Héctor Río
El juez Pablo Pinto dictó la prisión preventiva por el plazo de ley.
"Fue la primera intimidación contra un magistrado del Poder Judicial. Pero no la única. Ese mediodía se traspasó una barrera". Así calificó el fiscal Fernando Dalmau la advertencia telefónica que el ex juez de Sentencia Edgardo Fertitta recibió desde el penal de Rawson en agosto de 2016: "Decile al juez que se meta el traslado ya sabe dónde y que lo voy a matar".
Que lo dijo Ariel "Guille" Cantero no fue puesto en duda en el juicio oral que cerró ayer su etapa probatoria, de cara a la sentencia que se leerá mañana. Lo que plantearon las partes son dos interpretaciones diferentes sobre la gravedad de esos dichos. Para la defensa, fue un exabrupto producto del enojo. Para la acusación, una coacción hasta entonces inédita que inauguró una saga no cerrada de ataques a agentes y edificios judiciales.
Dalmau reiteró el pedido de siete años y medio de prisión para Cantero como autor de aquella coacción de la cual "persisten sus coletazos". En su alegato de clausura recordó que el jueves pasado, un día antes de que se iniciara el juicio, "se efectuaron detonaciones en la cuadra del Centro de Justicia Penal (CJP), provocándole lesiones a una mujer que se encontraba a 300 metros".
Es el quinto juicio contra el condenado a 22 años como jefe de Los Monos y a 15 años por dirigir un clan narco en la causa conocida como Los Patrones. Cantero siguió el debate por videoconferencia desde la cárcel federal de Marcos Paz. El juez Pablo Pinto dará a conocer su veredicto mañana en horario a fijar.
Cuatro años atrás
Hace cuatro años "Guille" estaba alojado en la prisión federal de Rawson, en la provincia de Chubut. Estaba detenido desde mayo de 2013 y por entonces reclamaba mediante sus abogados ser trasladado a un penal más cercano a su domicilio. El 19 de agosto de 2016 llamó dos veces a la oficina del juez que le negaba esa petición. Lo atendió una pasante. La segunda vez lanzó el mensaje que estuvo bajo la lupa en el debate concluido ayer.
No había controversia entre las partes sobre que fue Cantero quien produjo esos llamados porque quedaron registrados como provenientes de la cárcel de Rawson y además fue filmado por cámaras internas del penal en el momento en que los producía. Si bien no existía acuerdo sobre el contenido del mensaje, la practicante que recibió la llamada lo reiteró al declarar en el juicio con la misma literalidad con que fue plasmado cuando Fertitta realizó la denuncia.
Lo que se discutió en la última audiencia fue el alcance pretendido de ese mensaje. Dalmau mantuvo su pedido de siete años y medio de prisión para Cantero como autor de una coacción agravada por ser dirigida a un funcionario público o para obtener una concesión de una autoridad o poder público. Además pidió la declaración de reincidencia del acusado por tener cumplida una pena a 2 años de prisión por tenencia de arma de guerra (las otras condenas no están firmes).
Intimidante
El fiscal consideró que el contenido del mensaje era intimidante y que incluso impactó tan fuerte en la subjetividad de la víctima que el ex juez presentó en el momento una denuncia penal, inició un tratamiento psiquiátrico y se le asignó una custodia personal que recién fue retirada este año por decisión del gobierno provincial.
Dalmau planteó en su alegato que no se trató de una simple amenaza sino que con esos dichos se buscaba condicionar al juez para que aceptara la petición de traslado hasta entonces rechazada. Interpretó que, de otro modo, no tenía sentido el llamado desde Rawson.
Tratándose de un delito poco frecuente, citó jurisprudencia e indicó que si hay pocas causas como ésta es porque "la delincuencia nunca se animaba a tanto" como llamar al despacho de un juez para coaccionarlo. "A partir de esta barrera que se traspasó, se rompió un límite y comenzó una serie de atentados", dijo el fiscal, en alusión a las balaceras contra edificios y funcionarios del Poder Judicial de los últimos años que en parte fueron atribuidas a Los Monos.
Un exabrupto
En cambio el defensor Fausto Yrure pidió la absolución de Cantero al considerar que no existió delito, es decir, que el mensaje no fue intimidante: "Fertita no estuvo constreñido a hacer algo contra su voluntad, el traslado ya estaba rechazado hacía tres días. Fue algo propio de un momento de ira y ofuscación".
En un planteo subsidiario el defensor solicitó que el hecho se encuadre como una amenaza simple —dicha sin la intención de obtener algo a cambio— y que se lo condene a 1 año de prisión. Pero también indicó que ese delito estaría prescripto. Por último , Yrure requirió que no se haga lugar a la declaración de reincidencia porque la única condena firme que pesa sobre Cantero la cumplió en prisión preventiva y sin tratamiento penitenciario.
Por Matías Loja