El seguimiento de llamadas al celular robado a la fiscal Nora Marull, ocurrido hace ocho días en Pellegrini e Iriondo, derivó en el arresto de tres policías de la Unidad Regional II. La pesquisa sobre el teléfono sustraído, que siguió siendo utilizado con posterioridad al atraco, determinó que había empleados de la fuerza involucrados en una extorsión. Esa acción estaba destinada a facilitar la libertad de dos motociclistas en cierto modo vinculados al asalto a la funcionaria judicial. Y según la pesquisa judicial el chantaje se consumó.
La situación supone, además del chantaje supuesto, una tolerancia temeraria de funcionarios públicos hacia acusados de delitos. Por una consulta a la Sección Índice General que maneja los prontuarios, realizada desde la comisaría 8ª que detuvo a los motociclistas, los policías sabían que uno de ellos tenía una medida de sustitución de prisión, lo que le impedía estar en la calle. Sin embargo está documentado que los dejaron ir y hasta les restituyeron la moto, una Honda Twister, con un acta firmada.
El 911. Todo comenzó el viernes pasado a las 14.15 cuando, a raíz del llamado de una vecina al 911, dos motociclistas de 23 y 25 años fueron demorados en jurisdicción de la comisaría de barrio Refinería por averiguación de captura. Dos días antes había ocurrido el arrebato contra Nora Marull, quien fue despojada de un bolso en el que llevaba el celular asignado a la fiscalía en turno.
Hasta anoche no surgía que los policías implicados supieran que los motociclistas tenían conexión con el robo a Marull. De hecho el vínculo es la posesión del celular de la funcionaria, que fue secuestrado a la novia de uno de ellos. Eso tampoco implica, de manera necesaria, que uno o ambos hubieran sido los autores del despojo.
Algo que complica a los policías de la 8ª es que cuando los operadores del 911 preguntaron si habían detenido a los motociclistas señalados por la vecina en su llamada, ellos respondieron con una clave (QRU) que significa sin novedad, es decir, que no. Sin embargo asentaron la detención en el libro de guardia. Y consultaron a Índice General sobre sus prontuarios.
Los investigadores de la Dirección de Asuntos Internos que seguían por orden judicial las conversaciones del celular robado a Marull repararon en los motociclistas detenidos cuando una joven de nombre Debora, en llamadas a su madre y a su hermana efectuados desde esa línea, decía que le habían exigido dinero a su novio preso en la comisaría 8ª para liberarlo.
"Matías cayó en la 8ª y le piden que llevemos 15 mil pesos para soltarlo", se escuchó. Fue poco después de las 14.30 del viernes pasado. Tres horas más tarde esta chica fue a la comisaría.
La joven describiría luego con precisión la habitación de la seccional 8ª donde entregó el dinero. Además grabó el audio de ese momento. Y lo hizo con el celular robado a la fiscal. En tres horas los jóvenes estaban de vuelta en la calle.
Comisaría allanada. Tras el armado de un rompecabezas, la jueza Alejandra Rodenas dispuso finalmente anteayer de ese dato. Ordenó entonces allanar la comisaría 8ª para secuestrar el libro de guardia. Eso se hizo la noche del martes. En el libro, según fuentes de la pesquisa, estaba asentada la detención de los dos motociclistas y también se consignaba el de quienes habían efectuado el arresto.
Uno es el oficial principal C.D.C y el otro el cabo M.S. Los dos fueron detenidos junto a a la agente N.P.C, que estaba en la dependencia al momento de entrar los motociclistas. Los tres están en disponibilidad por directiva del Ministerio de Seguridad.
Simultáneamente se ordenó el allanamiento del domicilio de barrio La Tablada de los motociclistas, en calle Lamadrid, y de la novia de uno de ellos. La policía secuestró elementos de aparente origen ilegal como teléfonos móviles, anteojos y cámaras fotográficas. Entre esos artículos se contaba el aparato sustraído a la fiscal.
"La policía recuperó algunos objetos robados pero lo único que pude reconocer de lo que me sacaron fue el celular que no es propio sino que pertenece al Poder Judicial", señaló a La Capital la fiscal Marull.
Quizá el detalle de excepción de una historia excepcional está en una llamada que la novia de uno de los motociclistas, cuando intentaba juntar el dinero para sacar a su novio, le hizo a su hermana. Y es que esta última es empleada policial en una comisaría de la zona sur rosarina. Cuando Asuntos Internos llegó a esta policía ella, abrumada, reveló asombrosos pormenores de esta historia. En el juzgado le tomaron declaración informativa pero la estiman ajena al hecho.
La acusación. A los policías varones detenidos les imputan una extorsión consumada en grado de autores. A la mujer policía lo mismo pero como partícipe. Los investigadores dicen que ella supo que les habían indicado que ambos jóvenes tenían prontuario. Ella no asentó ese dato decisivo en el libro de guardia. Los tres quedaron detenidos e incomunicados.
Los dos jóvenes motociclistas y la chica que tenía el celular de la fiscal están imputados de encubrimiento por la posesión del móvil y por ello serán indagados mañana por la jueza Mónica Lamperti. No hay hasta ahora indicios de que sean los autores del robo a Marull.
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