Vecinos de la zona sureste de la ciudad, aquellos que residen en los barrios Tablada, La Bajada, Villa Manuelita, Municipal y Parque del Mercado entre otros, coinciden con que la detención de Lautaro "Lamparita" Funes, ocurrida el pasado 22 de septiembre, no hizo otra cosa que tensar la vida callejera para ver quién se queda con el espacio vacío. "Ya no se puede más. Antes teníamos miedo porque el que andaba en la calle era él, y ahora es porque está preso y todos quieren demostrar chapa y cartel", reflexionó un residente de esa vasta zona. En ese marco, el viernes a la noche las balas volvieron a escucharse y dejar una marca mortal en un pasillo de Uriburu al 200, a la vuelta de donde vive la familia Funes, la que le da nombre a una de las bandas que andan a los tiros por zona sur. Ariel Damián Verón, de 17 años, fue acribillado con nueve balazos calibre 9 milímetros y uno de esos disparos, de remate, fue en la cabeza.
"Mi hermano no tenía broncas con nadie, no sabemos qué pasó ni quién lo mató. El siempre estaba en esa zona porque tenía amigos", explicó escuetamente ayer a la mañana uno de los seis hermanos del pibe asesinado. Fue en la casa familiar, ubicada a cinco cuadras de la escena del crimen, hasta donde llegó LaCapital.
Según se pudo conocer, Verón estudiaba en la escuela "Isabel La Católica", ubicada en Grandoli al 3400 y de acuerdo a fuentes allegadas a la pesquisa tenía una "insignificante anotación" como antecedentes penal. Desde el área de prensa de la Fiscalía Regional indicaron en un mensaje que "Verón recibió nueve impactos: uno en el cráneo y los restantes en la zona del tórax y el abdomen. En la escena del crimen se levantaron diez vainas calibre 9 milímetros y se desconocen la motivación y la mecánica" del hecho. El expediente es investigado por el fiscal de la unidad de Homicidios Pablo Pinto y por el momento el asesino del pibe no está identificado.
Uriburu al 200, al igual que Pellegrini entre Avellaneda y Felipe Moré, es una zona ligada al negocio de los lavaderos de autos. Un emprendimiento que hace que buena parte del día haya gente en la calle. Por otra parte, es un punto en el mapa donde en los últimos años se han llevado adelante allanamientos por parte de distintas fuerzas de seguridad en lo que el Estado enmarca como "lucha contra las drogas". La avenida Uriburu también ha sido escenario de ejecuciones mafiosas y asesinatos que marcaron un punto de inflexión en la política de seguridad de la provincia.
El asesinato de Mariela Miranda, ocurrido el 11 de marzo de 2016 precisamente en la esquina de Uriburu y Ayacucho, a metros de su vivienda, es un mojón en esta historia. La mujer era la madre de los Funes, sindicados como parte de una banda delictiva de la zona aunque su viudo, Jorge, desmintió a LaCapital esa acusación y dijo que el único que estaba vinculado a los problemas del barrio era Lautaro, con quien no tenía relación alguna porque era hijo de su relación con otra mujer.
La muerte de Miranda expuso un conflicto por el control de la calle y popularizó el apodo de varios de los integrantes de la banda. "Lamparita", quien fue detenido el pasado 22 de septiembre por efectivos de Policía Federal, fue uno de ellos.
Originaria del Fonavi del Parque del Mercado, la pandilla sostiene una guerra con el bando asentado en el lindero barrio Municipal y cuya referencia es Alexis Camino, detenido e hijo del asesinado ex líder de la barra brava de Newell's. La disputa entre los grupos se cobró al menos 25 vidas en 14 meses. Una puja que comenzó en las calles de esos barrios y se fue extendiendo hasta llegar a los paravalanchas del Coloso del Parque.
Esa disputa hizo que "Los Funes" se fueran del Fonavi y se afincaran en inmediaciones de Ayacucho y Uriburu. Sobre fines de mayo buena parte de la gavilla fue detenida en un operativo que se dio en llamar "Los miserables" aunque en aquel momento no fueron localizados "Lamparita" y "Pelo Duro", quienes serían los líderes de la gavilla.
Calles peligrosas
Si bien no existe una voz oficial que relacione la muerte del chico Verón con esa puja callejera, ese era el telón de fondo al momento de su asesinato. Con "Lamparita" preso hace dos semanas y las calles del barrio convulsionadas por los tira tiros, el viernes pasadas las 21 Ariel Damián Verón estaba en las entrañas del pasillo que se abre al 260 de Uriburu, a la vuelta de la residencia de los Funes. Los pesquisas consultados indicaron que "no se pudo dar con testigos presenciales del ataque y que sólo algunos contaban que escucharon una serie de detonaciones y al salir vieron el cuerpo del pibe agonizando".
"Todo es muy complejo. En este tipo de crímenes nadie se vuelve loco por contarle a los extraños si vio algo. Lo que sí te puedo decir es que la zona está que arde. Todos están súper perseguidos y eso no es bueno. Que no te asombre que al pibito (Verón) no lo hayan embocado de perseguidos que están. Volvieron, si es que alguna vez se habían ido, los balazos a cualquier momento del día. Ahora estamos hablando y por ahí viene un cualquiera y te pega un cuete (balazo) en la frente", relató un vecino.
Los apodos que sonaron en la escena del crimen son los habituales en los últimos tiempos y están relacionados con los nombres antes citados. Se preservan ante la imposibilidad de consultar sobre las líneas de investigación sobre las que trabaja el fiscal Pinto, quien no brindó declaraciones.