“Yo no maté a mi hermano. Yo no hice nada. No sé por qué tanto problema conmigo”, dijo llorando la mujer detenida por el crimen de Martín Ariel “Cara” Cabrera, quien recibió cuatro disparos por la espalda el martes a la noche frente al Casino City Center. Patricia Lorena Cabrera fue imputada ayer por una secuencia de tres ataques con armas en tres horas y en un radio de ocho cuadras: amenazar a su padre, el asesinato de su hermano cometido por dos o tres personas desde dos motos y el disparo en una pierna a otra hermana, melliza de la víctima, cuando fue a la casa de la acusada a recriminarle lo ocurrido.
Dos días antes, según planteó en la audiencia imputativa el fiscal Ademar Bianchini, Patricia y su hermano Martín habían discutido porque él la echó de la parada donde él administraba a un grupo de cuidacoches y ella gestionaba un pequeño espacio. Luego de escuchar la declaración de la mujer y los testimonios de sus familiares volcados al legajo, la jueza Silvia Castelli consideró que esa “disputa de un ámbito territorial laboral” puede explicar un móvil inmediato, de corto plazo. Pero advirtió que se trata de un “entorno familiar de una conflictividad seria” y con raíces más profundas.
Bajo ese análisis dio curso a la imputación de Cabrera como autora de amenazas calificadas a su padre, coautora del homicidio agravado de su hermano y autora de abuso de armas contra su hermana. Y le dictó la prisión preventiva por el plazo legal de dos años. Tras ello adelantó que en una futura audiencia puede considerarse su pedido de detención domiciliaria y con pulsera electrónica para el cuidado de su hijo de 5 años. Aunque aclaró que la medida debería aplicarse con garantías y en un domicilio lejano del actual, donde está el núcleo del conflicto.
Martín Ariel Cabrera murió con una pistola calibre 9 milímetros con su cargador lleno que portaba en la cintura y no alcanzó a usar. Tenía 42 años y regenteaba un grupo de cuidacoches en la parada frente al casino. Había participado de varios robos con la banda de su cuñado, Juan Marcelo “Tuerto” Priotti, quien cumple una condena a 35 años de prisión en Coronda por el crimen del dueño de una estación de servicios en Arminda. Priotti es la pareja de Patricia y padre de sus dos hijos, una chica de 16 y un nene de 5.
El fiscal Bianchini, en reemplazo de su par Georgina Pairola, le imputó ayer a la mujer tres hechos. El primero ocurrió en la colectora del bulevar Oroño frente al Casino y tuvo como víctima al padre de la acusada, Ricardo. El hombre denunció que minutos antes de las 21 del martes ella llegó en una moto y lo amenazó con una pistola 9 milímetros. “Vino a los gritos, la saqué de vuelo del lugar”, declaró el hombre.
Una hora después, en el mismo lugar, al menos tres personas se acercaron a la parada donde encontraron desprevenido a “Cara”. Iban en dos motos. En lugar de sacar la pistola de la cintura, Cabrera corrió. Le pegaron cuatro balazos por la espalda. Dos cuidacoches que trabajaban con él lo llevaron en auto hasta el Hospital Roque Sáenz Peña, adonde llegó sin vida. Uno de ellos dijo que iban en motos “tipo enduro o similares”. Apuntó que en una iban “un chico y una chica” y en otra un “gordo de remera gris”.
El último ataque fue a las 23. Una hermana melliza de “Cara”, María Daniela, fue hasta la casa de Patricia en inmediaciones de Caña de Ámbar y Pasaje 516, a unos 800 metros de la escena del crimen, y le recriminó el asesinato de su hermano. Según denunció, Patricia le efectuó cinco disparos y una bala la hirió en la rodilla izquierda. Entró a la guardia de un hospital poco después que su hermano fallecido. “Desconozco quiénes pegaron los tiros, pero presumo que fueron mandados por mi hija”, dijo Cabrera padre esa misma noche.
La policía fue entonces hasta la casa de Patricia y secuestró dos motos: una Honda XR roja y una Motomel Skua 150 roja y negra. También se recuperó una vaina que se correspondería con el disparo a María Daniela. Patricia, de 38 años, quedó detenida.
“Había problemas entre ellos por la parada”, agregó Cabrera padre al culpar a su hija por la muerte de Martín. La madre de la imputada explicó que su hijo le había cedido un pequeño lugar en su negocio a Patricia “para que cuide autos y mantenga a sus hijos. Pero como ella hacía líos ahí, gritándole a la gente y a otros que cuidan autos, mi hijo hace dos días que la sacó. Entonces ella se enojó con él. Creo que por esa razón se presentó anoche en mi casa y me empezó a insultar”, dijo la mujer. Y fue más lejos en su relato: “Tengo sospechas de Marcelo Priotti, que está en Coronda, y de otro muchacho que le dicen «Pío» y está libre. Estas dos personas estarían en complot con mi hija”.
El descargo
El defensor Marcelo Martorano rechazó las acusaciones y reclamó los videos de las cámaras del lugar.
Tras permanecer media hora en silencio sin dejar de temblar, Patricia tomó la palabra: “Sí, tuve una discusión con mi papá. Me acerqué como a las ocho y algo. No bajé de la moto”, relató. Según contó, le pidió que intercediera ante otros familiares que la hostigan. “Le dije: «Sos mi papá, por favor Cabrera. No sé qué quieren. Amenazan a mis hijos de muerte, me amenazan a mí». Me dijo «después voy para tu casa a hablar» y me retiré”.
“Mi hermana fue como a las doce. Pueden ver cómo está la puerta de mi casa, toda pateada, toda hundida para adentro. Me quiso levantar la mano, yo no me dejé”, siguió Patricia, y aseguró que su hermana llevaba un arma que se le disparó mientras forcejeaban. “No le voy a mentir señora. Estaba mi nene de cinco años. Me lo iban a matar”, le dijo a la jueza.
“Ellos no son familia para mí ahora”, cerró antes de que la jueza resolviera su largo arresto preventivo ante una investigación compleja sobre “tres secuencias que no pueden abordarse de un modo fragmentario”.