pero después fue sobreseído y finalmente lo convocaron como testigo. El muchacho, de unos 25 años, señaló que iba a declarar de manera distinta a las cinco veces que ya lo ha hecho en distintos momentos de la causa y se excusó: "Una cosa es declarar acá y otra cuando uno está preso".
El hombre incurrió en contradicciones pero finalmente la fiscalía, en un ida y vuelta trabado y con reiteradas objeciones de los abogados Fausto Irure (defensor de Godoy) y Mario Ducler (de Ungaro), logró que el testigo leyera fragmentos de una declaración que hizo en la etapa instructoria. Entonces contó que habían pasado junto a Ungaro por el bar Ezeiza y que aquella noche se había retirado de Bonita con René. "Pero no fue así" dijo ayer. Y al desmentir la primer declaración adujo una "confusión del momento".
Finalmente fue el turno de los técnicos policiales que realizaron distintas pericias en torno a llamadas de celulares que estuvieron en poder de los protagonistas de la noche del homicidio. En ese sentido recordaron haber peritado aparatos secuestrados en poder de Godoy y Ungaro cuando fueron apresados por agentes de la Tropa de Operaciones Especiales en el boliche El Sótano, en Mitre y Córdoba, el 28 de mayo de 2010. Entonces desgranaron cruces de llamadas con el fin de demostrar cómo se fueron conectando los imputados entre sí con las mujeres que antes habían declarado en un primer momento.