"Le dije a mi señora que si no me morí hoy de un infarto no me muero más, no me va a matar ni el coronavirus...". La afirmación corresponde a Rubén Berto, quien ayer a la mañana estaba en su fábrica metalúrgica en Villa Gobernador Gálvez tratando de ordenar las pocas cosas que le dejaron los ladrones que ingresaron a su empresa tras realizar un boquete en una pared. El miércoles, alrededor de las 17.30, le avisaron que un grupo de desconocidos habían entrado al galpón ubicado en Paulo VI al 600, en un pequeño parque industrial ubicado a escasos 50 metros de la ruta provincial 21. Según el balance provisorio del empresario, le robaron "una millonaria suma" en máquinas herramientas.
Berto le contó a La Capital que su empresa, dedicada a la fabricación de tanques de transporte de combustibles para estaciones de servicios y que además hace prestaciones para empresas petroleras, prácticamente no tiene empleados. "La empresa comenzó a funcionar en el año 90, pero aquí estamos instalados desde 2001. En una época llegamos a tener entre 15 y 20 empleados pero hoy ya no. Trabajamos cuatro familias: mi hermano, mis primos, un tío y yo. Además tenemos algunos contratados cuando hay más trabajo".
El empresario no sale de su asombro. Dice que no es la primera vez que le roban "pero siempre fueron pavadas". El miércoles a la tarde Berto cumplía en su casa la cuarentena impuesta por el gobierno nacional para evitar la propagación del coronavirus. Entonces recibió un llamado de la empresa de alarmas a la que está adherido y le informaron que el sistema no se había reportado en funcionamiento y que por lo tanto habían avisado a la policía.
"Fuimos para allá y cuando llegamos no lo podíamos creer. Cuando arribamos la policía ya estaba en el lugar. Los ladrones hicieron un boquete en una de las paredes que es muy gruesa. La policía me dijo que son profesionales, que no son nenes de pecho y sabían muy bien lo que tenían que hacer. Por la manera en que entraron sabían qué tenían qué romper, qué secuencia tenían que hacer con los cables" para desactivar la alarma, explicó el empresario.
La fabrica de cisternas Dimametal SRL tiene una superficie aproximada de 1.800 metros cuadrados y permanece cerrada desde el inicio de la cuarentena. Desde ese mismo momento, la policía está afectada al control de algunos sitios de Rosario y el conurbano para que no se violen las disposiciones del gobierno nacional y la gente permanezca en sus viviendas. Un tema que lleva a ver calles desoladas y que las ciudades parezcan desiertos edificados.
En ese sentido, Berto relató que los delincuentes ingresaron por el hueco que hicieron en la pared, que desactivaron las alarmas y luego utilizaron una camioneta de su propia empresa para cargar el botín, "una Ford Ranger azul vieja con cabina simple que después apareció abandonada".
Uno o más viajes
Berto detalló que los delincuentes se alzaron "con máquinas soldadoras comunes y de plasma, herramientas de mano y de puño, todo el tablero de herramientas de una fábrica como ésta, no de un tallercito. Además se llevaron todo tipo de llaves, métricas, no sé...todo". El empresario prefiere no arriesgar cifras de lo robado pero afirma que "es algo millonario. Llenar el tablero de una fábrica como la nuestra puede salir 500 mil pesos, pero además hay amoladoras, una soldadora de plasma que vale 6.000 dólares. Tengo otras máquinas soldadoras, pero de hace 20 años".
Berto no dejó pasar por alto que el robo fue a plena luz del día. "El portón del galpón permaneció abierto desde la mañana hasta las 17. Es una entrada de 7 metros de alto por unos 6 de ancho y estaba abierta de par en par. Por allí sacaron la camioneta y no sé si no hicieron más de un viaje" sin que nadie viera ni escuchara nada.
Si bien reconoció que la policía actuó rápidamente, le llamó la atención que nadie fuera a ver por qué una fábrica trabajaba violando la cuarentena. "Hasta donde sé no pasó ningún patrullero o móvil de Control Urbano para verificar. Pero sí sé que los ladrones trabajaron con mucha tranquilidad y durante varias horas", comentó Berto.
El empresario cerró el diálogo con este diario esperando poder recuperarse de este duro momento: "Lo único que quiero hacer ahora es tapar el agujero, conectar la alarma e irme a mi casa a desenchufarme un rato y seguir cumpliendo la cuarentena. Como le dije a mi señora, si no me morí de un infarto ahora no me muero más, el coronavirus no me va a matar...".