Dos muchachos oriundos de Remanso Valerio, el humilde barrio de pescadores que se levanta en la ribera de Granadero Baigorria, fueron ejecutados ayer a la madrugada cuando circulaban a bordo de una moto por inmediaciones del barrio Libertad, en el límite sudoeste de Rosario y a unos 15 kilómetros de sus domicilios. Hasta anoche no había pistas claras sobre los autores de semejante doble crimen y los pesquisas, que descartaron en una primera instancia la hipótesis de robo, apuntan sus miradas a una venganza por motivos desconocidos.
Mariano Ledesma, de 27 años, y David Ariel Zapata, de 22, viajaban en una moto Keller de 150 centímetros cúbicos cuando fueron asesinados en la colectora oeste de avenida Circunvalación, a escasos 30 metros del puente que cruza sobre las vías del ferrocarril Mitre. Un lugar inhóspito donde el vecino más cercano reside a unos 100 metros de la escena del crimen.
Según precisó el fiscal de la Unidad de Homicidios Ademar Bianchini, a cargo de la pesquisa, Ledesma recibió diez balazos en su espalda y Zapata fue alcanzado por tres proyectiles que también le ingresaron desde atrás. Lo extraño y a la vez pavoroso es que una vez caídos sobre el pavimento y ya sin vida, ambos fueron rematados con balazos calibre 9 milímetros en la cabeza. "Llama la atención la crudeza con que los asesinaron", sentenció en rueda de prensa el fiscal, quien no deja de pensar en que detrás del doble crimen se esconde una venganza u otro móvil interpersonal.
Un chofer atento. A las 4.30 de la madrugada de ayer el chofer de un micro que circulaba por la avenida de Circunvalación en sentido norte-sur observó, al pasar por un puente que se eleva sobre las vías del ferrocarril Mitre, que sobre la calle colectora había una moto tirada sobre el pavimento y con sus luces encendidas. El hombre pensó en un accidente y entonces decidió llamar al 911. Cuando al lugar llegó un patrullero de la comisaría 32ª, que tiene jurisdicción en la zona, se topó con que no era un accidente sino la escena de un crimen feroz.
A la altura catastral del 4600, la colectora oeste de la Circunvalación se llama calle José María Rosa. Allí los policías encontraron dos cuerpos acribillados a balazos. El de David Zapata yacía sobre los yuyos. Vestía bermudas y una remera violeta. A un par de metros de él estaba sin vida Mariano Ledesma, quien llevaba puesta una camiseta de fútbol roja. La moto quedó en medio de la calle, a unas siete cuadras al norte de avenida Uriburu. Ninguna de las víctimas tenía armas encima. Y en la escena los pesquisas encontraron once vainas servidas que recolectaron como pruebas de un hecho del cual, hasta el momento, no hubo testigo alguno.
Lejos de todo. El lugar del crimen se presenta como el sitio ideal para un asesinato sin testigos. Allí el tránsito por la colectora se ve interrumpido por las vías. Entonces, la mano este y la oeste se conectan por calle Grierson, que pasa por debajo del puente de la Circunvalación. Al norte de las vías está el barrio Libertad con su centro de salud municipal, el playón deportivo y la escuela primaria número 1380 "Roberto Fontanarrosa". Al sur de las vías, sólo yuyos y cañaverales. La casa más cercana al lugar donde cayeron asesinados los pibes está a unos 100 metros.
"Nosotros no escuchamos nada. Tendría que preguntar en el otro barrio", contestó una doña rodeada por media docena de perros que no dejaron de ladrar un solo momento.
"No escuchamos nada. Como a las 6 nos acercamos a mirar de puro curiosos y un policía nos echó. «¿Qué le pasa señora que está tan preocupada. Tiene algún familiar choro?», nos increpó para sacarnos del lugar. Y me parece que no era la forma de dirigirse", explicó una vecina que reside a pocos metros de las vías, del lado de barrio Libertad.
Con los dos protagonistas de la crónica muertos a balazos y rematados con tiros en la cabeza, además de la ausencia de testigos sobre lo ocurrido, del doble crimen sólo existen conjeturas. Ledesma tenía en el bolsillo de su pantalón la billetera, el DNI y los papeles de la moto Keller que conducía y quedó tirada a pocos metros de su cadáver. Por eso es difícil abonar la hipótesis de que se haya tratado de un robo. El muchacho, en su prontuario, tenía un hurto calificado en grado de tentativa cometido el 3 de enero último y un pasado ligado a la adicción a las drogas.
El cuerpo de Zapata, en tanto, fue identificado recién pasado el mediodía y a partir del registro dactiloscópico ya que no tenía documentos en su poder. Al cierre de esta edición se desconocía si poseía antecedentes, aunque el nombre de su familia es reconocido en las calles del humilde barrio de pescadores de Remanso Valerio.
En ese marco los pesquisas trataban de determinar ayer si David tenía algún grado de parentesco con Melisa Zapata, una pescadora de oficio y de 29 años afincada en Remanso Valerio. Esa joven mujer en diciembre de 2014 fue condenada en decisión dividida a 10 años de prisión por el homicidio simple de Brian González, un pibe de 22 años que fue baleado la noche del 10 de abril de ese año porque presuntamente fue parte del grupo de muchachos que minutos antes había asaltado a un hermano de la mujer robándole la bicicleta y otras pertenencias.
Melisa se encuentra detenida en la Unidad 5, el presidio de Ingeniero Thedy al 300 donde días atrás hubo un disturbio de importancia tras la agresión a una integrante de la familia Cantero (el clan del barrio Las Flores que comanda la banda de Los Monos).
Preguntas sin respuestas.PUNCTUATION_SPACELa mecánica del hecho en el que mataron a Ledesma y Zapata también es una incógnita. Se infiere que los muchachos pueden haber sido perseguidos por otro vehículo, presuntamente una moto o quizás un auto, y acribillados a balazos unos metros después de haber pasado por debajo del puente ferroviario.
Otro detalle que fue observado por los pesquisas es que sobre el pavimento no quedaron marcas de derrapes o frenadas. Lo que llevó a pensar a la policía que las víctimas no rodaron con la moto antes de caer desvanecidos sino que los encerraron y los obligaron a bajar del rodado.
Una pisada sobre la sangre de una de las víctimas y los casquillos entre los cuerpos llevaron a inferir que él o los matadores también bajaron del vehículo en el cual iban y remataron a las víctimas desde muy corta distancia. El caso quedó en manos del fiscal Ademar Bianchini, quien en principio trabajó con los efectivos de la seccional 32ª, quien actúa por jurisdicción, y ordenó la autopsia de rigor a los cadáveres, operaciones que se harán en el Instituto Médico Legal.