Llegaron hasta la puerta del banco Macro de Rondeau al 1200 en un Fiat 128 a la
11.10 de ayer. Eran cuatro hombres. Uno quedó en el auto, otro en la puerta haciendo de campana y
los dos restantes entraron a robarlo. Redujeron a los dos policías que hacían adicionales y robaron
unos 4.500 pesos de una de las cajas. Todo marchaba sobre ruedas para los intrusos hasta que llegó
un móvil policial y los ladrones se desbandaron. En la puerta del banco se produjo un intenso
tiroteo. Uno de los maleantes resultó herido de gravedad y fue capturado. El que manejaba el Fiat
128 también fue detenido y el auto secuestrado. Los dos restantes están prófugos.
"Se cagaron a tiros. Se tiraban a menos de tres metros de
distancia. Uno de los choros cuando huía disparaba hacia atrás como en la película El Mariachi",
contó uno de los testigos de la huida de los delincuentes. Uno de los pasajes más emotivos se
registró cuando uno de los ladrones retuvo como escudo a una clienta aferrándola por el cuello. La
mujer pudo escabullirse. Eso dio inicio a un encarnizado tiroteo en un paisaje atiborrado de
gente.
La sospecha. La jueza de Instrucción Nº 5, María Luisa Pérez Vara, derivó el
sumario del caso a la Dirección de Asuntos Internos de la policía ante la sospecha de que algún
efectivo de la fuerza pudo estar vinculado al asalto. Por eso mismo pidió que al personal policial
que estuvo al momento del hecho se le tomara declaración informativa y no comparecieran como
simples testigos. En Tribunales, además, no pasó desapercibido el hecho de que pese a haber dos
detenidos no se hubiera encontrado el dinero robado.
El escenario. A las 11 de la mañana la esquina de Rondeau y Washington, en
Alberdi, es un hervidero de gente. Personas yendo al banco o usando el cajero automático. Haciendo
compras en la media docena de negocios en las cuatro esquinas o consumiendo en los dos bares.
También contribuye a la aglomeración las dos paradas de
colectivos y el supermercado Azul, que está a menos de 20 metros del banco, con su playa de
estacionamiento que tiene acceso por Rondeau y Warnes. A la hora del robo en esa esquina había por
lo menos medio centenar de personas.
El banco funcionaba a pleno, con unos 30 clientes haciendo
trámites, en especial en cercanías de las dos cajas abiertas de las cuatro que hay en la planta
operativa.
A las 11.10 un Fiat 128 blanco estacionó en la puerta del
Macro. Uno de sus ocupantes, el más gordo, se quedó al volante. Otros tres bajaron. Uno se quedó de
campana y los otros dos entraron a robar.
Un disparo adentro. "En el banco achicaron a los policías que estaban haciendo
servicio adicional. Primero agarraron al que estaba fuera de la garita y el otro se encerró. Fueron
muy violentos. Hicieron un disparo a la altura de la cabeza de uno de los vigilantes y le dijeron
al otro: «Abrí o lo matamos»", reconstruyó una fuente policial.
"Estaba en la parte superior del banco haciendo unos
trámites cuando escuchamos un disparo. Ahí la empleada dijo: «Me parece que es un robo». Me asomé y
vi a un tipo grandote parado sobre las cajas con su cara tapada con una media negra de mujer. El
tipo daba órdenes a los empleados. Ahí me asusté y me tiré debajo del escritorio", contó una mujer
mayor.
La voz del vecino. El disparo fue advertido por un vecino que dio aviso a un
móvil de la Patrulla Urbana que pasaba por allí.
Mientras la patrulla llegaba, el conductor del Fiat 128
salió arando. Y al llegar a la vereda sus cómplices quedaron a pie. "Alguien dijo que estaban
robando el banco y me asomé", contó uno de los comerciantes de la vereda de enfrente por Rondeau.
"Vi cuando llegó la patrulla, justo cuando los ladrones salían. Uno se parapetó contra el auto y
hablaba a los gritos con uno de los choros que tenía una mina de rehén, agarrada por el cuello, con
un fierro en su cabeza", relató.
"Todo pasó muy rápido. Mientras el choro hablaba con el
cana, la mina —una empleada administrativa del banco— se soltó y ahí se cagaron a
tiros", dijo el joven empleado.
El tiroteo fue feroz. Dos de los ladrones enfilaron al
estacionamiento del súper Azul. El que había tomado a la mujer de rehén quedó retrasado y fue
blanco del intercambio de fuego.
"Fueron entre diez y doce disparos, a muy corta distancia.
Uno de los ladrones se escapaba y tiraba a la carrera desde su espalda. El cana se la re jugó",
contó otro de los testigos. "Para cualquiera de nosotros es muy fuerte cuando un choro sale con un
rehén. Lo primero que pensás es «que no me lo mate». Y después todo sucede muy rápido. Cuando te
diste cuenta todo terminó", contó uno de los vigilantes que participó del operativo.
Las detenciones. Tras la balacera, uno de los ladrones quedó tendido a la
entrada del súper. Tenía dos impactos de bala en la zona dorsal derecha. Fue identificado como José
Torres, de 42 años. Lo trasladaron al hospital Eva Perón donde fue operado. Anoche estaba
delicado.
En Sorrento y las vías, a ocho cuadras del banco, un móvil
del Comando Radioeléctrico detuvo a un Fiat 128 blanco conducido por José Eduardo Cardozo, de 42
años, alias el Gordo. El hombre tenía un permiso transitorio de salida de la cárcel de Zeballos y
Riccheri. Sólo desde 2002 acumula ocho antecedentes prontuariales.
El 128 tenía pedido de captura por haber sido robado el
domingo 3 de febrero último en jurisdicción de la comisaría 14ª de barrio Belgrano.
Ayer por la tarde, los investigadores procuraban acceder a
las filmaciones de seguridad del banco para encontrar alguna clave que condujera a los dos
prófugos. En el lugar fueron secuestradas tres pistolas calibre 9 milímetros. Dos de ellas eran las
sustraídas al personal del banco y una tercera, marca Taurus con su numeración limada, que los
pesquisas no descartaran que le hubiera sido robada a un vigilante. Además en una mochila que los
ladrones dejaron abandonada hallaron una escopeta recortada.
El banco Macro no dio ninguna información a este diario sobre el monto
robado y las circunstancias del incidente, a pesar de los contactos con personal de esa entidad
durante la tarde de ayer con el objetivo de procurar más precisiones. l