Por Leo Graciarena
Una vez más la villa Banana volvió a estremecerse con las detonaciones de armas de fuego producidas por los enfrentamientos entre bandas que pugnan por el control del territorio. Postales cotidianas que los vecinos se han hartado de denunciar. El lunes, alrededor de las 18.30, tres hombres fueron atacados desde una moto en uno de los pasillos del asentamiento, frente a un taller mecánico en inmediaciones de Felipe Moré y Rueda. Los heridos fueron trasladados en un móvil policial hasta el Hospital de Emergencias donde quedaron internados en observación. Ocho horas más tarde, en Lima y pasaje Lejarza, a escasas diez cuadras de la escena de la balacera, un llamado al 911 alertó sobre nuevas estampidas. Entonces un móvil del Comando Radioeléctrico interceptó un Fiat Palio Weekend en el que circulaban tres hombres a los que les incautaron un revólver Magnum calibre 357 con cinco cartuchos percutados y nueve proyectiles intactos.
La histórica villa Banana, como la mayoría de las barriadas periféricas, se han transformado en verdaderos campos de batalla en los que grupos antagónicos pelean por el control de las calles. Lugares en los que a veces es la fortuna o la puntería la que define la gravedad de una balacera. La misma lógica se aplica para los humildes barrio Avellaneda Oeste o villa La Boca, sectores que la circundan.
Desde el asesinato de Javier Humberto Barquilla, el 4 de febrero de 2015 en una modesta vivienda a la vera de la vía, en Felipe Moré y Rueda, en villa Banana se produjeron al menos 15 asesinatos. Pero las balaceras, según cuentan los vecinos, nunca se detienen y el telón de fondo suele estar teñido de narcocriminalidad.
Frente a un taller
El lunes, alrededor de las 18.30, los destinos de tres hombres confluyeron en un taller mecánico. Según relataron los vecinos, una moto con dos ocupantes pasó por allí y comenzaron a disparar indiscriminadamente las balas que alcanzaron a Germán P., de 18 años, quien recibió un impacto en la pierna izquierda; Juan Antonio G., de 24 años y herido en el glúteo y la pelvis; y Omar Rumildo F., de 55 años y lesionado en una pierna. Al menos los dos primeros fueron auxiliados por sus allegados quienes los cargaron en brazos hasta las inmediaciones de 27 de Febrero y Presidente Perón, frente al Distrito Oeste.
Allí la desesperación de unos se topó con la incredulidad de otros cuando quienes cargaban a los heridos se toparon con el móvil del noticiero de Telefé Rosario a quienes le pidieron que trasladaran a los heridos al Heca. Mientras el equipo periodístico gestionaba una ambulancia, el patrullero que estaba como puesto fijo de custodia del Distrito se desplazó unos metros hasta donde estaban los heridos. Así, al menos Germán P. y Juan Antonio G. fueron llevados en la camioneta oficial al hospital. "La verdad es que me asusté mucho. No es extraño que pasen y tiren, pero esta vez fueron como 10 o 12 balazos", explicó un ocasional testigo. La mayoría del vecindario se refugio en el silencio a la hora de buscar el móvil al ataque que investiga la Unidad de Flagrancia de la fiscalía.
Ocho horas más tarde el epicentro de la violencia se desplazó hasta otro punto álgido en el mapa de calor de enfrentamientos en el barrio: Lima y pasaje Lejarza. Un vecino alertó al 911 sobre una serie de detonaciones en la zona. Al responder al alerta un móvil policial comenzó una breve pero intensa persecución que finalizó en Matienzo y Uruguay con la interceptación de un Fiat Palio Weekend. Los policías requisaron el vehículo e incautaron un Magnum calibre 357 por lo que fueron apresados Walter Alfredo B., de 46 años; Nahuel Jesús G., de 23; y Agustín Héctor G., de 21, quienes quedaron a disposición de la fiscal Andrea Vega, la que deberá determinar si ambos hechos están vinculados.