El cadáver hallado en Santa Isabel es el de un empresario venadense

Venado Tuerto.— Tras largos meses de espera se develó el misterio en torno a la identidad del cadáver que, con un tiro de gracia en la nuca, fue hallado el 30 de enero pasado en la zona rural de la localidad de Santa Isabel. El resultado de los estudios de ADN arrojó que ese cuerpo es el del empresario cárnico Damián Canelo, quien había desaparecido el 17 del mismo mes en la ciudad de Venado Tuerto y que ayer fue finalmente sepultado en su pueblo de origen, Benjamín Gould.

La noticia se conoció el viernes al mediodía cuando en el juzgado de Instrucción venadense se abrió el sobre que contenía el resultado del examen ante la presencia de familiares de Canelo e integrantes del Poder Judicial. El ADN practicado sobre muestras de sangre aportadas por los hijos del empresario y su ex esposa, Marcia Felici, corroboró que el cadáver que se encontraba en la morgue del hospital provincial Alejandro Gutiérrez era de Canelo.

En un Toyota gris. Canelo había desaparecido el 17 de enero y hasta el 30 de ese mes no se supo nada de él. Fue cuando apareció un cadáver en la zona rural de Santa Isabel, a la altura del kilómetro 336 de la ruta nacional 8. Tuvieron que pasar más de tres meses, en los que sus familiares vivieron en la angustia, para que se conozca el resultado de los exámenes practicados a partir de muestras extraídas al cuerpo.

Canelo se dedicaba a la actividad cárnica. Contaba con dos locales comerciales. Uno ubicado en España e Iturraspe, el otro sobre calle Santiago Brett, en una zona populosa de Venado Tuerto. El 17 de enero, pasado el mediodía, el hombre salió de ese último comercio con un maletín en el cual supuestamente llevaba 50.000 pesos.

Saludó a su primo y se subió por propia voluntad a un Toyota Corolla color gris con vidrios polarizados que lo había pasado a buscar al mando de otro hombre. A los pocos minutos le envió un mensaje de texto a su primo diciéndole que estaba todo bien y que le avisaría en caso de que sea necesario que lo fueran a buscar.

Al poco tiempo, el mismo familiar recibió un segundo mensaje en el cual Canelo le decía que no se preocupe, que cualquier cosa se volvía en un remís. Fue su último contacto. Después el teléfono se apagó y nadie se pudo comunicar con él a pesar de los numerosos intentos de la familia para obtener una respuesta.

Rastrillajes. A Canelo lo buscaron por cielo y tierra en la zona rural que se extiende entre Venado Tuerto y San Eduardo debido a que un informe preliminar de la compañía de telefonía celular a la cual estaba abonado el empresario indicaba que el último mensaje enviado por Damián había sido enviado desde ese sector.

El rastrillaje dio resultado negativo y la incertidumbre de los pesquisas fue en ascenso. No hubo avances en la investigación y no se pudo identificar ni encontrar el Toyota Corolla color gris a pesar de chequear distintas cámaras de seguridad de comercios locales, cabinas de peajes y otros lugares.

Finalmente, el 30 de enero un productor agropecuario encontró un cuerpo sin vida en la zona rural de Santa Isabel. El cadáver apareció cerca de una tapera, a unos 800 metros de la ruta nacional 8, a la altura del kilómetro 336. Estaba en avanzado estado de descomposición y con un tiro en la cabeza ejecutado a corta distancia, como si hubiese sido ajusticiado. Entonces no se pudieron identificar los restos porque el rostro estaba desfigurado. Además, el correr de los días, las elevadas temperaturas, las lluvias y la presencia de roedores y alimañas lo habían dañado.

En un primer momento se le practicó un examen dactiloscópico, pero las huellas digitales estaban muy deterioradas y tampoco fue posible comprobar si se trataba de Damián.

Pasó una semana hasta que convocaron a la ex mujer de Canelo y a los dos hijos del empresario para practicarles una extracción de sangre que permitiera cotejar el ADN con el del cadáver. Se estimaba que los resultados estarían en 10 días y pasaron tres meses. El viernes, en la sede del juzgado de Instrucción venadense se abrió el sobre con ese resultado. El mismo arrojó resultado positivo, algo que los investigadores y la familia ya sospechaban.

Incógnitas. Pero mietras la familia de Canelo encara definitivamente el duelo correspondiente, los investigadores siguen sin tener una hipótesis firme de lo ocurrido y mucho menos sospechas de los asesinos. Sólo la idea de que el crimen está relacionado a su actividad comercial.

En las últimas semanas llegó un extenso y detallado informe de las llamadas entrantes y salientes del celular del empresario de aquel 17 de enero. Quizás allí aparezca alguna punta para seguir. Tampoco hay certezas en relación al maletín con 50.000 pesos que habría llevado el empresario. Lo que sí está claro es que Canelo conocía a las personas que lo pasaron a buscar en el Toyota Corola. No hubo detenciones, ni demorados. Los motivos que llevaron al ajusticiamiento de Canelo siguen siendo un enigma y los comentarios abundan.