
Jueves 22 de Abril de 2010
Un ex gerente de una empresa metalúrgica pasó casi tres horas de la madrugada de ayer encerrado en el baúl de su Volkswagen Bora gris metalizado en el barrio de Pichincha. Dos hombres armados lo sorprendieron dentro de la cochera del edificio en el que reside, en Catamarca al 2400, cuando estacionaba. Los agresores actuaron de manera profesional. Hablaron lo necesario. Lo maniataron con cables, lo amordazaron con un trozo de tela y lo encerraron en el baúl de su auto. Luego sacaron el vehículo del garaje, circularon por la ciudad con la víctima confinada durante más de una hora y dejaron estacionado el Bora a tres cuadras de la casa de Eduardo. Así lo hallaron, pasadas las 3 de la mañana, efectivos de Agrupación Cuerpos por Santiago entre Brown y Jujuy.
A Eduardo P. no sólo le robaron las llaves de su Bora gris, sino que los delincuentes también le sustrajeron las llaves de su departamento de segundo piso. Mientras el hombre rezaba por su suerte dentro del baúl, los hampones se metieron en la vivienda y revolvieron todo a su paso de dejando el lugar patas para arriba.
Lo que resultó sugestivo fue que los maleantes no se llevaron dinero
efectivos ni electrodomésticos de gran porte. A pesar del gran desorden del lugar sólo faltaban una
notebook; dos relojes pulsera de gama alta —marca Rolex y Festina—; dos raquetas; una
cámara digital y dos celulares.
El hecho, que está caratulado privación ilegítima de la libertad y robo
calificado, es investigado por la comisaría 7ª y por el Juzgado de Instrucción 15ª, a cargo de
Jorge Baclini.
Atrapado. Eduardo P. tiene 51 años, es divorciado y hasta un par de meses trabajó como gerente
comercial de una importante fábrica de alambres ubicada en Eva Perón al 6800. Con buena parte de su
indemnización el gerente compró cero el Volkswagen Bora color gris, con cristales polarizados, en
cuyo baúl fue hallado ayer maniatado y amordazado.
Según pudo reconstruir la policía, la víctima arribó a su domicilio,
ubicado en un edificio de once pisos en el barrio de Pichincha en el que vive solo, pasadas las
23.30 del martes. Regresaba de jugar al fútbol en el Jockey Club de Rosario.
Corriéndole a la tormenta, Eduardo llegó hasta el garaje del edificio y
con un control remoto abrió el portón. Esperó unos segundos e ingresó con su auto. El garaje del
edificio en cuestión no cuenta con cámaras de seguridad.
Eduardo relató a los investigadores que una vez que estacionó su Bora,
de atrás de uno de los autos que estaban estacionados surgieron dos hombres armados y con
pasamontañas en sus cabezas.
Fueron escuetos, pero claros. “Quedate en el molde que esto viene
de Buenos Aires”, le dijeron. Entonces lo ataron con cables y lo amordazaron con un trozo de
tela. Inmediatamente le ordenaron que se metiera en el baúl y lo encerraron. A partir de ahí lo que
se conoce del accionar de los maleantes fue deducido por la víctima, quien estimó que el auto
circuló por las calles de la ciudad durante un lapso de tiempo que va entre la hora y la hora y
media.
Fuentes allegadas a la pesquisa indicaron que pasadas las 3.30 de la
mañana una pareja que caminaba por calle Santiago entre Brown y Jujuy, escuchó ruidos que provenían
del baúl de un Bora gris metalizado que estaba estacionado. El auto tenía colocada la alarma.
Los jóvenes llamaron al 911 y una patrulla del Comando Radioeléctrico
llegó hasta el lugar. Los uniformados rompieron el cristal del lado del acompañante y destrabaron
el baúl desde el panel del Bora. Cuando le quitaron la mordaza, Eduardo avisó que no sólo le habían
robado las llaves del auto, sino que también tenían las de su departamento.
Cuando la policía llegó al lugar, distante tres cuadras, el departamento
lucía completamente desordenado. Faltaban una notebook; dos relojes pulsera —marca Rolex y
Festina—; dos raquetas; una cámara digital y dos celulares. Los hampones no se llevaron
dinero en efectivo.