La regularización urbana es necesaria para trabajar contra la violencia barrial
La superpoblación en áreas reducidas, con sus consecuentes problemas de servicios, es un rasgo de la conflictividad en las zonas donde se interviene.
18 de marzo 2019 · 00:00hs
La intervención urbana que se hace Bella Vista Oeste implicó al iniciarse, el 15 de octubre pasado, el relevamiento ambiental de 600 viviendas con 798 núcleos de familia, un total de 2.334 personas. La acción dispuso un despliegue inicial de 250 efectivos policiales con 49 órdenes de allanamiento decididos por una compulsa de más de cien legajos de denuncias de delitos en la zona. A partir de la llegada se tomaron entrevistas en la zona delimitada por Pellegrini, Valparaíso, La Paz y Felipe Moré.
El propósito declarado por MPA y gobierno era el intento de reducir la violencia barrial con la participación de la Defensoría del Pueblo, Plan Abre y dependencias del Ejecutivo como Seguridad Comunitaria y Desarrollo Social. Un rasgo de la conflictividad en la zona de la intervención está dado por la superpoblación en áreas reducidas con sus consecuentes problemas de servicios. Ignacio Gómez, director del Centro Municipal de Distrito Oeste, sostuvo que si el índice promedio de viviendas por manzana en Rosario está entre 60 y 65, en algunas manzanas de Bella Vista Oeste el guarismo llega a 180 por manzana: una notoria saturación habitacional.
Desde octubre hubo tres etapas en la intervención, indicó Gómez. La primera fue un relevamiento con un censo, se gestionó DNI a vecinos, tarjeta de ciudadanía, la incorporación al plan Vuelvo a Estudiar. También se inició un proceso de escrituración de terrenos o casas y se instaló una oficina en el Distrito como centro territorial de denuncias.
El segundo paso fue una mejora urbana con pavimento definitivo en calle Lima, la construcción de veredas y el entorno del club Lavalle. También la apertura de calles en los sectores más poblados, la recuperación de la línea de frente de las manzanas saturadas con construcciones irregulares, la conexión de cloacas y agua potable. El tercer paso fue, a partir de los relevamientos, la inclusión de 35 jóvenes en el plan Nueva Oportunidad, la implementación de un programa pedagógico para chicos de 12 a 16 años del barrio en los que intervienen la cooperativa Carlos Gardel y la asociación civil Casa Luxemburgo.
La primera experiencia en Rosario, la de dos cuadrantes en Grandoli y Gutiérrez, implicó primero una irrupción de fiscales que ordenaron 152 allanamientos en los que hubo 27 detenidos ligados a violencia barrial, trece de los cuales seguían presos hasta la semana pasada. Desde entonces, indicó el MPA a este diario, se mantiene la presencia policial durante las 24 horas. Se recuperaron ocho viviendas y siete locales comerciales, se derrumbaron 65 cocheras irregulares, se abrieron siete pasos peatonales y se recuperaron espacios públicos entre los monoblocks.
También se implementó allí también un proceso de regularización dominial que incluyó 268 escrituras ya firmadas, 221 en proceso y 270 a la espera de documentación. Esto último, según fuentes del MPA, fue relevante en tanto tiende a poner límites a las usurpaciones, un delito con una recurrencia histórica en ese barrio.