El viernes a las 21.30, cuando el calor apretaba, un estampido sacudió a los habitantes de barrio Ibarra en Villa Gobernador Gálvez. Al asomarse los vecinos vieron a un muchacho inmóvil sobre el pavimento. Era Juan Marcelo Contreras, tenía 30 años y era conocido por todos como Juancho. Vivía a ocho cuadras del lugar donde lo mataron. Recibió un escopetazo sobre el costado derecho del tórax donde le ingresaron siete perdigones. "El pibe que le disparó salió corriendo por Juan B. Justo y se metió en un pasillo", contó una mujer. El arma usada fue una tumbera o una escopeta recortada.
"Escuché un estruendo y cuando salí vi que estaba un muchacho tirado sobre la calle. ¿Qué pasó y quién le disparó? No sé, lo que puedo decir es que en los últimos dos años este barrio empeoró mucho, se ven caras que no son de acá", comentó uno de los vecinos de las inmediaciones de Juan B. Justo y Entre Ríos.
Con el de Juancho Contreras los homicidios en enero en Villa Gobernador Gálvez fueron cuatro. "El pibe que mataron estaba sentado con otros muchachos fumando y tomando. Aparentemente pasó otro, con el que había una bronca y tuvieron una discusión breve. El otro, que tenía una tumbera, le disparó y salió a correr", confió uno de los vecinos. "Esta zona está cada vez más complicada", indicó .
El punto de inicio sobre el que trabajan los investigadores, conducidos por el juez de Instrucción Luis María Caterina, es un duro cruce que Juancho hace dos meses había tenido con un muchacho de barrio Ibarra, a raíz de una ofensa del pibe hacia la compañera de Contreras. Juancho saldó la afrenta con un correctivo a puñetazos. De ahí quedó un rencor que el viernes a la noche terminó en la muerte. "Nadie te va a decir quién fue el que lo mató, pero los parientes de Juancho saben perfectamente quién fue", murmuró otro residente de la zona.
Cuatro muertes. Villa Gobernador Gálvez no escapa al incremento de homicidios que padece Rosario. Muy atrás quedaron los 16 crímenes sucedidos en 2012 y que treparon a 34 en el año que pasó. Así a cada nuevo asesinato aparece en la memoria otro de la historia reciente. A una cuadra de donde el viernes asesinaron a Contreras, en Juan Domingo Perón y Fournier, hace dos años mataron a Marcelo Farías, un vendedor ambulante de ropa de 41 años para robarle la moto Yamaha Crypton. Ese crimen está impune. Contreras vivía en Orán al 1700, en el barrio Alto Verde a una cuadra de donde el 17 de noviembre pasado mataron, a Adrián Ghineo, de 25 años, quien estaba en una fiesta de comunión.
Los vecinos afirmaban ayer que Juancho Contreras conocía la calle y sabía hacerse respetar. Varios de esos incidentes —amenazas y lesiones— quedaron registrados en la media docena de antecedentes que tenía su prontuario. Sus vecinos de Alto Verde recordaban que hace unos años tuvo una reyerta con otro hombre. De ese entrevero le quedó una herida en la pierna que lo dejó algunas semanas en silla de ruedas. Una cicatriz importante era recuerdo de aquella vez.
Otra de las versiones es que Juancho fue conducido hacia una trampa en la que lo esperaba su asesino. Algo puesto en dudas por los vecinos que viven alrededor de la escena del crimen, a metros de la vecinal 11 de Junio. "El muchacho que mataron estaba con otros fumando en la vereda, como todas las noches. Y pasó el otro, se insultaron, como pasa habitualmente. La diferencia es que este tenía una tumbera y le disparó", relató una doña. Juancho Contreras tenía dos hijos.
