Delincuentes millennials. Pibes de entre 20 y 30 años que alimentan la usina de audiencias imputativas del sistema procesal penal de la provincia. Muchachos fácilmente intercambiables fagocitados por un sistema de violencia donde rápidamente pasan de moda. Pibes para los que no hay mañana. “Es como en el fútbol. Sale uno y entra otro de las inferiores. Soldaditos fácilmente intercambiables. Pibes que saben que terminan presos o muertos, pero no les interesa porque se quieren sentir importantes. Soy sicario, narco y quiero que todo el mundo lo sepa, por eso me exhibo”, explicó este martes el fiscal Pablo Socca, uno de los integrantes de la Unidad de Balaceras junto a sus pares Federico Rébola y Valeria Haurigot , quienes desde septiembre del año pasado buscan desarticular bandas que riegan con sangre y plomo las calles de Rosario.
El lunes, en dos audiencias separadas, estos fiscales imputaron a 17 personas que de bandas polirrubro dedicadas a servicios de aprietes, balaceras, robos de autos, usurpaciones y venta de drogas. “Son delincuentes millennials. Les gusta hacer alarde de lo que tienen. Por eso se graban o se filman. En sus celulares se puede ver todo lo que hacen y lo que producen y lo exponen en sus redes sociales”, explicó Socca.
Una de esas bandas polirrubro es la comandada por “Chucky Monedita”, quien en realidad se llama Alejandro Isaías Núñez, tiene 25 años y está acusado entre otros hechos del fallido intento de asesinato de Carlos Argüelles, un ex levantador de autos de Esteban Lindor Alvarado y dueño de un taller mecánico que ahora es un testigo protegido en la causa de su antiguo jefe, junto al cual está imputado pero con una morigeración de prisión por la que está en libertad.
La otra es la banda de Alexis Gonzalo "Curli" R., que por encargo de quien la contrataba proveía servicios de aprietes, extorsiones, usurpaciones, venta de drogas, robos de autos y balaceras en Rosario y Villa Gobernador Gálvez. Entre sus últimas actuaciones se cuentan los ataques a balazos contra una vecina de la vecina localidad a la que le balearon el frente de la casa para que la abandone y también los tiros disparados contra tres comercios de Cafferata y Tucumán que la semana pasada motivaron un fuerte reclamo de los vecinos de barrio Agote: “No naturalizamos las balaceras”, pusieron los integrantes de la vecinal Doctor Laureano Maradona. Junto a Curli, quien le daba órdenes a su hermano Agustín, fueron imputados Matías "Flequillito" C., Axel Alejandro "Gordo tanga" S., Lucas "Gordo Lucas" L. y Emiliano "Gordo Emi" L. Los 17 imputados quedaron bajo prisión preventiva por el plazo de ley, es decir al menos dos años.
El fiscal Socca habló este martes con la inmensa mayoría de los medios de prensa de Rosario y dejó una serie de definiciones que sirven para entender como están compuestas estas organizaciones que actúan como una bolsa de trabajo que se vende al mejor postor. “Lo que quedó en evidencia fue una banda multipropósito o polirrubro que realiza ataques homicidas por encargo contra testigos protegidos de bandas amigas, balaceras contra organizaciones rivales, venden estupefacientes, usurpan casas para poner búnker o aguantaderos, portan y tienen armas de guerras entre otras cosas”, explicó el fiscal de la Unidad de Balaceras.
Los millennials del delito viven al día. “La mayoría de los detenidos e imputados por delitos con armas de fuego tienen entre 20 y 30 años”, comentó Socca. Para estos hombres, que se emplean como sicarios los menos, o tiratiros los más, no hay mañana. Son engranajes reemplazables en el circuito de balaceras, con muertos y heridos.
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Desde septiembre pasado la fiscal regional interina María Eugenia Iribarren dispuso un cambio de hábito en la unidad que investiga los delitos con armas de fuego. Entonces se dejó de trabajar solo sobre la tenencia y portación de armas a la búsqueda del por qué de cada ataque y quiénes las ordenan. Que a partir del tirador se pueda escalar en la línea hasta llegar a aquellos que las deciden. La mayoría de las investigaciones que llegaron a buen puerto marcaron que el origen de esas órdenes estaban en las cárceles, provinciales y federales.
