Los resultados preliminares de la investigación judicial que busca esclarecer el homicidio de Matías Ratari son diametralmente opuestos a la versión inicial del hecho y confirmarían que al joven no lo mató un cómplice con el que supuestamente discutió después de robarle a cuatro jóvenes sino que recibió un disparo mortal desde un edificio. La hipótesis comenzó a tomar cuerpo a partir del hallazgo de un arma de fuego con proyectiles de idénticas características al encontrado en el cuerpo de la víctima en un departamento de Cochabamba al 300 donde los denunciantes habían participado de una fiesta y a pocos metros de donde cayó muerto Ratari. En tanto, la familia del chico asesinado denunció que fue víctima de un escruche mientras velaban al joven (ver aparte).
El sábado entre las 5 y las 5.30 Ratari recibió un disparo en el hombro izquierdo. Las circunstancias aparecieron confusas desde el principio. Primero se dijo que lo baleó un cómplice con quien habría discutido tras intentar robarle a cuatro jóvenes que aguardaban un remís o un taxi en la puerta del edificio "Martín Balma" de Cochabamba 329.
En la puerta. Según la primera versión que recogió la fiscal Marisol Fabbro, dos hombres y dos mujeres estaban en la puerta de ese edificio cuando fueron abordados por dos jóvenes que circulaban en una moto tipo Tornado blanca y negra. Mientras uno de los ocupantes del rodado exhibía un arma de fuego, el otro hacía ademanes de tenerla y le exigía a las víctimas que les entregaran sus pertenencias. Un joven dijo que le sustrajeron un teléfono y el otro un reloj pulsera.
"Ahí es donde las supuestas víctimas del robo empezaron a escuchar disparos. Dicen que los ladrones discutieron entre sí y que entonces ellos aprovecharon para tocar el timbre del departamento donde se encontraban en una fiesta, cuya dueña bajo y les abrió para que ingresan al hall del edificio", recordó Fabbro.
Al mismo tiempo Ratari caía desvanecido sobre el pavimento junto a su moto a la altura de 351 de Cochabamba. Una vecina dijo ayer a este diario que escuchó al menos cuatro detonaciones y que una de las víctimas del robo le dijo al joven mientras agonizaba: "Mirame bien hijo de puta, para que no te olvides de mi cara" (ver aparte).
Posible. Pero con el correr de las horas y ciertos datos concretos que contradecían esa versión, la fiscal ordenó una serie de medidas fundamentales que le dieron un giro imprevisto al caso y echaron por tierra la hipótesis primigenia.
"Se estableció la posibilidad de que esos disparos hubieran provenido de alguno de los edificios de la cuadra. Por eso le pedí a la forense de turno que cuando hiciera la autopsia pusiera atención en la trayectoria del disparo para corroborar una u otra versión", explicó Fabbro.
Así se confirmó que la trayectoria del disparo fue de arriba hacia abajo. "El chico murió por un balazo en su clavícula izquierda que le perforó los pulmones hasta llegar a la espalda. La bala quedó a flor del piel, se podía tocar. Fue un único tiro de una pistola calibre 9 milímetros, con un proyectil teflonado de punta azul", describió la fiscal.
Esa evidencia terminó de torcer el rumbo de la investigación. Tras requerir autorización a la jueza Patricia Bilotta, la fiscal ordenó el mismo sábado allanar un departamento del tercer piso del edificio de Cochabamba 329.
Cromada. "En ese departamento se procedió al secuestro de un arma 9 milímetros cromada con numeración limada, un proyectil en recámara y un cargador con cinco proyectiles 9 milímetros teflonados con punta azul, idéntico al extraído a la víctima. Ahora hay que hacer el cotejo pertinente", dijo la fiscal sobre un elemento que cambia la mecánica descripta inicialmente.
Al ser requerida por la Justicia, la actual ocupante del inmueble declaró ante la fiscal y su situación procesal hasta el momento no está definida. Según dijo la fiscal, se trata de una mujer joven, empleada de una farmacia, que alquiló el inmueble en enero y vive sola. "No obstante el sábado habría estado en compañía de su pareja, además de las otras cuatro personas que protagonizaron el incidente", indicó Fabbro. Algunos vecinos vieron ayer temprano a la mujer acarrear cajas, "como mudando objetos".
Aunque resultaría esclarecedor, la fiscal Fabbro indicó que al cierre de esta edición el supuesto cómplice de Ratari no se presentó a declarar. No obstante, remarcó la fiscal, aún hay "diligencias investigativas que no se pueden dar a conocer".
Desde un primer momento la familia del joven asesinado hizo hincapié en que "no era ladrón ni tenía antecedentes. Y el chico que estaba con él me dijo que les dispararon desde un edificio", dijo a este diario Luis Ratari, el padre de Matías.