Una familia fue víctima de un robo a las 15.30 del martes en su casa de barrio Arroyito. Lo temprano del horario no impidió que cinco hombres encapuchados entraran a la vivienda por la puerta principal sin forzarla, y luego de amenazar de muerte al jefe de familia, a dos mujeres mayores y a dos niñas, lograron alzarse con 30 mil pesos, varios electrodomésticos y joyas que no fueron valuadas.
La tarde del martes Diego Federico L., de 42 años, se encontraba en su casa de Silva al 1100, en el barrio de Arroyito. Junto a él estaban su madre, Alicia Amalia B., de 70 años; su hermana, María Verónica L., de 39, y las niñas: Agostina, su sobrina de 12 años de edad y Gina, la hijita de 2 años de Diego. Todos fueron sorprendidos por los asaltantes que ingresaron con bufandas y pasamontañas que les cubrían los rostros, esgrimiendo armas de fuego y a los gritos. De esa manera lograron aterrorizar a la familia, que apenas reaccionó a la inverosímil situación dada la hora.
Según se pudo reconstruir, la familia fue asaltada por cinco personas aparentemente jóvenes y la maniobra que utilizaron para lograr el robo y tener la situación bajo su control fue trasladar a las mujeres a la cocina, lugar en que quedaron en compañía de uno de los ladrones que les apuntaba con un arma. En tanto, los otros cuatro delincuentes permanecieron con el jefe de familia y recorrieron distintos ámbitos de la casa en busca de cosas de valor.
Así, entre gritos y maltratos, los ladrones recorrieron la casa junto a Diego L., quien les indicó dónde tenía guardados unos 30 mil pesos que los delincuentes embolsaron. En su desfile por el lugar, los maleantes desordenaron y rompieron distintos objetos a la vez que detectaban elementos que serían parte del botín.
En el tiempo en que se dio el robo, no más de media hora, las mujeres de la casa permanecieron encerradas y cuando los cinco ladrones decidieron que era tiempo de abandonar la casa dejaron a toda la familia maniatada en el mismo lugar. Un rato después, según consta en el parte policial, las víctimas pudieron desatarse y llamaron al sistema 911. Tras recorrer la vivienda notaron el faltante del dinero, algunos electrodomésticos y de algunas joyas familiares. Ningún miembro de la familia supo determinar en que momento los ladrones dejaron la casa ni en que vehículo se escaparon con el botín.