"Estoy mal. Me equivoqué. Reconozco lo que hice". Fueron pocas las palabras de Fabián Melgarejo al comienzo del juicio oral por el doble crimen de dos vecinos en febrero de 2018 en el barrio Puente Gallego. Sin entrar en detalles ni responder preguntas, el acusado admitió su responsabilidad en el ataque cometido junto a un hombre al que lo protegía un chaleco antibalas y que nunca fue ubicado. El fiscal Miguel Moreno pidió una condena de 25 años de prisión.
El debate por los asesinatos de Iván Van Der Meulen y Rodrigo Carrizo ante los jueces Isabel Mas Varela, José Luis Suárez y Hebe Marcogliese arrancó ayer retrasado por demoras en el traslado del preso. Su presencia es obligatoria el primer día por su el derecho a declarar, del que hizo uso. Al resto de las audiencias, salvo la lectura del veredicto, las seguirá por videoconferencia.
El fiscal pidió 25 años de prisión como coautor de un doble homicidio y la defensora pública Alejandra Paolini discutirá el monto de la pena.
El doble crimen fue el 20 de febrero de 2018 en Punta del Indio y Viña del Mar. Van der Meulen, de 26 años y padre de dos hijos, manejaba un viejo Peugeot 504 gris junto a su vecino de 22 años sin antecedentes penales y un hijo, a quien dos semanas antes habían suspendido en su trabajo en una fábrica de electrodomésticos.
Al pasar frente a la casa de Melgarejo en Punta del Indio 7940, éste le gritó al conductor "devolveme la gorrita". El auto frenó a unos 50 metros y hasta allí se acercaron Melgarejo y un hombre con chaleco antibalas, ambos armados. De inmediato comenzaron a dispararles a la vista del vecindario.
Van der Meulen recibió cinco disparos, uno en la cabeza, y cayó cuando uno de los matadores le abrió la puerta. Entre las ropas del hombre, que se ganaba la vida haciendo changas esporádicas de mecánica, la policía halló 42 envoltorios con cocaína. Ya herido, Carrizo alcanzó a salir del auto e intentó correr, pero le siguieron tirando hasta que cayó. Murió antes de llegar al Hospital Roque Sáenz Peña.
Esa misma noche los vecinos prendieron fuego a la casa de Melgarejo, que su familia había abandonado horas antes. El acusado se entregó el días después y dijo que había disparado en legítima defensa, tras recibir amenazas y una balacera al frente de su casa por parte de Van Der Meulen. Dijo que le había prestado 50 mil pesos que éste se negaba a devolverle. En su sintética declaración de ayer no entró en esos detalles. Sólo pidió que le apliquen la mínima pena posible.
Si bien el hallazgo de cocaína en poder de Van Der Meulen podía hacer presumir una disputa por drogas, Moreno dijo que los motivos no están claros como la mecánica: los testigos dijeron que el reclamo por la gorrita fue sólo una excusa para hacer detener el auto y disparar.
En la primera jornada declararon las viudas de las víctimas, tres testigos y personal policial. Los testigos dijeron ignorar los motivos del ataque. Es más, destacaron que todos eran amigos que se conocían del barrio desde muy chicos. Del el otro asesino el fiscal dijo que nunca fue identificado y que habría bajado de un auto oscuro que quedó a la vuelta de la casa de Melgarejo.
Otro aspecto que fue aclarado es que Carrizo iba dentro del auto. La esposa había dicho que él se había acercado al Peugeot a charlar con Van Der Meulen porque no quería que se presumiera que su esposo era parte de un ajuste de cuentas y, con esa hipótesis, el crimen no se investigara. Otros dos testigos también se rectificaron en ese sentido.
Las viudas de las víctimas rechazaron un procedimiento abreviado porque querían que el caso se discutiera en juicio. Ambas contaron que al inicio de la pandemia recibieron un ofrecimiento de dinero de Melgarejo si consentían un arresto domiciliario del imputado, a lo que ambas se negaron.