Los ocho balazos que disparó Mario "Cacho" Toledo contra su ex pareja Rosalía Benítez en septiembre de 2012 fueron certeros. Pudo morir, pero ella sobrevivió. "Tanto la quiso matar que las balas impactaron todas en el cuerpo de Rosalía", razonaron los jueces que ayer, en un fallo dividido, aumentaron de diez a doce años la pena impuesta al hombre de 57 años.
Al agravar la condena tuvieron en cuenta que el ataque fue cometido delante de la hija de 9 años de la pareja y el maltrato previo que sufrió la mujer, en 17 años de convivencia marcados por el "sometimiento, la violencia y la pertenencia". La decisión fue bien recibida por el colectivo de mujeres que acompañó a la víctima, quien dejó la sala con expresión de alivio y la decisión de "seguir luchando por las otras mujeres" que padecen violencia de género.
Manía. "Estoy emocionadísima. No era lo que pedíamos pero por lo menos le subieron dos años la pena", dijo Rosalía Benítez al dejar la sala rodeada de integrantes de la agrupación Amas de Casa del País. Al grito de "se va a acabar esta manía de matar" las mujeres salieron conformes con el fallo, a diferencia de lo ocurrido en diciembre pasado cuando reaccionaron con indignación ante la sentencia de primera instancia. Esa vez, al término de un juicio oral, tres jueces le impusieron a Toledo diez años de cárcel por tentativa de homicidio agravado por el uso de arma de fuego, portación de arma de guerra y amenazas calificadas.
El grupo reclamaba una pena ejemplar de 18 años de prisión. El mes pasado la fiscal de Cámaras Cristina Rubiolo formalizó una vez más ese pedido al apelar el fallo ante los camaristas Georgina Depetris, Carlos Carbone y Daniel Acosta. Pidió agravar el delito por la premeditación y la alevosía. La defensora Mirta Llonch, por su parte, pidió rebajar a 5 años la condena y encuadrar el delito bajo la figura de lesiones graves.
Dividido. Sobre esos pedidos se expidieron los camaristas en un fallo leído por Depetris, sin la presencia de los otros jueces. Con escolta policial, de tupida barba blanca y apoyado en un bastón, Toledo fue el primero en llegar. Rosalía se ubicó en un primer banco y la sala se colmó de mujeres.
Como el fallo fue dividido, la jueza leyó cerca de media hora los tramos esenciales. En el primer voto, Depetris entendió que no correspondía aplicar la figura de portación de arma porque reprime un peligro "abstracto" cuando en este caso fue usada para un ataque concreto. No obstante se inclinó por mantener la pena ante la gravedad del caso, avaló el relato de Rosalía y describió la "gravedad e intensidad" del hecho.
Por su parte, Acosta se inclinó por la tesitura contraria al señalar que portar un arma y usarla para matar son dos conductas distintas. Y propuso aumentar la pena a doce años por la "alarma social" que provoca la presencia de la nena en la escena. Carbone adhirió a esta postura y por eso el fallo agravó la pena en 12 años de prisión. Una sanción incluso mayor a las que suelen aplicarse en homicidios consumados.
"Se presentó subrepticiamente con dos armas por la parte trasera. Rompió una puerta, golpeó a su ex mujer en la cabeza, le efectuó un disparo en la nuca y siguió tirando hasta que se quedó sin balas. Intentó continuar con la escopeta", narraron los camaristas en una secuencia que no deja dudas de la intención homicida. Resaltaron que Toledo dejó en un reguero de sangre a la mujer, quien sin asistencia inmediata hubiera muerto.
También remarcaron que los jueces de primera instancia (Julio Kesuani, Edgardo Fertitta e Isabel Mas Varela) no tuvieron en cuenta el maltrato previo, que "no puede soslayarse" en este caso. Otros agravantes que tuvieron en cuenta fueron la "tremenda violencia" del hecho, "la persecución sin cesar en los disparos de alto poder ofensivo", el "grado de terror" al que sometió a la víctima y la extensión del daño a la hija de la pareja.
Para siempre. "Tuvieron en cuenta la violencia de género. Me creyeron. De ahora en más hay que seguir luchando por las demás mujeres. Hay que darles fuerzas para que crean que alguien las va a ayudar", dijo Rosalía tras seguir paso a paso el trámite penal, en medio de una costosa recuperación. Recordó que los daños psicológicos sufridos por ella y sus tres hijos "van a perdurar para siempre, por más que los quiera borrar".