Le dicen “La Gata” y la semana pasada llegó en libertad a un juicio oral y público en su contra por un crimen de hace seis años en la zona sur de Rosario. Estaba acusada de haber baleado a un joven de 21 años tras una discusión entre vecinos por una casa que era usada como búnker de drogas. El tribunal que evaluó el caso dio a conocer su veredicto en el mediodía de este lunes: resolvió absolver “por el estricto beneficio de la duda” a la mujer de 32 años.
El fallo de los jueces María Trinidad Chiabrera, Facundo Becerra y Gustavo Pérez de Urrechu fue leído a las 13 en la sala del Centro de Justicia Penal donde se desarrolló desde el martes pasado el juicio contra Evelin Abaca. Llegó al debate acusada por el crimen de Darío Insaurralde, un joven de 22 años asesinado de dos disparos en noviembre de 2014 en el barrio La Paloma. La fiscal Viviana O’Connell había solicitado para ella una condena a 17 años de prisión como autora de un homicidio agravado y la portación ilegal de un arma de fuego.
Los jueces dieron cuenta de la parte resolutiva de su decisión, que fue la de absolver a la acusada por el beneficio de la duda. La decisión será explicada en profundidad cuando se den a conocer los fundamentos del fallo en los próximos días. La acusada transitó el juicio en liberad porque había obtenido ese beneficio en instancias previas por ser madre de niños pequeños. Al momento del homicidio, era la pareja de un vecino con quien la víctima había discutido momentos antes a causa de una edificación que se usaba como búnker de drogas.
El crimen ocurrió la noche del domingo 22 de noviembre de 2014 en el barrio La Paloma, un humilde vecindario del extremo sur de Rosario rodeado por el Parque Regional Sur. Darío Insaurralde había crecido allí y dos semanas antes de su muerte había vuelto a instalarse en el barrio tras vivir un tiempo en la zona oeste. El joven tenía 22 años, dos hijos chicos y una hija por nacer. Contaba con prontuario penal abierto por los delitos de robo calificado y tentativa de robo y se ganaba unos pocos pesos diarios haciendo changas.
Según contaron en aquel momento los vecinos a este diario, Insaurralde se instaló en una vivienda de Hungría al 5300, a metros de Batlle y Ordóñez, donde también residía su abuela. Dijeron que la tarde de aquel domingo se había peleado a trompadas con “Juancito”, otro joven que años atrás había regenteado en la misma cuadra, a metros de la casa de Insaurralde, un quiosco de venta de drogas que llegó a ser derribado por los vecinos. El conflicto entre ellos llevaba alrededor de cuatro años. Juancito había salido días antes de la cárcel y gozaba de prisión domiciliaria.
Tras esa pelea a trompadas, según contaron, Insaurralde se acostó a dormir. Entrada la noche se despertó. La crónica del momento reseña que cerca de las 21 pasó por el frente una moto en la que iba como acompañante una mujer, quien se bajó y sin decir palabra le disparó dos veces al tórax. Luego se subió a la moto donde la esperaba el conductor y escaparon. El herido fue trasladado al Hospital Roque Sáenz Peña y luego al Clemente Alvarez, donde murió cerca de la medianoche por “lesiones transfixiantes en pulmón derecho”.
La investigación quedó en manos del fiscal Homicidios Ademar Bianchini. Dos meses después, el 15 de enero de 2015, fue detenido Fabricio Jonatan C., apodado “Tatita, de 18 años, como quien manejaba la moto. El muchacho declaró haber conducido en la moto a Evelin sin saber que la mujer tenía un arma ni lo que iba a hacer, por lo que recuperó la libertad.
Abaca fue detenida un año después a partir de una orden de captura emitida por Bianchini en base a declaraciones de testigos. El 28 de enero de 2016 la Policía de Investigaciones la detuvo en una vivienda de Liniers al 2700 de Villa Gobernador Gálvez. En la casa se secuestró una escopeta tipo tumbera de fabricación casera con diez cartuchos calibre 12.70. Un joven de 22 años que por entonces era pareja de la mujer también fue detenido y acusado de la tenencia ilegal de un arma.
Abaca quedó imputada por el homicidio de Insaurralde y a la espera del juicio donde la fiscal O'Connell, en reemplazo de Bianchini, la situó como quien se trasladó en la moto conducida por Fabricio C. hasta la casa de Hungría al 5300, llamó a la víctima para que saliera de su vivienda, extrajo un arma y le efectuó dos disparos a la zona del tórax. La imputada, asistida por la defensora pública Silvana Lamas González, se declaró inocente.
Si bien los primeros testigos que declararon en el juicio mencionaron a Abaca como la autora de los disparos y dijeron que el ataque fue motivado en el conflicto previo entre la víctima y “Juancito”, por entonces pareja de la mujer, al término del debate los jueces consideraron que las evidencias no tienen el peso de convicción suficiente para dictar una condena y dictaron la absolución.