Los ocho policías del Comando Radioeléctrico que fueron detenidos el jueves, después de que un comerciante de origen chino denunciara que la madrugada de ese día ingresaran a su casa de la zona oeste de la ciudad sin orden de allanamiento alguna y bajo amenazas le robaran una importante suma de dinero en efectivo, fueron pasados a disponibilidad por orden del jefe de la Unidad Regional II, comisario mayor Cristian Sola. En tanto, la jueza de Instrucción Roxana Bernardelli dispuso ayer, tras tomar las correspondientes declaraciones indagatorias, que todos los efectivos sigan tras las rejas e incomunicados mientras avanza la investigación que permita dilucidar el caso.
Tal como adelantara La Capital en la página 31 de su edición de ayer, Li Ching, un comerciante de origen chino afincado en la ciudad denunció la tarde del jueves en la División Judiciales de la Jefatura que a las 2.30 de la madrugada de ese día un grupo de policías había ingresado a su casa de planta alta de bulevar Avellaneda 1669, a metros de avenida Pellegrini, sin ninguna orden de allanamiento. Una vez en el lugar, expresó el hombre oriental, lo intimidaron a él y a otros connacionales presentes en el lugar y le robaron 53 mil pesos en efectivo.
El GPS los condena. De acuerdo a lo que trascendió durante la jornada de ayer, lo que determinó sin lugar a equívocos que los cuatro patrulleros del Comando Radioeléctrico con dos uniformados cada uno estuvieron apostados frente al domicilio de Li Ching en el horario denunciado por el comerciante es el sistema de geoposicionamiento satelital (GPS) incorporado a los móviles poco tiempo atrás y que, mediante las coordenadas geográficas y un reloj atómico, indican el lugar y la hora de desplazamiento de las patrullas a una central, datos que no pueden ser desmentidos ni alterados mediante manipulación alguna.
Además, llamó la atención a las autoridades policiales que a pesar de que en un primer momento se sostuvo que un llamado al 911 había alertado sobre una pelea entre ciudadanos de origen chino en el lugar, justificando así la presencia de los patrulleros, desde la central telefónica de emergencias se constató que ese llamado no existió. Como tampoco hubo algún aviso radial que pidiera refuerzos. Por lo que queda claro, hasta este momento de la investigación, que los cuatro móviles en los que circulaban los ocho policías implicados acudieron al lugar por motus propio y permanecieron allí por poco más de media hora.
El mismo comerciante, como aporte a la investigación, dijo que en la esquina de su casa hay una cámara de monitoreo instalada por la Municipalidad que podría constatar la presencia de los patrulleros frente a su domicilio.
En cuanto al motivo de la presencia de los policías en la vivienda de bulevar Avellaneda al 1600, fuentes cercanas a la causa señalaron que la principal hipótesis que se baraja es la que sostiene que "en el lugar funcionaba una mesa de juego de la que participaban varios ciudadanos orientales y que, enterados de eso, los policías llegaron y bajo intimidación (por el uso de uniformes y armas) les mejicanearon el dinero que tenían". De ser así, "alguien les pasó la data", aseguró uno de los voceros que hablaron con La Capital.
Aportes al bolsillo. Lo cierto es que, según la denuncia de Li Ching, los uniformados se alzaron con 40 mil pesos que habrían conformado la caja del juego y otros 13 mil que guardaba en una caja y que eran aportes de los presentes para paliar la enfermedad de un amigo del grupo. Es decir que el botín con el cual los policías se fueron ascendió a 53 mil pesos, billetes cuyo destino se desconoce.
A pesar de eso, trascendió de fuentes judiciales que por ahora la figura penal sobre la que está trabajando la jueza Bernardelli, quien ayer empezó a indagar a los implicados, es la de "extorsión bajo intimidación y amenazas con abuso de autoridad e incumplimiento de funcionario público en concurso ideal", delitos que acarrean penas que van entre los 5 y los 10 años de prisión y que no son excarcelables. "Es muy difícil que se le aplique por ahora la figura de robo porque no está constatada la existencia de dinero", manifestó un vocero. Y agregó que "aún no hay pruebas para aplicarles el agravante de asociación ilícita".
A buscarlos. A partir de la denuncia, y una vez que las máximas autoridades policiales de la ciudad y la provincia constataron el movimiento de los patrulleros en cuestión y su presencia frente al domicilio de Li Ching, el jefe de la Unidad Regional II impuso de lo ocurrido a la jueza Bernardelli y ésta ordenó la detención de los involucrados, todos quienes habían terminado su turno de trabajo a las 6 de la mañana del jueves y gozaban de su día de franco.
"Para las 22.30 del mismo día ya estaban los ocho detenidos. A algunos se los fue a buscar a sus casas y a otros se los convocó por teléfono a Jefatura", dijo una fuente de confianza que estuvo muy cerca del operativo que terminó con un oficial auxiliar que cumplía funciones de superior de servicio, dos cabos primero y cinco agentes tras las rejas del penal policial de la alcaidía. Extraoficialmente se supo que sus apellidos son González, Gatti, Ramírez, Leguizamón, Velez, Pérez Lindo, Saucedo y Pestaña.