Abandonado. Un Peugeot 308 blanco hallado en la zona sudeste es peritado como el usado por los homicidas.
Durante cuatro horas y media Carolina L., la viuda del ex concejal Eduardo Trasante, repasó ante los fiscales de Homicidios y de la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos del Ministerio Público de la Acusación (MPA) los seis minutos que el martes estuvieron los asesinos de su marido en el interior de la casa que la pareja alquilaba desde hace tres años. El contenido de la declaración quedó bajo las siete llaves que puso sobre el expediente el fiscal Patricio Saldutti, quien ayer se dedicó a atar los cabos desprendidos del testimonio de la mujer y las imágenes de las 13 cámaras de vigilancia que habrían tomado la llegada y partida de los criminales. "Por ahora la única hipótesis descartada es la del robo", dijo Sebastián Carranza, vocero de la Fiscalía Regional. Más allá fue el diputado provincial Carlos Del Frade (Frente Social y Popular), quien no dudó en poner en palabras la que aparece como una hipótesis predominante en la investigación: "El asesinato de Trasante es un mensaje político mafioso muy fuerte".
En el marco de ese silencio ayer surgieron tres datos que están bajo el análisis de los pesquisas. El primero surgió cuando una llamada al 911 alertó sobre un Peugeot 308 blanco patente LGM 700 sin sus ruedas y abandonado en Barcalá al 4600, en la zona sudeste de la ciudad. "Es un auto que podría ser el utilizado en el asesinato de Trasante, pero no estamos seguro de que lo sea. Se lo secuestró para ser peritado porque aparece en algunas filmaciones de cámaras cercanas al domicilio de San Nicolás 3638 donde vivía y mataron a Trasante", explicó un vocero. El vehículo había sido robado el viernes en inmediaciones de Juan XXIII (Biedma) y Circunvalación.
Otro dato es que la casa donde ocurrió el homicidio fue allanada el 22 de mayo de 2003 en el marco de un procedimiento antinarcóticos y allí se encontraron 3 kilos de marihuana, medio kilo de cocaína y éter para estirar la droga. En ese momento allí fue apresado "El Negro" Vallejos, considerado líder de una banda narco.
El último dato es el allanamiento realizado ayer a la tarde por agentes de la Homicidios en una finca de Doctor Riva al 5300 en busca del teléfono celular que le robaron a la esposa del pastor Trasante. El aparato había sido detectado por última vez en esa zona a las 15.21 del martes, es decir media hora después del crimen. Sin embargo el teléfono no apareció en esa casa donde, por casualidad, terminó detenido un agente de la comisaría 9ª por el hallazgo de un revólver sin documentación y siete plantas de marihuana.
En silencio
Sobre las 9 de ayer, una hora después de que la concejala de Ciudad Futura Caren Tepp encabezara una conferencia de prensa reclamando el esclarecimiento del crimen junto a ediles de todo el arco político (ver pág. 24), Carolina L. llegó al Centro de Justicia Penal (CJP) para declarar ante Saldutti. Fue acompañada por la hija mayor de Trasante y el esposo de ésta, además de militantes y compañeros de Trasante, entre ellos el concejal Pedro "Pitu" Salinas, que se apostaron en la plazoleta de Virasoro y Sarmiento.
Cuando Carolina ingresó al edificio de CJP una lluvia de preguntas cayó sobre ella: ¿Conocía a los agresores? ¿Tras tocar timbre los pistoleros la achicaron con un arma y la llevaron hasta donde estaba Trasante? ¿El pastor había recibido amenazas previas o temía por su vida? La mujer mantuvo su silencio y nada de su declaración trascendió después. Lo concreto es que Carolina y su familia salieron de allí como testigos protegidos, lo que implica un nuevo domicilio y custodia permanente.
