La noche era propicia para festejar el Día de los Enamorados y muchos restaurantes vieron colmada
su capacidad con parejas dispuestas a compartir un grato momento. Pero a los que eligieron ir a la
parrilla El Parral, el destino les jugó una mala pasada y les dejó un susto grande. Cuatro ladrones
entraron al local ubicado en barrio Sarmiento, redujeron a los 37 presentes entre empleados y
clientes y se alzaron con 3 mil pesos de la recaudación, una pantalla de plasma y todas las
billeteras y elementos de valor que tenían los comensales. No contentos con ello, golpearon a un
par de clientas e hicieron un disparo contra el piso.
Para los dueños de El Parral fue su primer robo. La parrilla funciona
desde hace un año en una de las esquinas del club Argentino, en Mazza y Sorrento, y a tres cuadras
del shopping El Portal. El local ocupa toda la ochava y tiene un espacioso salón comedor cubierto
además de un patio de invierno. También tiene un coqueto jardín y tres puntos de ingreso: la puerta
principal que está en la esquina, un portón con rejas que da al jardín por calle Mazza y el ingreso
a la cocina, por Sorrento. Por ese lugar, la noche del jueves, pasaron un número impreciso de
clientes, en su mayoría parejas que conmemoraban el Día de San Valentín.
Coordinados. “Todo pasó entre la 1.30 y las 2 de la mañana. La puerta principal estaba
cerrada con llave porque sólo quedaban algunas mesas ocupadas y los ladrones aprovecharon que una
parejita se retiraba para meterse de prepo”, rememoró Miguel, de 52 años, y uno de los socios
de la parrilla. Cuando los ladrones entraron —dos por la puerta principal y otros dos por el
portón enrejado que da al patio— en el local había 27 clientes haciendo sobremesa y 10
empleados. En una mesa en el patio de invierno había 23 comensales. Los otros cuatro estaban en el
salón. Ante eso, los maleantes se movieron en forma de pinza con el factor sorpresa como elemento
vital. Y a su paso fueron llevando a clientes y empleados hacia el patio de invierno.
De los ladrones que irrumpieron en El Parral, sólo uno se mantuvo con su
cara descubierta. De entrada fueron claros: “Queremos la guita”, dijeron y comenzaron a
desplegar las instrucciones de manual. Mientras uno reducía a los empleados y otro a los clientes,
los otros dos recolectaban el dinero de la caja y los efectos personales de cada una de las
víctimas. “Pasaban con una bolsa y le pedían a la gente que colaboraran. Y cuando algunos
empezaron a levantar la voz, uno de los ladrones apuntó al piso e hizo un disparo”, contó
Miguel. Fuentes policiales aseguraron que, incluso, un par de clientas recibieron cachetazos
intimidatorios.
Amenazas. “Después le pidieron al encargado —un muchacho de 24 años—
que les diera el monitor de pantalla plana de la computadora. El chico se puso muy nervioso y no
podía sacar los enchufes. Entonces uno le puso un revólver en la cabeza y le dijo: «Boludo, te dije
que me lo des»”, contó un vocero policial. Después se fueron. “Se llevaron hasta las
propinas de los mozos. A uno le dijeron «dame la guita». El empleado le dijo que era un laburante y
el ladrón le respondió: «Bueno, colaborá con la propina»”, confió la fuente consultada. Así,
en menos de 10 minutos, los ladrones se llevaron 3 mil pesos de la caja de la parrilla, el monitor
de la computadora y una cifra no precisada de efectivo y celulares que le quitaron a los clientes.
Respecto de la mecánica del asalto, los ladrones llegaron y se fueron en
al menos una moto de alta cilindrada y en otro vehículo que podría ser otra moto o un auto de
apoyo. “Las parrillas somos un blanco fácil porque todo el mundo sabe que se maneja efectivo
y los ladrones la tienen clara”, reflexionó Miguel, resignado tras el debut de su comercio en
las páginas policiales.