Cuando un grupo comando irrumpió en la casa de su hija para matarlo, Carlos Daniel “Jerry” Gaeta reconoció a uno de los asesinos. “¿Qué hacés, Daniel, qué hacés?”, lo increpó antes de manotear un revólver calibre 38 e intentar defenderse de la banda que lo mató con un disparo en el abdomen y asesinó a su yerno con un tiro en la cabeza. Los familiares que esa tarde compartían la mesa con él identificaron a ese atacante como Daniel M., apodado “Nidera”, quien estaba prófugo y esta tarde fue imputado como uno de los coautores del doble crimen.
El 5 de agosto pasado, veinte minutos después del crimen de Jerry, Daniel M. ingresó herido de bala al Hospital Gamen. Dijo que lo habían herido en una esquina de Villa Gobernador Gálvez y luego obtuvo el alta. Pero en el lugar mencionado por él no se constató incidente alguno y cuando fueron a buscarlo por intervenir en el ataque a tiros no lo encontraron. Estuvo con captura hasta el viernes, cuando la Policía de Acción Táctica lo detuvo tras una persecución a una moto Honda Wave 110 blanca de la que bajó para intentar seguir el escape a pie en Padre Giaccone y Entre Ríos.
El joven de 19 años se convirtió en el quinto acusado por el doble crimen de Gaeta y su yerno Fernando Gaspar Rodríguez, acribillados en una casa de pasillo de Savio al 2500, a la altura de Ovidio Lagos al 5500, en barrio Mathew. Al día siguiente fue detenido Héctor Daniel “Gordo Dani” Noguera, un vendedor de drogas ligado a Los Monos y rival de Jerry en la venta de drogas en Villa Gobernador Gálvez a quien se le atribuye haber ordenado el ataque a una decena de sus soldados.
El 21 de septiembre pasado Noguera fue imputado como autor intelectual de la muerte de Jerry. En la misma jornada quedaron presos como coautores de los disparos Lautaro Gabriel R., de 21 años y Rodrigo Dante V. de 20. En tanto que Eduardo “Grillo” C., de 30 años, quedó preso como partícipe necesario al ser quien conducía uno de los dos autos que trasladó a la banda pero no bajó a disparar.
Como al resto del grupo, la fiscal Marisol Fabbro imputó este lunes a M. en carácter de coautor de un homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas y agravado por el uso de arma de fuego, además de la portación ilegal de un arma de guerra. La jueza Eleonora Verón le dictó la prisión preventiva hasta el 16 de diciembre.
Corrido por una serie de atentados previos, Gaeta se había instalado en la casa de su hija en la zona sur de Rosario. El ataque de un grupo de unas diez personas con al menos cuatro armas distintas lo sorprendió a las 19.25 cuando estaba sentado a la mesa y casi no tuvo tiempo de reaccionar. En la casa había otras personas entre familiares, allegados y niños.
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Jerry, de 49 años, enfrentó a los atacantes con un revólver calibre 38 y se escondió en un ropero. Pero al terminar los disparos y salir de su escondite agonizaba con un tiro que le había ingresado por el pecho y le destrozó el abdomen. Además recibió otro disparo en una pierna. Murió en el hospital. Su yerno Rodríguez, de 27 años, fue sorprendido cuando escuchaba música en un patio delantero y murió allí mismo con un tiro en la cabeza.
La fiscal determinó que los agresores se movilizaban en dos autos, uno de color gris y un Fiat Siena rojo conducido por “Grillo”, sindicado como remisero de la banda. Entre vainas, plomos y casquillos, en el lugar se secuestraron 62 elementos balísticos calibres 38, 380, 40, 9 y 22 corto.
Una de las personas que estaba en la casa del pasaje Savio identificó entre los tiradores a David Ezequiel M. por su apodo de “Nidori”. Dijo que “entró disparando” y que trabajaba a las órdenes de Dani. Un informe policial citado en la audiencia lo menciona como un “tirador/sicario” a las órdenes de Noguera. Una de las hijas de la víctima dijo que su papá “conocía a Nidori” y por eso lo increpó y lo llamó por su nombre cuando entró disparando a la casa.
Veinte minutos después, a las 19.40 de ese día, M. ingresó al Hospital Gamen de Villa Gobernador Gálvez con una herida de bala en el cuello. Con él ingresó baleado en el abdomen otro de los imputados en septiembre, Rodrigo Dante V. Dijeron que los habían atacado dos hombres en moto en 17 de Octubre y Córdoba de esa ciudad. La fiscal envió a una comitiva policial a esa esquina pero no se detectó rastro alguno de una balacera. Ningún vecino había escuchado disparos. Una cámara de vigilancia de un negocio reveló que no ocurrió “ningún hecho violento entre las 18 y las 20” de aquel día y así pasaron a ser sospechosos del doble crimen por el que ambos permanecen en prisión preventiva.