El edificio donde tiene oficinas Leonardo Peiti, capitalista de juego ilegal que pagaba sobornos en la Fiscalía Regional Rosario a cambio de protección, fue blanco de una balacera en julio de 2019. Le llenaron de tiros el frente donde quedó una inscripción con dos palabras: “Leo, pagá”. En la audiencia contra Patricio Serjal los fiscales acusadores contaron un episodio estrafalario ligado con eso. El caso de los disparos recayó en la fiscal de turno Ana Julia Milicic. Tras abrir una causa con eso la fiscal contó haber recibido un llamado del fiscal Gustavo Ponce Asahad para ir a la oficina del fiscal regional Patricio Serjal. En esa reunión le solicitaron que no moviera ese legajo y que no citara a la víctima. Ponce adujo que él había hablado con el abogado de Peiti quien le había dicho que estaba fuera de la ciudad.
“Interpreté que querían que cajoneara ese legajo”, dijo Milicic cuando la requirieron los investigadores. Aunque no tenían intención de causar gracia al contar ese episodio arrancaron carcajadas en la sala de los periodistas que seguían la audiencia. Señalaron que Milicic les comentó que había quedado superada mirando una nota en Canal 3 en la que Serjal dijo no conocer a Peiti. “¡Qué hijo de puta, está mintiendo, yo sé que lo conoce!”, exclamó la fiscal.
De pinceladas como esas, que bordean el grotesco, la audiencia estuvo llena. Los fiscales explicaron que no querían que Peiti, que venía pagando retornos a Serjal y a Ponce para evitar que le armaran causas, dijera algo inconveniente o terminara sabiendo algo que le hiciera interrumpir los pagos. Ambos ya habían comprometido esfuerzos para frustrar investigaciones contra el juego ilegal en Casilda, en Melincué, en Rosario. En todos los casos habían despertado las sospechas de fiscales como Marianela Luna, Matías Merlo, Alejandro Sinópoli, Ana Milicic y la jueza Melania Carrara a la que pidieron medidas sin justificación.
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en el aire. Serjal dijo que no conoce a Leonardo Peiti, el empresario del juego que reveló que le pagaba coimas.
“¿Por qué tanto interés en causas relacionadas con juego y con Peiti”, se preguntó la fiscal Gisela Paolicelli, sobre la conducta de Serjal y Ponce Asahad. “La respuesta nos la vino a dar Peiti: porque recibían dinero”.
Aunque tenga aristas de comicidad, en el caso que terminó con el conductor de 79 fiscales de Rosario detenido preventivamente por corrupción el humor no abunda. Hubo otros casos resonantes de este tipo en la ciudad tocando al sistema judicial. Por ejemplo la condena al camarista José Tenedini por recibir en 1992 un depósito de 200.559 dólares por favorecer al Banco Río tras una denuncia de ahorristas estafados. O cuando en 1987 se encontró como acompañante de un camión de piratas del asfalto al juez de Instrucción Nº 5 Daniel Canavosio quien no llegó a ser juzgado porque renunció. Pero el de ayer es un acontecimiento histórico sin parangón porque involucra no a un actor más sino a quien fue hasta hace nueve días jefe de la persecución del delito en Rosario.
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Hubo algo jugado en lo emocional tras la audiencia donde la sala parecía reunir, en los fiscales que acababan de imponerse, un sinsabor notorio. Al entrar caminando a las oficinas los cuatro acusadores transmitían una sensación nada parecida al júbilo. Hasta hace una semana, al hombre al que acusaron y habían visto marcharse detenido lo consultaban para casos complejos. En algún momento de la audiencia a uno de los fiscales, Luis Schiappa Pietra, se le escapó el sentimiento de cercanía al llamar “Pato” al hombre al que imputaba.
“Estos hechos de corrupción son un daño a la fe pública inconmensurable. No se puede dimensionar el perjuicio a los ciudadanos, a la fe que deben tener las personas en los fiscales, el efecto que esto tuvo en la opinión pública e incluso en el resto de los fiscales. Esto va a repercutir en el momento de solicitar pena”, dijo en el estrado María Eugenia Iribarren.
El defensor Hugo Lima intentó una defensa hablando de orfandad probatoria contra Serjal. “Nunca hubo una reunión. No hay una sola foto o una filmación. Es muy injusto. No ha tenido una vida rumbosa, no ha tenido autos caros, no tiene viajes. Vive de su sueldo y del de su esposa. Que se investigue su patrimonio. No tiene caja de seguridad, no tiene plazo fijo. Imposible que puedan determinar lo que no existe”, sostuvo.
Durante los noventa minutos previos los fiscales habían rechazado el argumento que dio el principal imputado sobre ser ajeno al manejo de las causas de cada fiscal. “Nada tiene sentido sin la conducción del negocio criminal del doctor Serjal. Nunca los fiscales se van a inmiscuir en las investigaciones sin el apoyo de quien tenía a cargo el manejo de las causas. «Las causas no eran mías» dice Serjal. Pero las causas de la Fiscalía Regional son todas de él. A tal punto que manejó a discreción esas causas y también de manera ilegal. Esa forma de organizar la Fiscalía Regional tiene que ver con el negocio que tenía con el doctor Ponce Asahad. Desde hace tres días que no hacemos más que recibir a gente que viene a contarnos cosas de ellos”, sostuvo Schiappa Pietra.
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Sobre la dimensión de lo que llamó plan conjunto, la fiscal Paolicelli contó que cuando ingresó como veedora del allanamiento al departamento de Ponce Asahad quedó cascabeleando lo primero que éste dijo, frente al efectivo de la TOE que filmaba: “¿Por qué no lo van a allanar a Serjal?”.
La idea de una conspiración recorrió el discurso defensivo de Serjal. “Buscaban el puesto de fiscal regional, puesto clave político, sobre todo en el momento de un cambio de gobierno“, sostuvo su abogado. ¿Por qué con el mismo criterio no está el fiscal general (Jorge Baclini) sentado acá? La figura de cohecho requiere de la dádiva. No hay ningún elemento objetivo. Mi cliente alquila un departamento. Qué necesidad de meterse en esto, llevarse monedas para el desprestigio moral y social en una persona que hoy tiene la cuenta sueldo embargada. Esto le pasa lo que le pasa al 80 por ciento de la gente cuando una causa se mediatiza”, dijo Lima.
El fiscal Edery le respondió sobre la ausencia de Baclini en la audiencia. "Estábamos investigando extorsiones y nos topamos con esta investigación”, sostuvo. “Baclini no está porque no se juntó con Peiti. Y porque Peiti no dijo que le daba plata”.
La jueza Eleonora Verón explicó el motivo que hundió ayer a Serjal en la audiencia. Y esa es su acreditada conexión económica con el empresario de juego. “Hay un hilo conductor que tiene a Peiti como una persona ligada a actividades ilegales, que entregaba dinero a quienes podían darle información, y que necesitaba del amparo de una persona de mayor jerarquía (que el fiscal Ponce). No son solo los dichos de Peiti. Hay prueba objetiva por afuera que sustenta esta imputación”, observó. “Está acreditado que había todo un movimiento que se basaba en intervenir en causas que llevaban otros fiscales y todas ligadas al juego clandestino”.
Eso sobre todo les queda claro a fiscales de distintos lugares de la provincia, como expresó una de ellos que, al verlo declarar por TV, no alcanzó a poner el freno inhibitorio.