El pasado domingo un joven que dijo llamarse Nahuel Jesús D. y tener 23 años, ingresó malherido al Hospital de Emergencias después de haber recibido 16 balazos en distintas partes del cuerpo como consecuencia de un tiroteo del que fue víctima en Villa Gobernador Gálvez. Milagrosamente, ninguno de los proyectiles le interesó órganos vitales y el muchacho sobrevivió. Sin embargo los investigadores de un doble crimen cometido algunos días antes en el barrio Yrigoyen de Rosario sospecharon que podía ser la persona que buscaban por ese fatal episodio y solicitaron identificarlo dactiloscópicamente. Así supieron que había dado un nombre falso, que su verdadera identidad era Brian Joel D. y que tenía 21 años. Ayer, aún en la cama del Heca donde se recupera de las heridas, fue imputado por el fiscal Ademar Bianchini por los delitos de homicidio agravado por portación de arma de fuego (dos hechos), homicidio en grado de tentativa (tres hechos) agravado por el uso de arma de fuego y portación de arma de guerra en calidad de autor. Tras ello la jueza de primera instancia Silvia Castelli tuvo por formalizada la audiencia y le dictó la prisión preventiva efectiva por el plazo de ley (es decir un máximo de dos años).
Así, Brian Joel D. quedó acusado de haber dado muerte la noche del 8 de enero último a Marcelo Alejandro Berlari y a Antonella Albornoz, acribillados en una brutal balacera junto a otras tres personas que resultaron heridas.
Aquella noche la familia Berlari tomaba fresco en la vereda de su casa de Alzugaray y Sadi Carnot, en la zona sur de la ciudad. Un clima agradable había convocado a medio centenar de vecinos a pasar un rato en la calle, mientras los niños terminaban la jornada jugando. De pronto la cuadra se convirtió en escenario de una masacre cuando, pasadas las 21.30, llegaron al lugar dos encapuchados en una moto tipo enduro. Los motociclistas, sin detener la marcha pero aminorando la velocidad frente a donde estaba la familia, en una especie de explanada de ingreso a un garaje, comenzaron a disparar con sus armas de fuego.
Marcelo Berlari, un verdulero de 49 años, recibió varios balazos en el pecho y murió momentos después en el Hospital Provincial. Su nuera Antonella, de 22 años, fue alcanzada por un tiro en la nuca que la mató en el acto.
Un hermano de Berlari, de 43 años, terminó internado en el Heca con heridas de arma de fuego en el abdomen. Y otras dos mujeres de la familia, Karen B. y Lidia F., resultaron baleadas en las piernas cuando intentaron proteger a varios de los niños que estaban en la escena.
Hipótesis
De los datos preliminares que recabaron los investigadores fueron perfilando varias hipótesis sobre lo ocurrido, sin descartar ninguna línea. Una tenía que ver con el crimen de Jonatan Ezequiel Ancherama, un joven de 25 años ejecutado el 1º de enero en Sadi Carnot y Pasaje 503, frente a la cancha del Club Atlético Millonario, para determinar si de ese crimen pudo haber nacido una venganza. Incluso un miembro de la familia Berlari, hijo de Marcelo y pareja de Antonella, fue detenido tres días después e imputado por ese homicidio.
Tampoco se descartaba que el brutal ataque tuviera como blanco a otro joven presente en el lugar, que no es miembro de la familia Berlari sino integrante del clan Cantero ya que el Organismo de Investigaciones (OI) de la provincia tenía información de que el joven estaba o había estado en la escena momentos antes del ataque. Según esta línea, el joven también resultó herido aunque levemente pero no se hizo atender en ningún centro de salud ni denunció lo ocurrido.
Días después de la brutal balacera Alejandro Berlari fue imputado por el crimen de Ancherama. El muchacho de 25 años fue acusado de haber actuado junto con su hermano Franco, aún prófugo, pero él se declaró inocente. En esa audiencia se inscribió el homicidio como parte de una disputa entre familias, pero nada dio a entender que hubiera sospechas contra los Ancherama respecto de la balacera contra los Berlari.
Sin salida
Lo cierto es que la división Homicidios de la ex PDI ya estaba buscando desde hace unos días a Brian Joel D. como sospechoso de la brutal balacera del 8 de enero. Pero al parecer este joven no sólo era buscado por la policía. La mañana del domingo pasado alguien lo encontró a bordo de un Renault Logan en inmediaciones de Edison y San Juan, en Villa Gobernador Gálvez y le disparó a mansalva.
El hecho, más allá de la identidad falsa que terminaría brindando la víctima en el ingreso al Heca, todavía se presenta como confuso. Una versión policial lo ubicó a bordo del auto mientras fuentes judiciales indicaron que estaba junto a ese vehículo que luego se denunció como robado. Lo que sí quedó claro fue la brutalidad del tiroteo, habida cuenta de las 15 vainas servidas que se hallaron en la escena.
Brian D. fue trasladado al Heca donde quedó internado en grave estado y con pronóstico reservado, teniendo en cuenta que de las 16 heridas de arma de fuego que presentaba algunas las había sufrido en la cabeza. Sin embargo, según fuentes policiales, se recuperó y ayer fue imputado por el fiscal Ademar Bianchini de la Unidad de Homicidios Dolosos. La jueza Silvia Castelli, en tanto, le dictó la prisión preventiva por el plazo de ley, la que cumple desde ayer en el mismo Heca y luego seguirá purgando en una prisión una vez que reciba el alta médica.