La noche del 14 de septiembre Braiton Cejas llegó corriendo a la casa de su abuela en Nuevo Alberdi donde su familia estaba tomando mate. Lo perseguían tres hombres en una moto y apenas cerró la puerta se escuchó el primero de unos quince a veinte disparos. El atacante empezó a tirar en la calle y siguió asomado a la ventana del comedor, donde seis adultos y cuatro niños quedaron sin escapatoria ante las balas. El joven de 20 años cayó muerto con cinco tiros y hubo otros cuatro heridos, tres de gravedad. Esa es la secuencia que detalló el fiscal Ademar Bianchini al imputarle ayer la autoría de los disparos a un vecino de la víctima, Ramón B., quien quedó preso como autor de varios delitos.
El crimen de Cejas fue en la casa donde hasta un tiempo antes de ataque vivía con su abuela, una tía y sus primos, en Servellera 3912, a metros del cruce con Grandoli y unos 350 metros al oeste de la ruta nacional 34. A las 23.30 de ese lunes la familia estaba reunida en el comedor cuando lo vieron entrar corriendo, cerró la puerta con un hombro y enseguida comenzó la lluvia de disparos. Una de las víctimas reconoció a Ramón Daniel B., de 29 años, como quien se asomó a disparar desde la ventana. Fue detenido en una casa cercana a la del atentado y ayer quedó en prisión preventiva como autor de los disparos.
En una audiencia por videoconferencia el fiscal Ademar Bianchini imputó a B. como autor de un homicidio agravado por el uso de arma de fuego y otras tres tentativas de homicidio, por las graves heridas que sufrieron los familiares de Braiton. Además le atribuyó la portación ilegal de un arma de guerra calibre 9 milímetros usada en el ataque. La jueza María Melania Carrara aceptó el encuadre legal y dispuso la prisión preventiva por dos años para el acusado.
”Braiton entra, cierra la puerta y escuchamos el primer disparo que tiraron desde la calle. Ahí se vinieron acercando y siguieron tirando desde la ventana para adentro de la casa a todos los que estábamos adentro”, contó uno de los familiares del joven asesinado en uno de los testimonios de los que dio cuenta el fiscal en la audiencia. Dentro y fuera de la casa quedaron esparcidas 15 vainas servidas calibre 9 milímetros. En el frente de la propiedad la policía contó seis impactos de bala y al menos otros dos proyectiles atravesaron la puerta.
Con dos heridas en el abdomen además de balazos en la nuca, un brazo y una pierna, Cejas cayó muerto en el lugar por una hemorragia masiva de tórax. Su abuela María A., de 63 años, recibió heridas de bala en la pierna izquierda y el brazo derecho por las que debió ser trasladada al Hospital Clemente Alvarez. A su padre Diego, de 39 años, un balazo le atravesó el tobillo izquierdo y le provocó una fractura por la que fue atendido en el Hospital Alberdi.
Su tío José Luis F., de 55, fue alcanzado por disparos en el abdomen, la pierna derecha y el hombro izquierdo. Quedó internado grave en el Heca, adonde lo trasladó un vecino. En tanto que una adolescente de 14 años sufrió el roce de un proyectil en una rodilla y fue atendida en el lugar por médicos del Sies.
Según la imputación fiscal, B. era la persona que llegó con otros dos muchachos aún no identificados en una moto negra marca Skua, descendió y comenzó a disparar. “Estaba en el baño y empecé a escuchar tiros y muchos gritos. Por eso salí rápido del baño pero Braiton ya estaba tirado en el piso. Ya estaba muerto. Me arrastré hacia él pero no pude llegar”, contó la abuela de la víctima, quien tiene amputados ambos pies a causa de la diabetes y sufrió complicaciones por los disparos.
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Uno de los familiares reveló que los agresores se movían en una moto negra de “alta cilindrada tipo cross, sin cachas” y precisó que reconoció a uno de ellos como Ramón Daniel B., a quien conocen por el sobrenombre de “Bei”o “Bebi”, y quien fue detenido tras un allanamiento a su casa de Servellera entre Vieytes y Grandoli. “Desde la ventana yo vi disparando a una sola persona, que es el que después reconocí cuando se subió a la moto, que es Daniel B.”, dijo uno de los testigos, que aportaron fotos y la dirección. Además indicaron que los tres atacantes se fueron por calle Grandoli en la Skua 150 sin dominio y sin cachas.
Los familiares contaron que en el último tiempo Braiton había ido a refugiarse a la casa de un tío por los problemas que tenía con conocidos del barrio. “Este chico salió hace poquito de estar preso. Supuestamente dicen que vende droga, no se para quien, tampoco pregunté. Para mi que debe andar armado”, atestiguaron los allegados al muchacho fallecido. “También quiero decir que Braiton me había contado, antes de que pase esto, que B. le había dicho que se querían quedar con la casa” de la su abuela, dijeron las víctimas de la balacera, que además pidieron custodia por temor a represalias.
“Fue con alevosía. Braiton ya estaba tirado en el piso muerto y le seguían disparando. Fueron a matarlo”, dijeron. Los familiares atribuyeron el ataque a unas amenazas que había sufrido el muchacho de parte de ese entorno que se quería quedar con la casa de su abuela. Pero un vecino que bajo reserva de su identidad dialogó con los policías al momento del allanamiento fue más lejos. Dijo que el ataque había sido “pagado por la banda de Lichi Romero”, detenido por liderar una banda narco en Nuevo Alberdi, de quien dijo que el detenido B. “aparte de ser su soldadito, es su sicario”.
“Tengo entendido que todo fue a raíz de lo que sucedió aquella vez en la ruta donde los Romero tuvieron que dejar sus casas”, dijo este testigo, e indicó que en esa ocasión Braiton y tres amigos “se habrían aprovechado de la situación, ingresaron a los domicilios abandonados por la familia Romero y le rastrearon (robaron) todo”. El testimonio citado en el legajo añade que “este Bebi en el mes de junio salió en libertad. Vive en el barrio y en el rancho que tiene le guarda los fierros a los Romero”.