Desde el último día de febrero de 2008, cuando efectivos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) desbarataron en el barrio Empalme Graneros una cocina de cocaína que era comandada por El tuerto Boli, el hallazgo de fábricas de droga en Rosario dejó de ser novedoso. A partir de entonces, la Dirección Provincial de Prevención y Control de Adicciones de la policía provincial desbarató otras 11 cocinas de cocaína en la ciudad. Como si eso fuera poco, diez días atrás y en una serie de allanamientos realizados en los barrios Tiro Suizo y Tablada, incautaron 50 kilos de cocaína, 42 de ellos de la variedad denominada alita de mosca, una droga de alta pureza que no se fabrica en Santa Fe y que está orientada a adictos de alto poder adquisitivo. Esa droga tenía destino europeo, donde el kilo se paga hasta 50 mil euros.
"En el análisis del narcotráfico en la Argentina se pensaba, hasta no hace mucho, que éramos un país de paso y consumo. Pero hoy es normal que se produzca cocaína a partir de la importación de pasta base, preferentemente desde Bolivia. Pero ese no es el mayor de los problemas, lo más grande será cuando comiencen a propagarse laboratorios de drogas sintéticas como la metanfetamina y sus derivados, que es hacía donde vamos. Eso es mucho más difícil de detectar y son drogas más adictivas", reflexionó el comisario principal Néstor Pozzi, jefe del Laboratorio Químico, Precursores Químicos y Gabinete Técnico de la ex Drogas Peligrosas de la provincia. En pocas palabras, Pozzi es quien se encarga de analizar la droga que secuestra la policía antinarcóticos. Hace 28 años que trabaja en el rubro y La Capital lo consultó para conocer más sobre el complejo mundo de las drogas. Un tema del que tanto se habla y poco se conoce. "Cocaína puede fabricar cualquiera, es como realizar una receta de cocina donde cada cocinero le da su toque personal. Pero lo que se desconoce profundamente son los riesgos que se corren al manipular insumos químicos irresponsablemente", indicó el profesional.
Cronología de la blanca. "De toda la cocaína secuestrada desde agosto de 1989, fecha en que se creó la Dirección de Control y Prevención de Adicciones, hubo al menos tres etapas bien diferenciada en cuanto a la cocaína detectada. Antes de la devaluación de 2001 había en la calle una droga con una pureza de entre el 50 y 60 por ciento. En ese momento no había alita de mosca, pero se la mencionaba", indicó Pozzi trazando una línea cronológica a partir de la pureza del producto. "Después de 2001 empezó a circular el paco periodístico, que es una cocaína mal cocida con un montón de aditivos y la pureza de la droga bajó a un 5 o 7 por ciento. Ahora hay una remontada en la calidad de hasta un 20 o 23 por ciento de pureza", completó el profesional.
Al hablar del estiramiento de la droga, proceso que se hace para multiplicar su cantidad a partir de determinadas mezclas, Pozzi explicó que "se están viendo muchos cortes con azúcar, lactosa o glucosa, y también con Manitol y algunos anestésicos para generar la sensación de adormecimiento en el consumidor. Entre esos anestésicos hay lidocaína o xilocaína, aunque ésta cuesta encontrarla porque la Sedronar le puso un freno a su comercialización". En pocas palabras, la cocaína que se consume en la calle en la actualidad tiene una pureza que no llega al 25 por ciento. Por eso, Pozzi resaltó el secuestro de alita de mosca realizado la semana pasada en Tiro Suizo, ya que esa cocaína tenía una pureza del 82 por ciento.
Con respecto a las once cocinas desbaratadas en Rosario en los últimos años y cuya droga Pozzi analizó, el químico dijo que "producían una cocaína de calidad estándar, con una buena pasta base importada e insumos químicos muy buenos, todos con etiquetas de laboratorios". Y explicó que la ex Drogas Peligrosas de Santa Fe "fue el primera que inició, en 2008, una investigación en el país por el uso de precursores químicos". Esa investigación terminó en noviembre de 2010 con el desbaratamiento de una cocina en la localidad de Tostado donde ciudadanos bolivianos fabricaban droga a gran escala a partir de insumos químicos provistos por un comerciante de la ciudad de Santa Fe que la semana que pasó fue procesado por la Justicia y al que le podrían dar una alta pena de prisión.
Es que el rol del proveedor de químicos cambió radicalmente tras el triple crimen de los empresarios Sebastián Forza, Leopoldo Bina y Damián Ferrón, el 13 de agosto de 2008 en en la localidad bonaerense General Rodríguez. En diciembre de 2009, la Justicia federal de San Martín, interpretó que un proveedor de precursores a escala media o alta puede ser considerado partícipe secundario del negocio de la venta ilegal de estupefacientes.
De fronteras e insumos. La pasta base con la que se cocina cocaína en Rosario ingresa al país por las fronteras con Bolivia, un país en el que, según lo especialistas, los grupos narcos han concentrado la producción. A esa materia prima hay que sumarle los químicos necesarios para realizar el preparado. Pero ¿quién cocina la droga? "Lo puede hacer cualquiera aunque esta gente parece desconocer los peligros que acarrea el manejo de los químicos y no toman los recaudos para hacerlo", dijo Pozzi. Y agregó: "Son artesanos. Todos usan la misma técnica y la calidad depende de la pureza de la mercadería utilizada. Es como una receta de cocina".
"Lo que se puede ver en la actualidad es que los narcos están trayendo pasta base purificada y la transforman en clorhidrato. La esencia de la fabricación sigue siendo la misma, lo que se modificó y se agilizó es el método. Antes nunca íbamos a imaginar que con alcohol se iba a poder hacer clorhidrato. Y sin embargo hay recetas que dicen que con alcohol sale perfecta y se elimina el insumo de la acetona. Lo que se busca siempre es trabajar con insumos que estén menos controlados. Pero hay insumos como el ácido clorhídrico que no se pueden obviar, aunque en Bolivia lo han empezado a reemplazar por ácido clorosulfúrico que los mismos narcos fabrican a partir ácido de baterías y sal de cocina", precisó.
Asimismo, Pozzi contó que "de un kilo de pasta base buena se pueden obtener 978 gramos de cocaína de un 80 por ciento. Pero ese peso se puede multiplicar por cinco con los aditamentos que se le agregan para poner la droga en la calle".
De aquí para allá. Finalmente, el químico santafesino contó que "ya casi no hay cocinas fijas, la mayoría son móviles y eso hace más difícil su detección. Nosotros hallamos tiempo atrás un laboratorio en la localidad de Monje que en realidad era una persona que trasladaba los insumos, su prensa y su pasta en su auto y alquilaba casas en diferentes pueblos. Se quedaba tres o cuatro días, producía y se iba a otro lugar". Claro que en ese tipo de cocinas sólo se produce cocaína y no alita de mosca, especie que "viene ya preparada desde Perú o Colombia".
Respecto a ese laboratorio móvil (detectado en octubre de 2009, oportunidad en que cayeron cinco hombres), Pozzi recordó que "el principal implicado no tenía idea de nada, sólo sabía cómo hacer cocaína, pero desconocía los peligros. Llevaba un bebé de seis meses durmiendo en una canastita sobre un tanque de acetona, al lado llevaba el éter y ácido sulfúrico. En el baúl llevaba las lamparas de secado, las prensas y los moldes y la lactosa para cortarla".