Un efectivo del Servicio Penitenciario de 30 años fue procesado ayer como autor
del asesinato de un chico de 15 años, baleado en la nuca hace un mes en un pasaje entre dos
monoblocks del Fonavi de Barrio Moderno, en Biedma y Espinillo. Un sobrino del acusado, que es
empleado de la policía provincial, quedó a puertas de ir a juicio en el marco del mismo hecho: lo
acusaron de encubrir la ejecución y de propiciar una explicación falsa de lo ocurrido. Ambos
permanecen detenidos.
El 15 de mayo pasado un incidente entre vecinos en la zona sudoeste de la ciudad
terminó con un chico muerto de un balazo por la espalda. Se llamaba Brian López. El crimen se
desencadenó por una discusión que un grupo de jóvenes, entre los que estaba la víctima, mantuvo con
una vecina del Fonavi por la construcción de un parrillero sobre una de las veredas.
En esa discusión intervinieron los dos hombres ahora procesados porque uno de
ellos es hijo de la mujer. Julio Gerardo Vanucci, empleado penitenciario, fue según la jueza de
Instrucción Nº 5, María Luisa Pérez Vara, el ejecutor del disparo. Lo procesaron como autor de
homicidio calificado por su condición de funcionario público. La valoración judicial es que su
relato defensivo de los hechos fue armado en base a falsedades.
El sobrino de Vanucci, Alan Augusto Colazo, es agente de la Patrulla Urbana de
Rosario. Fue procesado por violación de deberes de funcionario público y encubrimiento agravado.
Esto porque a un par de horas del hecho se presentó en la comisaría 13ª para validar la versión que
dio su tío. Con ello sugirió que el crimen sobrevino en una situación de defensa legítima. Vanucci
entregó allí un arma calibre 38 que, según dijo, había usado el chico para dispararle.
Por algo minúsculo. Brian López recibió un balazo efectuado a corta distancia
que le ingresó por la nuca y le salió por el mentón. Una ambulancia del Sies lo recogió en un
espacio verde situado entre dos monoblocks ubicados a unos 30 metros al sur de Biedma y Espinillo,
sobre un pasaje denominado 1870.
La discordia se inició cuando Brian estaba sentado sobre unos bancos de cemento
que están situados delante de un quiosco. A metros de allí un hombre trabajaba levantando un
parrillero con la intención de abrir un carrito de comidas rápidas. Una mujer que vive frente al
lugar se oponía con el argumento de que la emanación de humo la perjudicaría.
Según testigos del barrio, la discusión subió en intensidad y fue allí donde
Brian, que estaba con unos amigos en un kiosco de enfrente, se involucró al parecer a favor del
hombre. Entonces hubo un cruce de insultos, al que se habrían sumado algunas piedras que terminaron
contra el departamento de la mujer. Esa situación hizo que la mujer llamara a su hijo, Julio
Vanucci en busca de auxilio.
Las circunstancias que rodean el asesinato de Brian quedaron marcadas por
controversias. Desde la familia del adolescente asesinado aseguraron que se trató de un clásico
caso de "gatillo fácil" en el que la víctima fue fusilada cuando estaba desarmada.
Pero Vanucci declaró que el menor había empuñado un revólver calibre 38 para
enfrentarlo y que incluso llegó a apretar el gatillo dos veces sin que las balas pudieran salir. El
guardiacárcel dijo que tiró para defenderse.
Esto último fue considerado falso por el texto judicial. Por la forma del hecho
y dado el lugar donde aparece el disparo se estimó que la víctima iba corriendo adelante y Vanucci
le tiró desde atrás.
Con relación al arma la jueza consideró muy dudosa la forma en que aparece en el
procedimiento policial: la entregó el propio Vanucci cuando el que debería haberlo hecho, en su
calidad de funcionario público y preventor, era el policía Colazo, quien tendría que haber
resguardado la escena y no lo hizo.
En el tribunal también valoraron que debió brindarle algún tipo de auxilio al
herido y tampoco lo hizo. "Pudo haber detenido al sujeto y secuestrado su arma para entregar el
procedimiento al personal policial. No lo hizo".