“Por qué mataron a Beroiz”. Habían pasado cinco días del crimen del sindicalista
camionero Abel Beroiz cuando un mail anónimo con ese título comenzó a orientar la investigación del
caso. En esas primeras horas, mientras la pesquisa se sumía en la incertidumbre, el mensaje
contenía detalles sobre posibles autores intelectuales del asesinato y motivaciones ancladas en
internas gremiales. Detalles que, mucho tiempo después, terminarían respaldados por otras pruebas.
Al cumplirse dos años de ese ataque sin precedentes en la provincia, La Capital divulga
tramos de los correos electrónicos que marcaron el rumbo de la causa, que hoy tiene diez
imputados.
En los primeros días de diciembre de 2007, cuando el líder de los camioneros Hugo Moyano decía
creer que su tesorero había sido víctima de la inseguridad, tres mails que llegaron a la redacción
de La Capital describían un trasfondo muy distinto que se murmuraba en el sindicato local de
Pasco 1043. Los mensajes fueron aportados a la causa judicial y su contenido se preservó entonces
para no comprometer la investigación.
La lista verde. El 27 de noviembre de aquel año Beroiz había sido atacado a balazos y
puñaladas en una cochera del centro de Rosario, con la mecánica evidente de un crimen por
encargo.
En esos días el gremio provincial que dirigió estaba en ebullición. Los mails, enviados siempre
desde la misma casilla, señalaban que los ideólogos del crimen debían buscarse en un grupo opositor
que se había congregado en la llamada lista verde: “La lista verde estuvo reuniéndose mucho
tiempo en zona sur hasta que le llevaron el dato a Beroiz y éste lo apretó a (Raúl) Luna. En la
semana que muere Beroiz, entre otras cosas venía a destituir a Luna, dado que éste llevaba una
avanzada campaña con opositores”.
Luna es el ex número dos del sindicato provincial, quien ocupó el lugar de Beroiz tras su muerte
y se retiró de la actividad gremial cuando quedó sospechado en la causa. Hace tres meses fue
indagado como presunto ideólogo del asesinato de su jefe. Está en libertad, a la espera de que se
resuelva su situación.
Pero mucho tiempo antes de que la pesquisa alcanzara a Luna, los mails ya circunscribían la
motivación del ataque a disputas al interior del sindicato provincial. Eso es algo que en la causa
se consideró acreditado. Si bien circulan rumores que conectan el crimen con eslabones más altos de
la estructura gremial, nada en el expediente los prueba.
Dos años atrás, cuando a los pocos días del ataque circuló en la prensa la existencia de una
lista opositora, el dato “causó revuelo en la comisión directiva. Estuvieron por horas
discutiendo en el primer piso del sindicato. Luna Raúl estuvo muy amargado”, señala el
segundo mail.
“El aporte de esos mails a la causa fue invalorable. Muchos de los extremos que se relatan
ahí se fueron confirmando por otras vías. Pero en esos primeros días, cuando todas las hipótesis
eran válidas, sirvieron para orientar el caso”, confió un investigador judicial sobre el
valor de ese aporte anónimo.
Desde que mataron a Beroiz pasaron cuatro meses hasta que fue detenido el autor material, Oscar
Raúl Flores, y de la mano de su confesión comenzó a consolidarse la investigación. Al resolver la
causa al año siguiente, el juez de Instrucción Osvaldo Barbero, consideró que los gremialistas Juan
Carlos Dell’Arciprete y Alejandro Lázaro —procesados como organizadores del
ataque— buscaban reposicionar a Luna como conductor. Y preservar negocios con juicios
laborales que Beroiz comenzaba a restringir.
El amparo al sicario. Pero en los mails redactados bajo la conmoción de los primeros días
ya figuran nombres de personas que, mucho tiempo después, terminarían imputadas: “Una de las
personas que se incorpora al sindicato después de la muerte de Beroiz es Dell’Arciprete Juan
Carlos, quien beneficiado por la desaparición del secretario general toma el cargo de vocal
titular. Dell’Arciprete alertó a uno de los autores materiales a que se fugara. Lo que no
puedo averiguar es dónde y cuándo lo hizo”, señalaba el colaborador anónimo el 9 de
diciembre.
El dato de la protección a Flores que anunciaba aquel mail comenzaría a cobrar forma recién tres
meses después, en marzo de 2008. Entonces se detectó que, un día después del homicidio, el
gremialista Dell’Arciprete llamó por teléfono al primo de la ex concubina de Flores. En base
a esa prueba, el 29 de marzo de ese año el sindicalista quedaba detenido como uno de los ideólogos
que contactaron al autor material.
Los mensajes también nombraban a otra persona que terminaría involucrada en agosto pasado:
“Luna tiene un sujeto en un Palio, de apellido López, que siempre lo ha cuidado fuertemente
armado”. Se trata del chofer Mario Ismael López, quien fue detenido el mismo día que Luna e
implicado en la planificación del homicidio.
“En el sindicato hay una fuerte disputa. Si no cae esta gente porque los atrapan, se van a
disputar el poder”, advertían los mails. En ese círculo opositor, según los mensajes, se
dijeron frases como ésta: “Hay que desestabilizar todo. Hay que terminar con uno nomás. Luego
el sindicato es nuestro”. A dos años del ataque, el contenido de esos mensajes tiene aval en
el expediente, que está a las puertas del juicio contra ocho de los diez acusados.