La Agencia de Investigación Criminal (AIC) allanó en la noche de este miércoles seis domicilios en procura de la detención de supuestos implicados en el homicidio de Sebastián "Oso" Cejas, el cocinero de 38 años asesinado en la madrugada del martes durante el robo de su auto frente al Hospital Español. Los lugares requisados fueron seis, en un perímetro de cuatro cuadras aledaño a Villa La Lata, pero en ninguna de las direcciones se encontró a las personas buscadas sino a sus familiares, que dijeron no saber de ellas desde el martes.
Dos de los domicilios allanados corresponden a galpones en los que se presumía que podía estar el auto sustraído a Cejas. Pero el vehículo no fue localizado.
Las direcciones allanadas son Paraguay al 3000, Corrientes al 3000, Amenábar al 1400 y Garay al 1500. Uno de los domicilios corresponde al padre de Fernando “Enano” Morel, un hombre que está implicado en delitos atribuidos a la Banda de Los Monos, recordado por intentar una fuga del Hospital Clemente Alvarez en diciembre pasado, mientras estaba allí internado bajo detención tras sufrir un accidente.
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Los investigadores consideran fundamental hallar el Chevrolet Onix sustraído al Oso Cejas.
En principio los investigadores no tenían identificados a los cuatro ladrones que al menos tres testigos, entre ellos la madre de la víctima, dijeron haber visto en la escena del crimen. Fuentes policiales comentaron que los testimonios recabados coinciden en describir la misma mecánica del hecho, que los ladrones se abalanzaron sobre el auto, que sacaron del vehículo a la madre de Sebastián y esto enfureció al muchacho, que intentó resistir la situación hasta que uno de los ladrones le disparó.
De los testimonios tomados surgió el señalamiento contra una persona que suele merodear la zona y marcar situaciones descuidos o blancos propicios para robos. En ese sentido, surgió una hipótesis que puso en la mira a un grupo de ladrones de entre 20 y 30 años que al parecer es conocido por robar en la zona del barrio Hospitales donde ocurrió el crimen.
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Sin embargo, hasta ayer no había trascendido si las imágenes captadas por cámaras de vigilancia de la zona analizadas hasta el momento permitieron identificar a los ladrones o al menos a quien disparó.
Respecto del auto, que fue buscado en vano durante todo el día, los investigadores no descartan que pudiera estar guardado en algún galpón de la zona sur.
Reclamo
La urna con las cenizas y un casquillo de bala que encontraron en el lugar del crimen. Eso, más su inmenso dolor, llevaron al Centro de Justicia Penal los amigos y familiares de Cejas.
Allí, luego de que el cuerpo del Oso fuera cremado en el cementerio de San Lorenzo, hicieron un acto en reclamo de justicia. La madre del Oso, Ana María, quien estaba con él en el auto cuando los abordaron cuatro ladrones, entró al edificio junto a su hijo Alejandro y fue recibida por la fiscal Gisela Paolicelli, quien está a cargo de la investigación del homicidio.
“Tenemos que tratar de confiar en la Justicia, otra no nos queda. Yo lo único que le pedí a la fiscal es que agarren a los que mataron a mi hijo y que no salgan más, que les den cadena perpetua y que no pase como siempre que entran y salen”, dijo Ana María.
Mientras tanto, quienes conocían a Sebastián seguían resaltando su figura. “No sé si voy a poder terminar lo que empezamos juntos. Esto era algo de a dos, pero fundamentalmente era su sueño”, dijo muy conmovido el socio del Oso que trabajaba con él en un nuevo proyecto gastronómico.
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Allegados y familiares del Oso Cejas se manifestaron ayer en reclamo de justicia.
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La movilización había empezado en el lugar del crimen, en Gaboto al 1100, frente al Hospital Español. Allí, en medio de la angustia, alguien descubrió que algo brillaba en medio de la calle. La sorpresa derivó en bronca e indignación: una vaina servida fue hallada entre los adoquines. La llevaron luego al Centro de Justicia Penal, que queda a tres cuadras de allí.
“Habrá que ver si esa bala coincide con la que le sacaron del cuerpo a mi hermano. Ellos (por los investigadores) sostienen que no es del mismo hecho, podría ser de un disparo al aire”, dijo a la prensa el miércoles Alejandro, hermano de Sebastián, respecto del hallazgo. Hasta anoche no había información que confirmara que ese elemento pudiera estar vinculado con el crimen del Oso, que en principio habría sido asesinado con un arma calibre 38 corto.
Dolor
La imagen de la urna con las cenizas del Oso y el casquillo de bala sobre ella resumían el dramatismo de la hora. Lo mismo que el relato de Ana María sobre el trágico momento en que vio morir a su hijo, luego de que los asesinos la sacaran a empujones a ella del auto, donde esperaba junto al Oso que su marido saliera de una sesión de diálisis.
“Fue terrible lo que pasó, cuando lo dieron vuelta (a Sebastián), porque estaba boca abajo, tenía los ojos brillosos y ahí me di cuenta que mi hijo estaba muerto, le pegaron un tiro como a un perro. ¿Por qué no le tiraron en la pierna, o en un brazo, no en el corazón? Yo estaba ahí y no pude hacer nada porque los cuatro mocosos tenía revólveres. El era hermoso, bueno con nosotros, nos hacía los mandados, nos cocinaba...”, alcanzó a decir la mujer quebrada por la amargura y la desolación.