Los últimos 15 días han sido de terror para los vecinos que residen en la zona de barrio Alvear delimitada por calles Cagancha, Centeno, Alsina y Lavalle. Allí se produjó un violento ataque a balazos contra una familia, dos homicidios y el miércoles, sobre la medianoche, un violento atraco a una familia en Centeno al 3800 a la que le robaron 200 mil pesos tras romperle a patadas la puerta de la casa. "Estaba estudiando en la mesa de la cocina y cuando escuché la patada en la puerta ya estaban adentro", explicó Danisa, una de las víctimas del hecho. "Después todo fue muy rápido. Escuché un disparo y pensé que habían matado a uno de mis padres, por eso agarré el dinero y se los di para que se fueran de una buena vez", indicó la joven, de 23 años.
Desde hace 25 años Francisco, que es carpintero de oficio, y su esposa Sara, están afincados en Centeno entre Alsina y Constitución, en el barrio Alvear. Allí nació Danisa, que hoy tiene 23 años y está en segundo año de Derecho. El miércoles a la noche la pareja se fue a dormir temprano y su hija se quedó estudiando ya que ayer a la mañana debía rendir una materia. Poco antes de la medianoche un amigo de la joven le alcanzó un pendrive con algunos apuntes y se quedaron charlando en la vereda. La luz de la calle estaba cortada y como el tránsito de motitos era incesante, Danisa le pidió a su amigo que no se quedaran allí. Entonces su compañero se fue.
Atrás de ella. Según relató Danisa, ella entró al patio delantero de la casa y cerró la puerta de rejas con el pasador. Luego ingresó a la vivienda, cerró con llave la puerta de madera y colocó el código de la alarma. Fue entonces que escuchó el estruendo de la patada con la que los ladrones hicieron añicos la cerradura de la segunda de las aberturas. Cuando la joven se dio vuelta, detrás de ella había tres hombres. "Yo lo único que hacía era gritar. No sabía qué hacer. Uno de ellos me puso un arma en la cabeza y los otros dos primero fueron hacia mi habitación y luego hacia la de mis padres", recordó la joven. "La perra no dejaba de ladrar y el que estaba conmigo le apuntaba para dispararle", agregó aún angustiada. Los ladrones llevaban puestas las capuchas de los buzos, gorritas y lentes negros, según describió Danisa.
El golpe en la puerta hizo que la alarma de la casa de activara automáticamente. Así, contrarreloj, los ladrones solo pidieron "la plata". Mientras tanto, el delincuente que ingresó a la habitación de Francisco y Sara los hizo poner de rodillas sobre el piso con sus cabezas apoyadas en la cama. Y así la familia quedó partida en dos. Los padres en la habitación y Danisa en la cocina. "Yo primero les dije que no teníamos dinero porque somos gente de trabajo. Pero después mi marido y mi hija dicen haber escuchado un disparo. Ella pensó que nos habían baleado a nosotros y por eso les dijo dónde estaba el dinero que habíamos ahorrado para terminar de construir una casita", comentó Sara.
"Cuando escuché el disparo pensé que habían matado a mis viejos. Me acerqué a la puerta y cuando los vi con la cabeza apoyada sobre la cama pensé que los habían matado. Por esos les dije: «Yo les doy el dinero que tenemos pero ustedes se van ya de acá»", recordó la muchacha con lágrimas en los ojos. Así, en menos de tres minutos, los ladrones se hicieron con los 200 mil pesos de ahorros de la familia.
Para una casita.PUNCTUATION_SPACE"Mi marido es carpintero y muchos de los trabajos que hace los lleva desde acá. Hace dos años con un crédito pudimos sacar una camioneta cero kilómetro y a lo mejor por eso se habrán pensado que teníamos mucha plata. Pero en realidad, ese dinero era para terminar de construir una casita", indicó Sara.
