San Lorenzo. — Una de las seis personas procesadas por el encubrimiento del crimen de Rocío Daiana Gómez, una chica de 17 años que desapareció en febrero de 2011 y fue hallada descuartizada seis meses después, fue nuevamente detenida por el mismo caso. Se trata de Héctor Raúl Vargas, de 53 años y conocido como Gordo, quien en virtud de nuevas investigaciones fue incriminado como presunto partícipe. La detención de Vargas se suma a la de su hijo Jonatan, de 21, y de Juan José Pijuán Lazo, de 40, ambos procesados por privación ilegítima de la libertad y homicidio calificado, entre otros delitos.
Vargas fue apresado el lunes al mediodía cerca de su casa de Granadero Baigorria por efectivos de la Agrupación de Unidades Especiales de la Unidad Regional XVII con asiento en San Lorenzo. Al parecer, según fuentes policiales, había vuelto a su domicilio de calle 12 al 2300 de esa ciudad —donde en algún momento habría funcionado un comedor comunitario— luego de estar prófugo unos meses.
El detenido fue indagado ayer en Tribunales, donde negó su vinculación con el hecho, mientras que su abogado calificó de extemporánea la medida judicial porque el caso ya había sido elevado a juicio (ver aparte).
Abusos. El 25 de febrero de 2011 Rocío concurrió con su hijo de un año y medio a la casa de Lazo en el barrio La Cerámica. La adolescente había sido pareja de Pijuán, con quien además había trabajado unos meses en la despensa que éste tenía en Valle Hermoso al 1200.
Un día después la chica llamó a su madre, Norma Gómez, y le pidió que le llevara su moto a la casa de Lazo porque él se la iba a comprar para ayudar de ese modo a esta familia a superar su angustiante situación económica.
Acompañada por su marido, Norma fue a llevar la moto a la casa de Lazo donde, según denunció posteriormente, fue privada de su libertad, golpeada y abusada sexualmente por Pijuán y por otros tres hombres: Joni Vargas, el Gordo y Hernán Lazo, un hermano de Juan José que permanece prófugo.
Esa fue la última vez que vio con vida a Rocío, cuyos restos aparecieron seis meses después enterrados en una bar abandonado de la zona norte de Rosario (en marzo de este año se confirmó que pertenecían a la joven desaparecida). El inquilino de esa propiedad era Pijuán, quien se esfumó de La Cerámica.
El pasado 22 de septiembre, Lazo, Joni y otras personas —entre ellas el propio Héctor Vargas— fueron detenidos en una casa donde un cartel indicaba que allí funcionaba un centro comunitario llamado "Mi refugio". En esa ocasión el Gordo recuperó la libertad, pero el lunes volvió a ser apresado cerca de ese mismo sitio.
Procesados. En noviembre pasado la jueza de Instrucción María Laura Sabatier procesó a Juan José Lazo y a Jonatan Vargas como coautores de los delitos de "privación ilegítima de la libertad doblemente calificada por uso de violencia, amenazas y/o venganza; lesiones; robo calificado por uso de armas de fuego; abuso sexual con acceso carnal agravado; homicidio; tenencia ilegal de arma de guerra y desobediencia". En ese fallo, otras seis personas —entre ellas Héctor Vargas— quedaron imputadas de encubrimiento agravado, delito que les permitía esperar el juicio en libertad.
Meses después la Cámara Penal atenuó las imputaciones de Pijuán y Joni al revocar lo atinente al abuso sexual agravado en perjuicio de la chica y de su madre.
El caso ya está en el Juzgado de Sentencia Nº 6, a cargo de Julio César García.