El mismo silencio que hizo Carolina se repitió en bocas oficiales y eso llevó a un sinnúmero de versiones políticas y callejeras que los investigadores fueron analizando y, tras pasarlas por el tamiz, las descartaron. Se analizó desde que el barrio donde mataron a Trasante estuvo bajo el dominio de Sergio "Quemado" Rodríguez, uno de los condenados por el triple crimen de la Villa Moreno en el que mataron a su hijo Jeremías, hasta distintos contactos que mantuvieron familiares y el propio Trasante con personajes marginales en los últimos tiempos.
Es que el pastor supo deambular por penales policiales y carcelarios en su función de pastor al punto de llevarle ayuda espiritual a dos de los condenados por el crimen de "Jere".
Sin datos duros
En ese marco el diálogo con distintos investigadores permite acercarse a "sensaciones" más que datos duros en un caso en el que los criminales siguen sin ser identificados, al menos públicamente. Lo único cierto a esta hora es que cuando los homicidas lograron llegar al living de la casa de Trasante su suerte ya estaba echada. Eso quedó marcado por el disparo en la frente que recibió el pastor más allá de una herida con orificios de entrada y salida en la mano derecha que pudo ser de defensa.
En su estadía de seis minutos en la escena los gatilleros se movieron a cara descubierta pero con barbijo. No se alteraron por los testigos (Carolina, la hija de 2 años, una adolescente hija del primer matrimonio de Trasante y una amiguita del barrio de 11 años) ni por las 13 cámaras de vigilancia en las inmediaciones y cuyo contenido ayer era examinado cuadro a cuadro por investigadores de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) y peritos del Laboratorio Digital Forense que también analizarán el celular del pastor asesinado.
Descartada la hipótesis del robo, "todas las demás están abiertas" dijo un vocero de la investigación. Así ganó terreno entre las líneas que manejan los fiscales que el homicidio del pastor sea un asesinato simbólico, "de esos que hacen saltar las fichas", dijo una fuente consultada respecto al mapa de la seguridad pública. Y es que desde la vuelta de la democracia en 1983 fueron "contados los asesinatos de dirigentes políticos de semejante envergadura", destacó Del Frade. En ese recuento se destacan el asesinato de Mario Domingo Armas, de 71 años y diputado del PDP, muerto a balazos en febrero de 1986 en una cochera de Paraguay al 800; el crimen del tesorero de la Federación Argentina de Camioneros Abel Beroiz, acuchillado en la cochera subterránea de la plaza Montenegro en noviembre de 2007, y la conmoción pública que generó en 2013 la balacera a la casa del entonces gobernador Antonio Bonfatti. No es "la" hipótesis, pero es una que gana consideración.
Trasante era un pacifista que se embanderó por el reclamo de justicia para su hijo Jeremías (asesinado junto a Claudio "Mono" Suárez y Adrián "Patom" Rodríguez el 1º de enero de 2012 en la Villa Moreno). Lo mismo hizo cuando mataron a otro de sus hijos, Jairo Natanel, baleado en Dorrego y Zeballos el 3 de febrero de 2014 al salir de un boliche. Un personaje público que optó por reclamar justicia y no venganza.
¿Quién o quiénes están detrás del asesinato de Trasante? En un escenario tan reciente y con una investigación en pañales la respuesta parece una apuesta difícil. Distintos investigadores pusieron la mirada en la dinámica de las calles de Rosario donde hay una disputa por el control territorial que se retroalimenta hace años en el marco de la narcocriminalidad y los gestos mafiosos. En ese juego los nombres y apodos se repiten hasta el cansancio y sectores ligados a las fuerzas de seguridad aparecen mencionados como jugadores en pugna. Calles sin códigos en las que lo que debería ser imposible se convierte en posible. Calles en la que se mata a cualquier hora del día.
Audiencias
Tanto desde el entorno del gobernador de la provincia Omar Perotti como del que rodea al intendente rosarino Pablo Javkin anunciaron la intención de ambos mandatarios de recibir a los familiares del pastor Eduardo Trasante para hacerles llegar sus condolencias y brindarles su contención. Sin embargo, hasta anoche en la agenda de ninguno de ellos había un horario registrado para este jueves.