“A los que trabajamos en ésto no nos sorprende que los presos en las cárceles tengan celulares, aunque es desmotivante porque los jefes de las organizaciones continúan dando órdenes a sus segundas y terceras líneas que siguen administrando la calle. Siguen delinquiendo. No le temen a la ley. No hay solución en el encarcelamiento tal cual está planteado en este momento. Los jefes de las bandas que van a la cárcel adquieren importancia y delinquen más que antes”, explicó Socca.
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Pasacalle colocado por vecinalistas en Cafferata y Tucumán.
Foto: Sebastián Suárez Meccia.
¿Quiénes están sobre las cabezas de los delincuentes millennials? ¿Qué hay sobre la frase «los jefes de las bandas que van a la cárcel adquieren importancia y delinquen más que antes»?”. Luego de una primera aproximación con fiscales e investigadores policiales la respuesta común fue: “Aquellos que eran los más buscados están todos presos”. Alguno agregó: “Todos los días surge un «más buscado», pero no tienen el peso específico de los grandes nombres que se escucharon durante la última década. Están presos o muertos”, explicó un experimentado pesquisa. La pregunta abrió un recuento, subjetivo y caprichoso, de los integrantes de la mitología delictiva rosarina presos en cárceles provinciales y federales. La mayoría de los nombres evocados en este informe están alojados en las cárceles de Piñero y Coronda.
Tomando como referencia las bandas más temidas, con líderes que mantienen voz de mando según investigaciones en curso, la primera que surge es la de Los Monos. De esta organización están presos tras ser condenados por primera vez en 2018 Ramón Ezequiel “Monchi Cantero” Machuca, Ariel “Guille” Cantero, Emanuel “Ema” Chamorro y Leandro Vilches entre otros. A ellos hay que sumarle dos hombres que si bien llevan el apellido Cantero, no formarían parte de la marca Los Monos: Ariel Maximiliano "Chanchón" Cantero y Alexis Claudio "Tartita" Schneider. Entre los archirrivales del Clan Cantero están, los también presos, Luis Orlando “Pollo” Bassi; Milton Damario y Facundo Nicolás "Macaco" Muñoz.
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Gaboto al 5500 el lugar donde fue atacado el mecánico Carlos Arguelles en enero pasado.
Esteban Alvarado cayó preso el 2 de febrero de 2019 en un camping de Embalse Río Tercero, en la provincia de Córdoba, y a partir de ese momento fueron detenidas varias personas apuntadas como parte de una banda mixta cuya conducción los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra le endilgaron a Alvarado. La causa lleva ya 10 condenados en juicio abreviados y la banda también tuvo bajas por asesinatos: en marzo de 2020 fue acribillado Rodrigo Carlos Sánchez, quien se desempeñaba en CMB Servicios Industriales SRL, una de las empresas montadas por Alvarado para dar cobertura financiera a sus operaciones ilícitas. Y en abril pasado Nicolás “Fino” Ocampo, apuntado como uno de los integrantes de la banda y que desde hace un tiempo contaba con prisión domiciliaria.
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Un escalón más abajo, por grado de temeridad, están las bandas de los detenidos René “Brujo” Ungaro (condenado por el asesinato de Roberto “Pimpi” Caminos); la de los hermanos Alan y Lautaro “Lamparita” Funes; la comandada por Alexis Caminos, hijos del “Pimpi”. Estos últimos protagonistas de una de las más sangrientas batallas callejeras que se saldó con una treintena de homicidios en poco más de dos años en el sureste rosarino.
Otro de los protagonistas de esa saga fue Ariel “Tuby” Segovia, socio ocasional de Alexis, brutalmente apuñalado y estrangulado en una celda de la cárcel de Coronda el 24 de abril de 2019. De esa seguidilla de asesinatos también participaron el ex jefe de la barra brava de Newell's, Emiliano "Jija" Avejera y Enrique Adrián “Cable” Solís, condenados a prisión perpetua hace un mes.
Otros temidos en las calles rosarinas, y también detenidos, son Julio Andrés "El peruano" Rodríguez Granthon, Hernán Ramón “Lichy” Romero, Gustavo “Toro” Martinotti, Brandon Bay, líder de “Los Gorditos”, Nelson Alexis “Pandu” Aguirre y Daniel “Dany” Noguera, de Villa Gobernador Gálvez. Finalmente hay que sumarles los nombres de Tania Rostro, Olga “La Tata” Medina, el “Gordo Brian” González, Sixto “Chaqueño” Pérez y Ramón Alberto “Willy” Velázquez entre los más mentados del malandraje local.