Después de escuchar la sentencia que lo condenó a seis años de prisión, el jueves a la tarde, Juan José Muga, que esperaba en el subsuelo ser trasladado a la cárcel de Villa Devoto, repitió una pregunta que hizo durante el juicio en el Tribunal Federal Oral Nº 2. "Yo dije al día siguiente de ser detenido, hace casi cuatro años, que hablé con la jueza Laura Cosidoy pocos días antes de que me plantaran droga los policías de la Sección Inteligencia de Drogas Peligrosas de Rosario. Me reuní con ella cinco veces en el despacho que está acá arriba. Tengo llamados telefónicos con ella que están comprobados. Me reuní para darles los nombres de los policías que estaban conectados con el narcotráfico. Y pocos días después los subordinados de estos mismos policías me plantaron la droga por la que yo fui ahora condenado. Yo digo que la jueza Cosidoy les filtró a los mismos policías que denuncié que yo los había acusado. Entonces pregunto: ¿por qué la fiscal del caso no citó a la jueza Cosidoy para que explicara acá si es verdad eso?"
Lo que dijo Muga durante el juicio acaso no sea lo más relevante a considerar. Se trata de un hombre de 58 años que antes de la del jueves ya había recibido dos condenas por casos de tráfico de estupefacientes. Cuando habla del bajo fondo del narcotráfico conoce cosas que sólo los que habitan ese mundo dominan. A tal punto que mencionó tener la expectativa de que Ramón "Monchi Cantero" Machuca, líder de la banda de Los Monos detenido hace tres semanas, diga "todo lo que sabe de Drogas Peligrosas" (ver aparte).
Pero lo importante, más allá de lo que diga, es que los defensores oficiales de la Justicia federal sostuvieron que el operativo en el que se detuvo a Muga y otras cuatro personas el 18 de septiembre de 2012 fue irregular: sin origen constatable de la investigación, sin orden de detención ni requisa, con secuestro de droga defectuoso en la cadena de custodia y con aviso al juez ocho horas después. En las audiencias nadie refutó que Muga habló con Cosidoy antes de ser detenido porque así lo prueba una pericia telefónica de la Policía Federal. Aun así nadie convocó a la jueza: ni la fiscalía que debe velar por la regularidad del accionar policial ni la defensa que tenía allí una posible carta para avanzar en lo que sí dijo que ese procedimiento era: una represalia o venganza por las denuncias del ahora condenado.
Dos veces. Este diario habló con Muga dos veces el jueves pasado: durante un intervalo del juicio y cuando ya los jueces lo habían condenado a seis años. Le hizo saber que la idea flotaba tras el juicio es que a su discurso confuso le faltaban piezas. Pero que lo mismo pasa con el de los policías que lo detuvieron, que recordaron lo que decía el acta del arresto pero nada de lo que les preguntaron en la sala de audiencias. Lo habían apresado con cuatro personas en un Chevrolet Corsa en el que llevaba 69 panes de marihuana. El defensor oficial Carlos Zurcher dijo que la orden de detenerlo la había dado el comisario Fernando Romitti que no figura en el acta.
Ventilador. "Nunca entregué a civiles porque de ellos debe ocuparse la Justicia. Sí señalé la corrupción de los que tienen que ejercer la ley. Yo en 2010 fui damnificado por gente de Gendarmería de Misiones que estaba vinculada con Inteligencia de Drogas de Rosario. Mientras los gendarmes buscaban la droga desde Paraguay la gente de Rosario conectada con ellos la traía para acá. Recuerden que hay dos personas de ese grupo de Gendarmería procesados en Misiones", dijo.
No parece convincente que Muga haya venido a Rosario como un cruzado por la transparencia de las fuerzas de seguridad. "No fue por eso. No soy un superhéroe. Lo que pasó es que ellos ya sabían que yo había prendido el ventilador en Misiones. Entonces armaron un operativo trucho contra mi hijo F., que es remisero y trabaja en una distribuidora: le plantaron 15 kilos de cocaína en un operativo que no fue a ningún lado. Ese operativo existió porque salió en La Capital y en los canales. Lo usaron para atraerme hasta acá. Y después me plantaron la droga a mí".
Este diario le dijo a Muga que 69 panes de droga parecen mucha cantidad para ser sembrados. "La sección Inteligencia tiene en su poder gran cantidad de droga con el aval del juzgado", respondió. Son sus palabras, pero los defensores de los cinco imputados en el juicio dijeron que la droga fue sembrada y que los panes tenían números que no coincidían con las cifras correlativas de la cantidad de paquetes. Por ejemplo los había con los números 74 y 84 cuando se secuestraron 69 paquetes.
"Me sentí traicionado por Cosidoy porque ella filtró la información a la gente de Drogas Peligrosas". ¿Por qué no pidió su defensor que la citara?, se le preguntó. "Yo no se lo pedí pero debió haberlo hecho. Pero la gran pregunta es por qué la fiscal (Adriana Saccone) no citó a la jueza Cosidoy como testigo".
"Me contacté con Cosidoy en un momento crítico allá en Posadas y le advertí qué pasaba en Rosario y lo que estaba haciendo la policía. Yo desconocía que el señor (Fernando) Romitti, el señor (Gonzalo) "Chino" Paz y el señor (Oscar) Romero tenían una afinidad muy grande con ella. Tenía entendido de que la doctora Cosidoy manejaba todo lo que se hacía en el juzgado. Entonces sin gran conocimiento, a lo mejor fui mal asesorado, llegué a ella". En un alto del juicio Muga dijo que la mujer de un gendarme fue quien le dio el consejo de hablar con la ex jueza. "Me sentí traicionado por Cosidoy porque ella filtró la información a la gente de Drogas Peligrosas".
El jueves 30 de junio se conocerán los motivos por el cual el tribunal a cargo de Omar Digerónimo, Beatriz Barabani y Jorge Venegas Echagüe dieron su aval al operativo policial que la fiscal defendió y que los defensores tacharon de fraudulento. La pregunta que hace Muga no la contestarán los jueces dado que ellos no tienen atribuciones para citar a Cosidoy a clarificar en qué consistieron los contactos probados que tuvo con el condenado. Por ahora es un interrogante abierto.