El argumento presentado por el oficial que está ahora preso y en disponibilidad por la fuga de un narcotraficante de la Alcaidía Mayor de Jefatura es digna de un programa de humor bizarro. El comisario en cuestión reportó por escrito a sus superiores que no hubo violencia ni sigilo en la evasión porque él acompañó caminando al recluso hasta la salida. ¿Por qué sacar a la calle a un hombre que almacenaba en su casa de Junín 227 kilos de marihuana y que fue apresado en Funes con 55 kilos de la misma especie? Según el policía, de apellido Vega, para tranquilizarlo. El motivo, dijo el comisario, es que el narco lo había amenazado a él y a su familia en una disputa verbal un momento antes. Entonces le propuso, para devolverle la calma, llevarlo afuera "a comprar cigarrillos".
Aunque parezca inconcebible que un oficial intermedio de la policía provincial deje por escrito semejante declaración, lo que significa una extravagante admisión de culpa, eso fue lo que el comisario Vega hizo para explicar las razones por las cuales el domingo caminó junto a Carlos Manuel Fiordellino sorteando portones, pasillo por pasillo, hasta la salida de la alcaidía de Francia 5200.
La nota fue elevada al jefe de la Alcaidía Mayor de la Unidad Regional II, comisario Avaro, y se adjuntará al expediente judicial que sustancia el juez de Instrucción Javier Beltramone.
Este magistrado indagará hoy a los tres policías separados de sus cargos y detenidos -el comisario Vega y dos suboficiales- aunque ese será su único acto procesal en la causa, que rápidamente se acumulará en el juzgado de Instrucción Nº 1, a cargo de Roxana Bernardelli, donde según fuentes tribunalicias al menos uno de los tres policías tiene una causa penal previa.
Crónica de un delirio. La escandalosa salida de Fiordellino se conoció cerca de la medianoche del domingo. La taciturna caminata hasta la avenida Francia quedó filmada por videocámaras que registran que no hubo ninguna violencia. Cuando requisaron a los tres policías acusados en los bolsillos de uno de ellos se encontraron 5 mil pesos.
El 25 de marzo pasado Fiordellino fue apresado en su auto con 55 kilos de marihuana en Funes por agentes de la ex Drogas Peligrosas después de un tiroteo. Veinte días antes la esposa de Fiordellino se había comunicado con la policía de Junín, donde residían desde mediados de 2010, y lo denunció por maltratos. Cuando los efectivos llegaron a la vivienda, el acusado ya se había marchado, pero la mujer declaró que le había pegado y amenazado de muerte. Tras ello señaló a los uniformados los lugares donde su marido acumulaba panes de marihuana que pesaron 227 kilos. Fiordellino tiene también antecedentes por robos violentos e intento de homicidio.
La increíble acción de los policías -uno filmado sacando a un narco de la cárcel, otro con un fajo de dinero en su uniforme- perturba los sentidos de la audiencia de un hecho semejante. ¿Es posible hacer algo así y asegurarse impunidad? Fuentes del gobierno, policiales y judiciales consultadas coinciden en un diagnóstico: en la alcaidía ocurre una enorme cantidad de hechos irregulares sin que se conviertan en eventos de prensa porque no trascienden. Y en ese marco los empleados dispuestos a la corrupción se forman la idea de que es posible escapar al castigo. O que las sanciones no pasan de una eventual puesta en disponibilidad que, a veces, no se recuerda por nadie en el futuro. "Muchos no temen penalidades confiados en que es raro que lleguen y que, si llegan, no pasarán a mayores", sostuvo un allegado al caso
"Es un golpe duro", admitió ayer el secretario de Seguridad, Horacio Ghirardi. "Seguramente estas personas van a ser exoneradas. Es algo que nos preocupa", le dijo ayer a LT8.
Sobornos
El mismo juez a cargo de la fuga de Fiordellino, Javier Beltramone, procesó hace un año, cuando investigaba el crimen de Pimpi Camino, a un comisario y un suboficial de la alcaidía por recibir sobornos para facilitar un teléfono móvil a los acusados del complot. Aquí la nota. http://www.lacapital.com.ar/contenidos/2010/06/15/noticia_0031.html.
