El empresario Leonardo Andrés Peiti, quien está imputado de ser parte de una red de juego ilegal y tener vínculos estrechos con una banda que extorsionaba a comerciantes en nombre de Los Monos, rompió el silencio público ayer en una entrevista con Telenoche Rosario. Entonces explicó por qué, al declarar en la audiencia en la que fue acusado hace una semana, se decidió a ventilar el sistema de coimas que le exigían dos fiscales para brindarle protección e información sobre posibles causas que se abrieran en su contra. Esas declaraciones llevaron a que el fiscal de Flagrancia Gustavo Ponce Asahad fuera imputado por incumplimiento de los deberes de funcionario, transmisión de datos reservados y cohecho pasivo y le dictaran prisión preventiva por 90 días; y que el fiscal regional de Rosario, Patricio Serjal, presentara su renuncia al cargo y fuera destituido por el gobernador de la provincia después de que quienes lo investigan dijeran que era parte de una organización encargada de "diseñar y ejecutar un plan delictivo para exigir y recibir dinero" de parte de Peiti.
"Mi error fue creer que por pagar todos los meses una suma equivalente a 4 mil dólares me iban a cubrir la espalda", sostuvo Peiti flanqueado por sus defensores, Luis y Angelo Rossini, en el estudio que éstos tienen en Cañada de Gómez. Esa era la suma que el empresario le abonaba a Ponce Asahad, según dicen tener acreditado los fiscales de la Agencia de Criminalidad Organizada, desde diciembre de 2018, época en que el fiscal lo contactó para decirle que había una causa contra él en la fiscalía de Melincué y que si avanzaba lo podía perjudicar en sus negocios legales.
Es que Peiti, según dijo anoche, tiene "salas de juego legales en varias provincias, en muchas localidades; en Formosa poseo dos casinos, en Misiones tengo licencia para operar 250 máquinas; gracias a Dios me va muy bien". También reveló que cuenta con "una licencia de juego on line en Paraguay". Y remarcó: "Lo cuento para que vean que no tengo necesidad de andar en el juego ilegal, lo que requiere que uno no tenga causas penales abiertas ni antecedentes".
"Mi objetivo es lograr un poco de justicia, y ante la gravedad de la situación que se generó con la difusión de mi nombre ligado a una banda de juego ilegal y extorsionadores no tuve otra opción que declarar la verdad aunque implicara a dos fiscales, pero eso es parte de la depuración de la Justicia", dijo Peiti en el inicio de la entrevista. "Siempre trabajé, desde chico, y reconozco que mi padre y mi hermano tuvieron algunos problemas por el juego ilegal, pero no es mi caso", aclaró.
Respecto a su relación con Ponce Asahad y Serjal, el empresario manifestó que el primero lo llamó porque se enteró "que habia una investigación en mi contra en Melincué y me dijo que me iba a pasar informacion si le daba una suma de dinero, y ahí empezó una vida con muchos problemas. Pasaron los meses y el hombre de Melincué (el fiscal) cuando yo presenté un hábeas corpus sacó una orden de detención, pero mi abogado pudo aclarar los hechos".
También recordó que en julio del año pasado sufrió un atentado contra el edificio donde vive: "Apareció una gente, fueron pasando los hechos y a mí me convenía esa especie de seguridad y protección judicial, me daban la posibilidad de que no lleguen a mayores los problemas que se presentaban. Pero todo se fue complicando al punto que no tuve otra solución que decir las cosas son así".
Finalmente Peiti reconoció lo que 24 horas antes el ex fiscal regional Patricio Serjal había desmentido en una entrevista televisiva: "Me reuní con Serjal en un hotel en Recoleta (en la Capital Federal). Me dijo Ponce que vaya a verlo. A la mañana me junté un ratito, le comenté de las extorsiones que recibía de una gente que no sabía quienes eran y que yo todos los meses le cumplía a Gustavo (Ponce Asahad). Me dijo manejate con Gustavo y se fue. Tengo la factura del hotel para comprobar eso". Y agregó: "No soy un tipo al que le guste andar haciendo todo este daño. Todo lo que hago es para proteger a mi hija. En la situación en que me encontraba, acorralado, lamentablemente tuve que decir la verdad. No me quedó otra solución que contar la verdad porque sino tenía que estar seis años prófugo o tres en (la cárcel de) Piñero".