Un empleado de una empresa multinacional fue blanco de un brutal asalto cuando entraba a un banco a hacer un depósito en la esquina de Pellegrini y Corrientes. Un delincuente que aparentemente lo venía siguiendo le exigió que le diera el maletín que llevaba. Como el hombre amagó instintivamente a resistirse el asaltante, a menos de un metro de distancia, le disparó un balazo a la pierna derecha con una pistola de calibre nueve milímetros. Enseguida le arrebató el bolso en el que llevaba 40 mil pesos y cruzó la calle donde lo esperaba un cómplice en una moto Honda Tornado negra.
La acción se desplegó en un minuto ante decenas de peatones que, desconcertados y estremecidos, contemplaron la forma en que el ladrón le pegaba un tiro al cliente bancario y le arrebataba su dinero. Como algunos de los testigos lanzaron gritos espontáneos ante el temerario ataque, el protagonista del robo, con el bolso en la mano, les apuntó a los que miraban aterrados. Fue sólo un gesto. De un salto trepó a la moto que se perdió en un segundo por Corrientes.
El ataque. A las 13.25 Luis Mariano Moreno, de 52 años, que trabaja en la empresa Johnson & Johnson Medical, bajó de un Renault Kangoo blanco en el que quedó esperandolo una persona para entrar a la sucursal del Citibank. En ese momento Emanuel, barrendero de la empresa Cliba, advirtió que dos hombres llegaban caminando con una moto Honda Tornado negra. Cuando el empleado estaba ya en la vereda del banco, contó el barrendero, el que sostenía la moto le dijo a su cómplice: “Dale, cruzá”. Así fue que el delincuente armado encaró al depositante, le exigió el maletín y ante su resistencia institintiva le disparó.
El balazo le atravesó la pierna por arriba de la rodilla y dio en el blindex de la puerta del banco donde dejó una marca notoria. La cápsula servida que quedó en el lugar evidenció que el arma utilizada fue una pistola calibre 9 milímetros.
“Fue adelante de un montón de gente. Actuaron sin miedo, con una frialdad increíble”, agregó Emanuel, que al ver que la herida sangraba en forma abundante le hizo un torniquete con un cinturón en la pierna para parar la hemorragia. Enseguida una ambulancia del Sies trasladó al herido al Sanatorio Británico donde se constató que tenía fractura de fémur.
“Oí un tiro en la calle, giré la cabeza y vi a un hombre con la cara descubierta subiéndose a una moto y cruzándose al hombro la tira de un maletín cuadrado como una bandolera. El que manejaba la moto tenía el casco puesto. Salieron como patinando, les costó dominar la moto, pero se perdieron a toda velocidad”, dijo Fabiana, una contadora que acababa de despachar cartas en una sucursal del Correo Argentino. “Fue un instante, fue impresionante, el hombre caído sangrando, el ladrón con el arma en la mano, la cuadra llena de gente. Si uno queda aturdido de solo verlo es impensable ponerse en el lugar del que sufre eso”, exclamó.
Registrados. Las cámaras de seguridad del banco tomaron con nitidez la escena y los investigadores aguardaban el registro de las imágenes. “Las escenas son claras y el delincuente que disparó actuó a cara descubierta por lo que se lo puede apreciar”, dijo Néstor Fernández, jefe de la comisaría 2ª. La policía no le tomó declaración hasta anoche.
Este caso reitera rasgos de otros de este mismo año: hechos ocurridos en zonas cercanas al centro, donde las víctimas reciben disparos en las piernas de parte de delincuentes, que se desplazan en moto y que utilizan armas poderosas como pistolas calibre 9 milímetros (ver aparte). De todos los hechos uno sólo fue parcialmente aclarado. La razón fue que un participante del robo murió de un balazo y a partir de la identificación del cuerpo se llegó a saber quiénes lo hicieron. En los casos que los delincuentes huyeron no hubo novedad de ellos. l