“Era un buen pibe. Yo lo conozco desde recién nacido porque esta casa era de la abuela. Después de la muerte de la mamá, que no fue hace mucho, decidió mudar los muebles de ella para acá”, dijo un vecino de Hernán Pangia “Tito” Ctenas, el arquitecto, docente universitario y músico de 43 años cuyo cuerpo fue hallado sin vida en el living de su vivienda de Presidente Quintana 1268 la mañana de ayer. Según los primeros informes forenses lo desmayaron con un golpe artero en la cabeza que le asestaron con una maza de obra, luego lo maniataron con elementos que había en la casa y lo ultimaron con al menos tres puntazos en la espalda y el cuello. Si bien su novia lo encontró muerto ayer a las 7 de la mañana, el médico policial dató el crimen entre las 15 y las 16 del jueves.
Ninguna cerradura de su casa de Presidente Quintana al 1200 estaba forzada, y cuando su novia llegó a la casa todo estaba bajo llaves. En el interior, el desorden de una mudanza reciente se confundía con el revoltijo que habrían dejado él o los asesinos. En particular en uno de los muebles. Sin embargo, en la casa quedaron objetos de valor importantes como una consola gamer, un par de televisores, amplificadores, una guitarra eléctrica y un teclado. “En el domicilio se encontraron elementos de valor. No se descarta al momento la línea investigativa del robo, como tampoco que víctima y agresor se conocieran”, se explicó desde la Fiscalía Regional.
Nadie en la cuadra de Presidente Quintana al 1200, en el barrio Matheu, habló mal de Hernán Pangia Ctenas. Lo semblantearon como un buen tipo. Un docente universitario que desde hace cinco años vivía en la que fuera la casa de su abuela materna. Un hombre de bajo perfil que tenía la relación justa y necesaria con sus vecinos. Con la reciente muerte de su madre, quien residía en Fisherton, Pangia tomó la decisión de mudar los muebles de ella y concentrarlos en su casa. Los vecinos indicaron que el lunes pasado, junto a un vecino de su madre, concretaron esa mudanza.
“Es un pibe que no se metía con nadie. Seguramente se metieron para robarle. Hace seis meses, cuando volvía de trabajar, dos choros le quisieron sacar el celular. Los enfrentó y los sacó cagando. Este barrio cada vez esta peor. Además de los robos, que ya son comunes, hace menos de un mes mataron a un muchacho en Biedma al 1000 (Lucas Benítez, el 8 de septiembre). Esto está cada vez más terrible”, explico un residente de la cuadra.
Hernán Pangia era hijo único del matrimonio entre el arquitecto Roberto Oscar Pangia y la profesora de arte Mirtha Jorgelina Ctenas, ambos fallecidos.
A partir del diálogo con vecinos e investigadores, Hernán estaba de novio con Soledad, de 40 años, quien durante la tarde del jueves intentó comunicarse con él sin éxito. Le envió mensajes por WhatsApp, lo llamó a su celular y al teléfono fijo de la vivienda sin obtener respuesta. La estimación de la data de muerte hace inferir que para ese momento Hernán ya estaba muerto. A primera hora de la mañana de ayer la mujer fue hacia la vivienda y con una llave que tenía abrió la puerta de la típica casa de barrio de trabajadores, con lajas en el frente, alero y tapial bajo con rejas de la década del 40 o 50. Con una puerta de ingreso desde la calle y otra que da al patio, ambas cerradas con llave desde adentro.
Luego de caminar un par de pasos, Soledad se topó con el cuerpo de su novio envuelto en una sábana detrás de una heladera que Pangia había traído de la casa de su madre. A las 7.17 la mujer llamó al 911. Poco después la casa se pobló de policías.
Soledad se quedó sentada en el cordón de la vereda, arropada por amigos y familiares. En el interior de la vivienda, solo quedó la muerte. El gabinete criminológico del Ministerio Público de la Acusación (MPA) constató que ninguna de las abertura del domicilio había sido forzada y al llegar Soledad la casa estaba cerrada. A pocos metros del cadáver había una maza de albañil de cabo corto y un kilo de peso.
Al revisar el cuerpo, el forense constató que la víctima tenía un severo golpe en la cabeza que lo hizo caer de bruces. Estaba maniatado de pies y manos con cables que había en la casa. Y tenía cinco cortes o puntazos. Dos en la espalda y uno en la base derecha del cuello que podrían haber provocado la muerte. El fiscal que conduce la investigación, Adrián Spelta, ordenó que el cuerpo fuera trasladado al Instituto Médico Legal (IML) para que fuera sometido a autopsia, determinar la causa del deceso y si existe posibilidad de que Pangia haya tenido una agonía prolongada. Que quien lo asesinó haya huido pensándolo muerto. Los vecinos coincidieron que la última vez que lo vieron fue el miércoles a la noche.
Varios ambientes de la casa estaban desordenados producto de la mudanza de lunes y el paso de la delincuencia. A los investigadores les llamó la atención el desorden particular en uno de los muebles del domicilio. En el patio quedó una escalera de obra que Pangia utilizó para revisar el techo de la vivienda ya que su intención era colocar un sistema de alarma.
Después, sujeto a distintas lecturas, quedaron televisores cerca de la puerta que podrían haber sido preparados para el robo. En otra habitación quedó una consola gamer, amplificadores, una guitarra eléctrica y un teclado. “Lo que dicen es que quienes lo mataron dejaron las cosas listas, amontonadas, para llevarselas”, explicó un vecino. El fiscal Spelta comisionó a efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) para que trabajaran en la vivienda realizando un relevamiento exhaustivo de la escena del crimen y poder determinar la mecánica del asesinato.