Dos testigos directos del ataque que terminó con la vida del adolescente Brandon Cardozo, baleado el 1º de enero en una fiesta callejera en Entre Ríos y Centenario, reconocieron como el autor de los disparos a un policía de la brigada motorizada de la Unidad Regional II que está en prisión preventiva por el caso, imputado de homicidio calificado. Si bien la defensa del uniformado le otorgó una valoración relativa a la medida, para la fiscalía se trata de una evidencia de peso en la causa.
Luego de la audiencia realizada la semana pasada donde la fiscal Marisol Fabbro imputó a Emiliano Martín G., un suboficial de 26 años, como el autor de los disparos que hirieron de muerte a Brandon, de 16 años, quedó pendiente una medida fundamental para avanzar en el esclarecimiento del caso.
Se trata de una rueda de reconocimiento que finalmente se realizó ayer a la mañana en los Tribunales provinciales de Rosario y tuvo resultado positivo, ya que dos testigos presenciales del ataque señalaron al policía como quien disparó a la multitud a las 4.50 de la madrugada y generó el desbande de jóvenes que habían llegado al lugar para recibir el año.
Los testigos fueron una joven y su hermano de 15 años, la novia y el cuñado respectivamente de otro policía de la Brigada Motorizada, de apellido B. Los tres estuvieron en la fiesta callejera y fue ese uniformado quien identificó a su compañero y reportó su conducta en la División Judiciales al enterarse, al otro día, de las gravísimas consecuencias del hecho.
Relativo. El abogado defensor del policía, Marcos Cella, le otorgó relativo peso probatorio al reconocimiento. "Son de una valoración relativa, híbridos. Son familiares del principal acusador (por el policía B.). Además la joven admitió haber visto fotos en Facebook", replicó el profesional sobre el requisito que impide ver previamente una imagen de quien se va a reconocer.
El policía B., franco de servicio, llegó a la fiesta en auto con su novia y el hermano de ésta para sumarse a la celebración donde había unos 300 jóvenes en la vía pública entre los que estaba Brandon con un primo y amigos.
El agente estacionó su vehículo en la esquina de Centenario y Entre Ríos en un contexto de normalidad. Pero una serie de detonaciones de petardos, botellazos al aire y el sonido del caño de escape de algunas motos enfurecieron al principal acusado, que salió detrás del auto de B. y comenzó a disparar a la multitud.
Apenas escucharon los estruendos Brandon y su amigos intentaron salir de la zona de conflicto. Sin embargo al adolescente de 16 años lo alcanzó un proyectil que le ingresó por el mentón.
Quedó tendido en Centenario al 1300 y fue trasladado de urgencia por un patrullero al hospital Roque Sáenz Peña, adonde llegó muerto como consecuencia de las gravísimas heridas que le causó una bala que le quedó alojada en la nuca.
Luego de la denuncia de su camarada, el suboficial fue detenido el lunes de la semana pasada en una casa de Grandoli al 4900. En el lugar se secuestraron prendas cuyo color y características coinciden con las descriptas por varias personas como las que vestía al momento de efectuar los disparos.
Pruebas. Además le incautaron cinco proyectiles calibre 9 milímetros que serían de su arma reglamentaria (con la punta teflonada color azul), idénticas a las esparcidas en el lugar del hecho. Y aunque no se pudo realizar una pericia balística porque la punta del plomo quedó deformada, informes mencionados por la fiscal indicarían que es alta la probabilidad de que la bala extraída del cuerpo de Brandon pertenezca a la partida utilizada por el imputado.
Cuando la semana pasada la fiscal Fabbro fundamentó su acusación contra el policía mostró evidencias y mencionó testimonios coincidentes de personas que vieron la secuencia del ataque. Entre ellas, el primo de la víctima y los hermanos que ahora participaron del reconocimiento.
Brandon vivía a diez cuadras de donde murió. Estudiaba en la escuela "Juramento a la Bandera" (San Martín y Arijón) y jugaba al fútbol en un club de Sandfor donde viajaba cuatro veces por semana y tenía el deseo de mudarse "porque era más tranquilo que Rosario", manifestó su madre a este diario.