Primero fueron la muy peculiar naturaleza de la detención y su enorme impacto: Máximo Ariel Cantero era localizado arriba de un carro tirado por un matungo, confundido con la pobreza de ese arrabal del sudoeste rosarino en el que un patrullero lo apresaba por azar, lo que poco se correspondía con la fama que arrastraba, la de ser una de las piezas jerárquicas de la banda de Los Monos, con casi tres años como prófugo. Luego de eso vino otro planteo de resonancia: la prueba que implicaba al acusado era floja a tal punto que hasta llamarlo a indagatoria parecía una desmesura. “Lo detienen por portación de apellido”, decía su defensor, el abogado Carlos Varela.
Todo quedaba establecido como si este hombre de 50 años, apodado “El Ariel” o “El Viejo”, fuera una especie de cautivo de sus lazos de parentesco: ser el padre de “Guille” Cantero, que está preso y con condena pactada al confesar ser jefe organizador de la asociación ilícita que formaron Los Monos; del asesinado Claudio “Pájaro” Cantero, cuya muerte desató a partir del día siguiente una todavía indetenible riada de sangre; y de Ramón Machuca o “Monchi Cantero”, otro miembro cupular del grupo con captura recomendada desde 2013. La realidad es que por fuera de esos vínculos de sangre o afecto, decían las defensas, la evidencia que conectara a “El Ariel” con los delitos violentos cometidos con fines de asegurar negocios ilícitos, tal lo admitido por los 18 miembros de la asociación ilícita que esperan sentencia, eran un objeto ausente.
Desde la vereda opuesta los acusadores estiman lo contrario. Para el fiscal de Cámara Guillermo Camporini, uno de los tres funcionarios que firmaron el juicio abreviado a los integrantes de Los Monos, “hay escuchas y elementos suficientes para, en su momento, procesar a Máximo Ariel Cantero”. Camporini advirtió que el fiscal Gonzalo Fernández Bussy tiene “escuchas telefónicas en las que se observa la relación (que él negó tener con sus hijos) y que no era una persona que recibía ordenes”.
En el expediente. Entre las escuchas son de particular relevancia las que permiten apreciar la participación en temas de la asociación ilícita y una relación de preeminencia de “El Viejo” sobre el “Monchi”, el “Guille” y el “Pájaro”. En especial las escuchas completas entre “Monchi” Machuca y Máximo —así llama “Monchi” a “El Ariel”— donde abundan las referencias a restantes miembros de la banda y las relaciones jerárquicas. Por ejemplo en las correspondientes al 31 de mayo de 2013, en ocasión de múltiples allanamientos a viviendas de la familia en barrio La Granada, “Monchi” informa permanentemente a “El Ariel” sobre la evolución de esos operativos, sus resultados y las detenciones.
La causa que contiene esos elementos es la 913/12 que se inicia con el asesinato de Martín “Fantasma” Paz el 8 de septiembre de 2012, un hecho que se presume fue ordenado por los Cantero, aunque no está esclarecido. En las escuchas de ese día “Monchi” y “El Ariel” aluden a múltiples personas a partir de sus seudónimos en implícita alusión a una organización común que incluye a ambos interlocutores y a los nombrados. Se destacan frases como “es por lo del ‘Fantasma’”; “Te llamaba para decirte que te tomés el palo, que no andés por lugares que andamos siempre porque saben todo los milicos”; “cambiá esta radio nomás que nos tienen todos los teléfonos interferidos”; “Sí, yo estoy guardado, ya está, qué querés que te diga”.
Esos contenidos contrastan con lo que el mayor de los Cantero declaró hace doce días. Ante la jueza Alejandra Rodenas dijo que hace diez años que no tiene relación con su familia, salvo con sus hijas. “Cuando me detuvieron pregunten en qué andaba: en un carro a caballo. No tengo auto, no tengo nada de nada. Sólo tengo caballos y chanchos. Otra cosa que quiero aclarar es que mis abogados los pusieron mis hijas, Joana y Macarena, porque yo plata no tengo”.
