Una disputa entre dos familias vecinas del barrio La Esperanza, en el noroeste de la ciudad, terminó trágicamente hace algo más de dos años. Fue cuando César Cáceres se entreveró con Julio Zalazar en uno de los capítulos de las históricas rencillas entre ambos clanes. Aquella pelea se cortó cuando César abrió fuego con una pistola Bersa calibre 22 contra Julio, quien terminó desplomado en el suelo iniciando una agonía de 40 días hasta su muerte en el Hospital de Emergencias. Ahora, por aquel crimen, el juez de Sentencia José Luis Mascali condenó a 12 años de prisión a Cáceres como autor de un homicidio deliberado, agravado por el uso de un arma de fuego que no estaba registrada.
Nunca estuvo en duda la autoría del hecho. Los Cáceres y los Zalazar vivían en la calle Pizurno al 1900, sobre la misma vereda y a pocos metros de distancia. Y fue todo tan evidente que César Cáceres se entregó a los pesquisas tras la fatal agresión. Desde ese momento admitió haber matado a su vecino, pero aseguró que había sido durante un forcejeo, una versión desestimada por el magistrado.
Cambio de vida. "Tengo tres hijos, de 4 años, de 2 años y una por nacer. Todos viven conmigo, junto con la madre. Con el vecino tuvimos un montón de problemas porque se emborrachaba y nos pegaba. Le gritaba cosas a mi mamá. Nosotros nunca hicimos nada cuando nos decía eso, sólo íbamos a la comisaría y hacíamos la denuncia. En una oportunidad le pegó a mi mamá. El estaba con su mujer en ese momento. Tiene muchas denuncias por amenazas de muerte hacia nosotros y también tenía problemas con otros vecinos", dijo en su defensa César Cáceres durante el juicio.
Un rencor de barrio como hay tantos, combinado con la tenencia de un arma al alcance de la mano, terminaron con la vida laboral de este joven padre que se ganaba la diaria como albañil, soldador, plomero y electricista y que, según él mismo declaró, había trabajado en establecimientos metalúrgicos de importancia. "Nunca quise matar a Zalazar, pasó en el forcejeo", declaró cuando fue indagado en el juzgado de Instrucción Nº9.
En la calle. La tarde del 27 de noviembre del 2011 Julio Zalazar salió de su casa y al asomar a la vereda se topó con su hija Dalma y con Cáceres. El muchacho amenazaba a la joven y Zalazar le ordenó a su hija que entrara a la casa. "César iba del quiosco de la esquina a su casa con cervezas y para mí que estaba drogado", declaró Dalma en el velatorio del padre. En medio de la discusión entre Zalazar y Cáceres, éste amenazó con ir hasta su casa a buscar un arma de fuego. Entonces Dalma salió corriendo hacia la seccional 30ª, ubicada a dos cuadras del lugar, pero no llegó. Es que su padre enfrentó a César a mano limpia y lo increpó, pero el joven extrajo una pistola Bersa calibre 22 y disparó. La adolescente, que entonces llegaba a la esquina, escuchó "seis o siete tiros". Uno se metió en el abdomen de Julio y dos en un brazo del hombre que fue llevado en su propio auto al Hospital Alberdi y de allí al Heca, donde murió el 9 de enero de 2012.
Un rato después de la agresión, Fabiana, la madre de Cáceres, fue a la seccional 30ª y denunció que su hijo "había matado a un vecino". Pero recién el 5 de diciembre de 2011 César se entregó en Tribunales y quedó detenido.
Para desestimar la versión de Cáceres de que le había disparado un balazo a Zalazar durante un forcejeo, el juez Mascali valoró los dichos de los testigos, entre ellos la esposa y los hijos de la víctima, que dijeron haber escuchado varias detonaciones. "Dos de los testigos comentaron que escucharon entre tres y cinco estampidas", recordó el magistrado en el fallo.
El juez sostuvo además que "está claro que los testimonios hablan de disparos plurales y los impactos encontrados en la pared y en el marco de madera de la puerta de la casa de Zalazar corroboran tales circunstancias en contraposición con un solo disparo, y por accidente, expresado por el imputado en su defensa".
En su fallo el magistrado reconstruyó el incidente y dijo: "Hubo una discusión a raíz de reyertas anteriores de vecinos, cuyos motivos no se determinaron, aunque algunos refieren a un altercado entre la madre de Cáceres y la víctima. En medio de la disputa, Cáceres apareció con un arma de fuego en sus manos (según los testigos) que había ido a buscar a su casa ubicada al lado de la del hombre fallecido. Entonces le disparó en varias ocasiones a Zalazar y escapó del lugar", señaló.