Ayer a la mañana, peritos de Criminalística trabajaban para determinar dónde se originó el balazo que escuchó Danisa. Pero dentro de la vivienda no se gatilló ningún arma. Por eso no descartan que algún vecino, al escuchar ruidos extraños en la vivienda, haya hecho un disparo intimidatorio para poner en fuga a los ladrones. Además del dinero en efectivo, los ladrones se llevaron una mochila con pertenencias de Danisa, los celulares y una notebook. Las actuaciones quedaron registradas en la seccional 18ª y al ser remitidas a Fiscalía pasaprán a manos de la fiscal de Investigación y Juicio Gisela Paolicelli.
María explicó con la voz entrecortada por la amargura que los desconocidos actuaron a cara descubierta, que estaban “prolijamente vestidos” y que uno de ellos, con pelo corto, se mostraba más agresivo y le pegaba en la cara y en la cabeza.
También describió que el cómplice tenía una gorra y se tapaba parte del rostro con lentes y llevaba puestas chinelas marca Nike. “Anoche estuve muy dolorida por los golpes, con mucha fiebre”, relató mientras trataba de tomar fuerzas para reponerse y arreglar el desorden que aún reinaba en el departamento.
Los delincuentes se alzaron con un suma no especificada de dólares, euros, pesos, además de joyas, un botín que la investigación trata de determinar a partir de las actuaciones de la Policía de Investigaciones (PDI) bajo la coordinación de la fiscal de la Unidad de Investigación y Juicio Gisela Paolicelli.
Entre otras medidas, la funcionaria ordenó el relevamiento de las cámaras de videovigilancia de la zona (el edificio no cuenta con ese dispositivo) para tratar de obtener datos concretos de los movimientos de los ladrones.
La duda que trasunta el atraco es cómo hicieron los ladrones para ingresar al edificio, que tiene un doble acceso con una puerta de hierro forjado que da a la calle y una segunda de blindex, las cuales no mostraban indicios de daños o de haber sido forzadas. A su vez, la cerradura cuenta con un sistema de seguridad electrónico cuyo software era revisado ayer por personal técnico cuando este diario se acercó al lugar.
Una comerciante de la zona se mostró sorprendida por las características del hecho, ya que más allá de algún que otro arrebato habitual, no hubo antecedentes recientes de tanta violencia. “Toco madera. Hace nueve años que tengo el negocio y la verdad es que por suerte nunca me pasó nada. No vimos ni escuchamos algo sospechoso, pero llama la atención el nivel de agresividad que tuvieron”, explicó la mujer.
La apacible zona de la cortada que se extiende desde Colón al 1200 hacia el este en dirección al parque Urquiza lucía ayer como es habitual, con poco tránsito vehicular y algunos vecinos deambulando con bolsas de compras. No obstante, y con el claro objetivo de hacer frente a la inseguridad, la fisonomía de las fachadas de casi todas las casas de estilo y edificios que se alternan en la cuadra cuentan con doble puerta de ingreso con rejas de hierro.
Una seguidilla de hechos en el barrio Alvear
En las últimas dos semanas al menos cuatro veces barrio Alvear fue escenario de hechos delictivos que equipos periodísticos de este diario han ido a cubrir. La madrugada del miércoles 10 de febrero, un bebé de 2 años y su papá de 29 fueron heridos con perdigonadas de un escopetazo mientras estaban en la puerta de su casa de Garibaldi y Alsina. La mañana siguiente, en un quiosco de Ameghino al 4100, ejecutaron a tiros a Elvio Andrés González, de 32 años. Y el sábado pasado mataron a balazos a Oscar Rubén González Franco, un inmigrante paraguayo de 41 años, en Cagancha al 3800.
Le llevan hasta el auto
Al menos dos asaltantes ingresaron ayer a la mañana a un departamento del primer piso de un edificio de Viamonte al 500, a la vuelta de la seccional 4ª, y tras amenazar con un cuchillo y maniatar al dueño de casa se dedicaron a revolver cada espacio de la propiedad para robar.
Los ladrones, dijeron fuentes oficiales, accedieron al departamento trepando por el balcón y juntaron un importante botín. Según trascendió se llevaron varias joyas, algunos relojes de marcas prestigiosas, 75 mil dólares y 35 mil pesos que la víctima tenía guardados. No conformes con ello también se llevaron el Citroën Xsara del hombre con el que huyeron del lugar.