La sexta jornada del juicio oral y público al ex jefe de la policía provincial Hugo Tognoli, por el presunto encubrimiento a un narcotraficante santafesino y las coacciones agravadas a la titular de la ONG Madres Solidarias para que retirara una denuncia en su contra, transcurrió en forma anodina entre declaraciones testimoniales de policías que trabajaron en la ex Dirección de Drogas Peligrosas y que pusieron en jaque a la estrategia del fiscal federal Martín Suárez Faisal de demostrar que Tognoli estaba al tanto de todas las investigaciones que se llevaban adelante en la repartición que él conducía y tenía el poder suficiente para decir qué investigar y qué no.
Además dejaron al desnudo que desde 2006 esa repartición no cuenta con un reglamento que ordene su funcionamiento y que mucho de lo que se hace depende del jefe a cargo de la misma.
Claudio Acosta, quien fue jefe de la Sección Inteligencia Zona Centro de la Dirección Provincial de Control y Prevención de Adicciones (DGPCA); Juan Alois, quien entre 2004 y 2011 lideró la Secretaría en la División Personal en la misma repartición; Gustavo Ramírez, que desde 2005 trabaja en la División Operaciones de la ex Drogas; Marcela Fradegrada, oficial de esa oficina desde 2008; y el comisario general retirado Cristian Sola, subjefe de la policía santafesina secundando a Tognoli y cinco meses al frente de la DGPCA, con claridad explicaron que "Tognoli sólo exigía que trabajemos y se le informaba diariamente de los operativos positivos, las detenciones o las órdenes recibidas desde la Justicia pero nunca sobre las investigaciones en curso".
Aval. Los agentes de la ex Drogas avalaron a su ex jefe y sostuvieron que la investigación realizada a Daniel "El Tuerto" Mendoza, el supuesto narco que está siendo juzgado en este mismo proceso por tener una cocina de droga en Colastiné Norte y que para el fiscal funcionaba con protección policial, pretendieron dejar al descubierto que Tognoli sólo se enteró de la misma (cuando ya era jefe de la policía santafesina) por la información que se le elevó una vez que la Justicia ordenó allanar esa vivienda.
Quien más remarcó eso fue Sola, por entonces al frente de la dirección antidrogas y subjefe de Tognoli en la provincia. "El jefe de Operaciones me comentó todo lo que se había investigado sobre la casa de Colastiné Norte y se ordenó la vigilancia a la casa hasta que se lograra la orden de allanamiento. Yo di conocimiento al ministro (de Seguridad Leandro Corti) y al otro día se allanó", declaró. Explicó que durante su gestión "se continuó con lo que se venía haciendo en la época de Tognoli, es decir que las investigaciones las manejaban los jefes de Operaciones e Investigaciones y a mí se me ponía al tanto sólo de las detenciones, cuestiones logísticas o si había que pedir algún apoyo a otra fuerza. Pero siempre me informé por mis subordinados", dijo, tal cual lo había declarado Tognoli al declarar el lunes (ver edición de ayer).
El fiscal insistió en saber de la existencia de un protocolo de funcionamiento interno en la fuerza y todos los policías coincidieron en afirmar que desde 2006, cuando Drogas Peligrosas pasó a ser la DGPCA, "no hubo ninguna reglamentación" y, como sostuvo el oficial Alois, "todos nos basábamos en la ley del personal policial"; o como explicó su par Ramírez, al decir que "no había nada escrito pero la cadena de mandos se siguió respetando".
Al respecto, Sola comentó que "había una supervisión piramidal del trabajo" que se cortaba en los jefes de las brigadas "para evitar que se filtrara información y fracasaran las investigaciones". El ex jefe de policía fue contundente: "Cada uno tenía su responsabilidad y los jefes de divisiones, por su propio cargo, sabían de sus funciones".
Todos los policías coincidieron en afirmar que Tognoli "lo único que exigía era trabajo" (Acosta); "siempre lo vi trabajando" (Ramírez); "es un tipo totalmente dedicado a su profesión" (Sola); y que "trabajaba todo el día" (Fradegrada).
En cuanto a la relación de Tognoli con Norma Castaño, titular de Madres Solidarias, tanto Alois como Fradegrada coincidieron en que la mujer iba a la ex Drogas Peligrosas cada dos o tres meses "para visitar a su amiga, la comisario Carmen Locket"; que siempre iba acompañada por "otra mujer de apellido Silva" y que en algunas ocasiones pedía "ver al director". Ninguno de ellos supo "por qué se entrevistaban" ni nunca participaron de esas reuniones.
Final. El juicio entra en su etapa final con unos pocos testigos, la declaración de un testigo de identidad reservada que se hará por teleconferencia y los alegatos. Se espera que antes de las elecciones el Tribunal Federal santafesino dé su veredicto.
En ese sentido el abogado de Tognoli, Andrés Rabinovich, fue contundente el lunes tras la declaración de su cliente: "Este juicio ya está terminado. No hay más nada que discutir. No se ha expuesto una sola prueba que comprometa a mi defendido". Habrá que ver si los jueces piensan lo mismo.
Perito desfavoreció a Norma Castaño
Además de los policías, ayer declaró el médico psiquiatra Eduardo Goldberg, quien en abril de 2013 hizo un análisis sobre los dichos de Norma Castaño a medios periodísticos. Aunque lejos de tener rigor científico y ser un informe pedido por la familia Tognoli, el profesional manifestó que su trabajo arrojó que la mujer “presenta características discursivas propias de una personalidad que tiende a distorsionar los hechos verídicos, llegando a ser inciertas en su intencionalidad”.