Ayer, a las 8.45, un hombre que corría por el parque Alem como cada mañana, llamó al 911 para advertir sobre la presencia del cadáver de un muchacho justo en el centro geográfico del parque, entre eucaliptos, jardines y pérgolas. Recién en horas de la tarde y tras una serie de pericias, la policía pudo identificarlo en el Instituto Médico Legal. Se llamaba en vida Santiago Silvestre Aguirre, tenía 27 años y varios antecedentes por robos y robos calificados.
Cuando la policía llegó al lugar se topó con el cadáver y en un primer examen el médico forense detectó que tenía un importante golpe en la boca, un puntazo en la región intercostal derecha, un corte en su pantorrilla derecha y un balazo en el brazo izquierdo que, tras perforarlo, se incrustó a la altura de la tetilla del mismo lado.
El muchacho estaba vestido con remera, bermudas de jean, ojotas negras y llevaba una gorra con visera negra. En uno de los bolsillos tenía un manojo de llaves y una billetera con poco más de 200 pesos. Según las pericias lo mataron durante la madrugada.
"No descartamos nada. Trabajamos sobre la hipótesis de un homicidio en riña. Habrá que ver el por qué de esa pelea. De noche el parque es tierra de nadie y acá se junta mucha gente para tomar alcohol o consumir drogas. Y con eso afloran sus viejas broncas. Esto puede ser un problema entre adictos, una pelea de pescadores o alguno que tenía una bronca con otro y se encontraron acá", indicó un vocero de la pesquisa que está en manos del fiscal de la Unidad de Homicidios Dolosos Adrián Spelta.
Como señas particulares, el cuerpo tenía una oración al Gauchito Gil tatuada sobre el lado izquierdo de su pecho. "También tenía algunos tatuajes de los que se hacen en los centros de detención o tumberos", indicó la fuente. Todo eso llevó a poder indentificar al muerto entrada la tarde.
Bajo los árboles. El cadáver quedó en medio de seis eucaliptos ubicados, en el centro geográfico del parque Alem, a un costado de una vieja fuente y a unos 100 metros del arroyo Ludueña, el shopping Portal de Rosario y el embarcadero del Centro de Pescadores. Muy cerca de allí, a sólo 40 metros, están los baños públicos linderos a la calesita y el playón municipal de manejo.
"La sensación que da es que lo corrieron y lo hirieron unos metros antes del lugar donde fue hallado el cadáver. Se realizó un rastrillaje en un radio de unos 40 metros y no se hallaron vainas servidas o algún arma blanca. El puntazo que tiene, que le ingreso de costado a la altura de la última costilla del lado derecho, parece haber sido hecho con una cuchilla", indicó un vocero.
Los investigadores trabajaban ayer tratando de identificar el cuerpo mediante fichas dactiloscópicas y sobre las denuncias de averiguación de paradero registradas en las comisarías locales.
Matan de un escopetazo en la cabeza al sereno de una obra en construcción
Walter Gustavo Sosa tenía 40 años, cinco hijos y vivía en una humilde casa del barrio Ludueña Sur. Por estos días su agenda laboral estaba gobernada por juntar algunos pesos extras con el fin de comprar los materiales y útiles escolares para que sus chicos empiecen las clases la semana próxima. Por eso no dudó cuando le ofrecieron una changa como sereno en una obra en construcción en pasaje Aymará 7875, en el barrio de Fisherton, en la que comenzó a trabajar el domingo, desde las 19 y hasta las 7 del día siguiente. Allí estaba la la madrugada de ayer cuando fue sorprendido por uno o más maleantes que lo mataron de un escopetazo en la cabeza, en un hecho que hasta ayer no encontraba muchas explicaciones.
"Walter se la aguantaba. Era un tipo que peleaba bien. Para matarlo como lo hicieron lo tienen que haber sorprendido. Dicen que lo hicieron arrodillar y le pusieron el escopetazo en el medio de la cabeza", relató un compañero de trabajo mientras se señalaba la parte superior del cráneo. Lo llamativo del caso es que no le robaron nada ni se llevaron herramientas de la obra. Tampoco hubo testigos.
Por su parte Graciela, una de las hermanas de la víctima, se acercó junto a otros parientes a la escena del crimen y bajo la lluvia esperaron a que el cuerpo fuera retirado del lugar. La mujer, conmovida, comentó que "Walter no tenía problemas o broncas con nadie. En esta obra comenzó a trabajar el domingo y tenía como para un mes. Lo que nos comentaron los compañeros de trabajo es que el anterior sereno, al que reemplazó Walter, tuvo algunos problemas con una bandita de pibes que entraba a la obra a destrozarlo todo. Por eso no descartamos que se hayan equivocado de persona".
Detrás del portón. Aymará es una cortada de cuatro cuadras paralela a calles La República y Juan José Paso. Desde hace tres meses, en una vivienda de dos plantas ubicada sobre el pasaje, entre González del Solar y Tarragona, se están llevando a cabo obras de remodelación con el fin de levantar una casa de dos plantas en la parte trasera y otra adelante. Todo eso resguardado por un portón y enrejado ciego.
"Walter era un busca. Donde había trabajo él se anotaba. Trabajó en el Mercado de Productores, fue seguridad privada y ahora estaba haciendo piletas de natación. Y como durante un mes no tenía trabajo, se fue de sereno porque tenía que juntar dinero para comprarles los útiles a los chicos. El tenía cinco pibes, la más chica tiene 4 años", explicó una familiar de Walter Sosa que se acercó al lugar del crimen y junto a otros allegados se quedaron en una especie de velatorio bajo la lluvia.
El martes a las 19, según se pudo reconstruir, Walter Sosa llegó hasta la obra de calle Aymará en su bicicleta. "Antes estuvo tomando unos mates con unas primas y se fue para la obra, en la que empezó a trabajar el domingo", relató Graciela. A esa hora los obreros dejaron el lugar y Sosa se acomodó para transitar las 12 horas de trabajo. A las 7 de la mañana, cuando el primer albañil regresó a la obra, encontró a Sosa boca abajo y tirado sobre un colchón. Lo habían matado de un escopetazo calibre 12 en la cabeza.
Sobre un colchón. "Parece que lo mataron con una tumbera (escopeta de fabricación casera) con un cartucho calibre 12", relató uno de los compañeros de trabajo de la víctima. Mientras que una hermana de Sosa aclaró que "no le llevaron nada porque no tenía nada que le pudiera robar". De la obra tampoco faltó nada. Y la médica forense que revisó el cuerpo dató la muerte entre las 3 y las 5 de la mañana.
Ninguno de los vecinos linderos dijo haber escuchado detonación o ruido que les llamara su atención. "Mirá, yo tengo perros y durante toda la noche no ladraron. No escuchamos ningún disparo", relató uno de los residentes de la cuadra. "Es muy raro lo de los vecinos, un escopetazo en un cuarto vacío, sin ventanas ni puertas, tiene que haber retumbado terriblemente", dijo uno de los compañeros del sereno.
Lo cierto es que "Walter no tuvo tiempo para tener problemas. El anterior sereno sí los tuvo con un grupo de choritos del barrio que entraron tres o cuatro veces a hacer destrozos. ¿Si son los del búnker de venta de drogas de calle Urdinarraín? No creo. Esos son vendedores de droga y estos son choros", explicó un compañero del obrero muerto. El caso es investigado por el fiscal de la Unidad de Homicidios Dolosos Adrián Spelta y efectivos de la seccional 17ª.