Contacto fluido. En la causa 913/12, en el marco de la cual le formularon la imputación por la que está preso en Coronda, surgen elementos múltiples —mucho más que dos menciones— sobre la vinculación de “El Ariel” con la banda. Hay otras referencias en escuchas entre el policía Juan “Chavo” Maciel, colaborador del grupo con condena acordada— y “Monchi Machuca”. Es el lunes 13 de mayo de 2013. “Pellegrini y Río de Janeiro, una cortadita ahí, ‘El Viejo’ debe saber ahí, ‘El Ariel’”, dice el “Chavo”. “Monchi” le responde: “Sí, capaz que ya sabe, ahora le voy a decir”. El 21 de mayo de 2013 Mariano Salomón (con orden de captura) y Ariel “Pájaro” Cantero hablan. “Pájaro” le dice que está en el barrio y Salomón que está en el casino. El “Pájaro” le dice que pasa “por lo de ‘El Ariel’” y va para allá. Las alusiones forman la idea de que hace dos años el contacto era fluido.
En varias testimoniales “El Ariel” es aludido como jefe original y uno de los actuales de la organización investigada. No sólo en las dos que trascendieron: la del testigo de identidad reservada y la de Luis Paz, padre del “Fantasma”. Uno de ellos es Diego Germán G. (foja 2293) cuyo aporte permitió echar luz sobre homicidios no esclarecidos que ahora se atribuyen a la banda. Este hombre dijo ser adicto y desde esa perspectiva, focalizando en el negocio de drogas en el que participaba, dio detalles sobre una organización criminal ligada a la familia Cantero. Allí dice: “Conozco a todos los Cantero porque mis hermanos estuvieron detenidos en Coronda con ellos; yo en 2001 estuve viviendo en Las Flores donde viven ellos (...) tienen una organización y un encargado para cada cosa”. Sobre “El Ariel” dice: “La cara visible de la organización es el ‘Gordo’ Salomón, que responde a Máximo Ariel Cantero, ‘El Viejo’”.
Al frente. También declara Diego Cuello (foja 5890 del cuerpo 24) que asume haber sido amigo de Martín “Fantasma” Paz. “Sobre su muerte todos dicen que los mataron Los Monos, los Cantero, porque les debía plata (...) aunque nadie me dijo quién lo había matado”. Sobre los Cantero dice “no sé a qué se dedican”, pero afirma que “al frente hay básicamente cuatro (...) El ‘Guille’, que se llama igual que el padre, Máximo Ariel Cantero, el ‘Pájaro’ Cantero, el ‘Monchi’ Ramón Machuca, que fue criado por los Cantero y el cuarto es ‘El Ariel’, el padre, que está como retirado”. El auto donde iba Cuello con sus hijas de 2 y 7 años fue atacado de 15 balazos el 21 de abril pasado en Hilarión de la Quintana y Moreno. Las nenas resultaron con heridas leves.
Delia C. vive en el barrio de los Cantero y dio cuenta de usurpaciones de viviendas. Ella declaró (foja 11667, cuerpo 51) haber recibido amenazas de parte de “Monchi” y de otros integrantes de la familia. Menciona con nombre a muchos miembros (“Guille”, “Cele”, “Monchi” Machuca y Ariel Cantero padre), da cuenta de que “los Cantero” han echado a personas de sus casa porque “no las dejaban en paz”. Describe que “antes del casino había todos ranchitos y eso fue una guerra y los Cantero mandaban los soldados y les pegaban a la gente para que se fueran”. Afirma que la Municipalidad “a los ranchitos les ponían número y luego los ubicaban. Antes de la reubicación los soldaditos echaron a todos, en ese barrio nuevo son todos de la monada, como echaron a todos los que tenían ranchitos ellos se quedaron con las casitas donde reubicaban a la gente”.
Todos estos son indicios poco relevantes por sí solos, pero con peso frente a su variedad dentro del mismo caso. En la pericia sobre el celular secuestrado en poder de la víctima Martín “Fantasma” Paz en el lugar de su crimen se detectan, en la agenda, contactos registrados en la memoria: “Pájaro”; “Chavo”; “Monchi”; “Diego Tarta”; “Gui” y “El Ariel” 54*643*1376. La interpretación propuesta en el texto del procesamiento es que los contactos se completan con los dichos de los testigos referidos que aluden a los vínculos de Paz con la asociación ilícita investigada.