Juan Rinaldi era un viejo vecino del barrio Yrigoyen, a escasos 40 metros del Apeadero Rosario Sur. Sus hijas y los vecinos coinciden en que la vida del hombre cambió en febrero de 2016 cuando enviudó. A partir de ese momento se quedó sólo en su casa de Caupolicán al 900 y comenzó a ser frecuentado por diferentes mujeres que, según el testimonio de sus dos hijas, le fueron sacando "lo poco que tenía". "Los vecinos le decíamos que no metiera gente en la casa porque la podía pasar mal, pero no hacía caso", indicó una doña de la cuadra. A Rinaldi lo encontró muerto ayer a la mañana una de sus hijas. Estaba tirado en una de las habitaciones, con su cuerpo boca arriba, vestido y con una almohada en la cabeza. Quien lo mató arrastró su cuerpo desde la cocina hacia el dormitorio. Y lavó la escena del crimen. "Tendremos que esperar el resultado de la autopsia para determinar la causa de la muerte", explicó el fiscal Adrián Spelta.
Sus vecinos lo conocían como "don Juan" o "Rinaldi" a secas. Era uno de los vecinos más viejos del barrio. Vivía en una antigua casa prefabricada de cemento que se fue ampliando con el correr de los años. Una casa cercada por un tapial bajo desbordado por plantas y árboles. Rinaldi vivía justo en el cruce de Caupolicán y J.E.Blanco, a 40 metros de la estación ferroviaria Rosario Sur y a unos 100 metros de la subcomisaría 20ª, ya del lado de las vías en el barrio Yrigoyen. Don Juan vivía solo tras enviudar y luego de que sus hijas emigraran del hogar paterno para realizar sus propias vidas. Era jubilado metalúrgico y cobraba una pensión tras el fallecimiento de su esposa.
El lunes pasado la menor de las hijas de Juan, de 31 años, lo visitó en su casa. "Lo fui a ver. Fuimos al banco a cobrar y me contó que quería hacer una denuncia porque una de las mujeres con la que había estado lo había estafado porque le hizo sacar un préstamo que nunca pagó. Esta es una mujer de unos 70 años. Quedamos que el martes íbamos a ir a Fiscalía para hacer la denuncia, pero como llovió no lo hicimos. Esa fue la última vez que lo vi", dijo la muchacha.
Algunos vecinos relataron que a Rinaldi lo vieron durante el día martes. Al menos una residente del barrio dijo que esa noche vio llegar a "una mujer joven" a la casa de don Juan. Que no le llamó la atención porque "era habitué" de la vivienda. Y que alrededor de las 23 la vio salir con una caja de cartón en sus brazos dejando abierta la puerta del garaje, una señal que llamó la atención a los vecinos para alertar la ausencia del hombre. Al menos dos mujeres que mantuvieron relación informal con don Juan tenían juegos de llaves de la casa, según indicaron las hijas del hombre.
Así fue que el viernes a primera hora una vecina llamó a las hijas y le advirtió que no veía a Juan desde el martes. Y que la puerta del garaje estaba abierta. La hija de Juan fue a la casa ya que el hombre no tenía teléfono y comprobó que las aberturas no habían sido forzadas. En una de las habitaciones encontró el cuerpo de su padre boca arriba y sobre el piso. El olor delataba que Rinaldi había muerto, como mínimo, un par de días atrás. La mujer llamó a la policía y se comunicó con su hermana. Cuando los peritos de la Policía de Investigaciones (PDI) llegaron al lugar supervisados por el fiscal Spelta, encontraron un desorden generalizado y notaron que el cuerpo de la víctima había sido arrastrado de lugar.
Desorden y sangre
El fiscal indicó que se utilizó Luminol, un químico que se emplea en la ciencia forense para detectar manchas de sangre que se hayan limpiado en la escena de un crimen. Así lograron determinar que el cuerpo de Rinaldi había sido desplazado y que habían limpiado el lugar. "El cuerpo de mi papá estaba en medio de un charco de sangre con la cara tapada con una almohada", explicó una de sus hijas. "No pudimos aún corroborar faltantes. Como está revuelto el lugar y el estado de las pertenencias, creemos que faltan elementos. El forense que revisó el cuerpo estimó que murió el martes a la noche", comentó el fiscal.
Siempre resaltando lo preliminar de la investigación, Spelta confió que el autor del asesinato es una persona "del círculo íntimo o que frecuentaba a la víctima ya que ninguna de las aberturas había sido violentada". Y ordenó que se relevaran filmaciones de cámaras de videovigilancia públicas y privadas de las inmediaciones de la casa de la víctima.
El día que retuvo a una ladrona
La tarde del 27 de junio un episodio en la vida de don Rinaldi sirvió como botón de muestra de su trágico final. A la hora de la siesta el hombre llamó al 911 y pidió una patrulla. Don Juan les contó a los policías que tenía encerrada en el baño a una mujer de 48 años con la que mantenía una relación informal. Pero que ella lo había golpeado para robarle unos 4.700 pesos. Rinaldi hizo la denuncia y la mujer fue detenida. "Lamentablemente mi papá tenía relación con mujeres que conocía en la calle y que le robaban. Nosotras lo retábamos, le decíamos que no lo hiciera. Pero no nos hacía caso", recordó una hija demolida por el final de la historia.