Un minuto y 40 segundos. Ese fue el tiempo que le llevó a tres ladrones robar una conocida heladería ubicada en pleno centro de Villa Gobernador Gálvez. Pero cuando los ladrones huían con un magro botín de 500 pesos y tres celulares irrumpió en el comercio un vecino armado que se trenzó en lucha con uno de los delincuentes y recibió dos impactos de bala: uno en el abdomen y otro en el pie derecho. Todo eso delante de una docena de clientes, entre ellos varios niños, y al menos cuatro empleados. Poco después llegaron al lugar efectivos del Comando Radioeléctrico que lograron detener a dos de los maleantes cuando corrían tratando de esconderse en una plaza y la estación de trenes de Villa Diego. Se les secuestró un revolver calibre 32 largo con el que habrían herido a la víctima, quien anoche estaba en observación en el hospital Provincial.
El vecino herido fue identificado como Adrián Santa Cruz, de 49 años, quien fue exonerado de la policía santafesina en la década del 90 e hijo del reconocido comisario Pato Santa Cruz. “Es un muchacho que tuvo un enfrentamiento feo (poco claro) allá por 1997. Primero lo dejaron en disponibilidad y luego lo exoneraron. Anduvo trabajando de remisero y hoy se gana la vida como empleado de vigilancia”, explicó ayer una fuente allegada a la pesquisa que quedó en manos del juez de Instrucción Javier Beltramone.
La heladería Aruba, ubicada en Juan Domingo Perón 2119 de la vecina localidad, esta ubicada frente a “La Plaza de la Madre” y el anfiteatro municipal. Fue asaltada tres veces en los últimos meses y algunos de sus empleados reconocieron a uno de los ladrones del viernes como la persona que participó de los otros dos atracos. Y ante los asaltos, sus dueños decidieron implementar un sistema de cámaras de vigilancia interno y externo al local. A poco más de una cuadra de ese lugar hace una semana fue baleado Ammiel Lemos, un muchacho de 25 años al que lo hirieron de bala para robarle 65 mil pesos. Fue el viernes 1º de febrero frente al bar “El viejo reloj”.
Lleno de gente. Viernes a la noche. Las heladerías del centro de Villa Gobernador Gálvez rebosaban de clientes. De acuerdo al testimonio registrado por las cuatro cámaras de vigilancia instaladas en la heladería, a las 21.14 dos muchachos vestidos con remeras, bermudas y gorritas con visera ingresaron al salón de ventas de Aruba, parte del grupo empresario Postres Italo Argentina SA. A los pocos segundos un cómplice en moto se estacionó afuera. Apenas ingresaron, uno de los ladrones (de remera blanca) sacó un arma y sin tapujos anotició a los clientes que estaban siendo víctimas de un asalto como los que se ven en la televisión. En el salón de venta había, distribuidos en varias mesas, una docena de clientes con hijos pequeños. En los movimientos de los ladrones se adivina que el robo debía ser rápido. Uno de ellos (de remera azul y sin armas a la vista) saltó la linea del mostrador y fue directamente a la caja.
Para marcar territorio, el ladrón armado golpeó con la culata del arma a un empleado en su cabeza. Ni los trabajadores ni los clientes atinaron a nada. Pero mientras esto ocurría, Laura, la hija del dueño del lugar, vio la escena desde el patio del comercio y sin dudarlo dejó allí a sus hijos y se cruzó hacia la plaza para pedir ayuda sin que se diera cuenta el ladrón que hacía de campana. En tanto, uno de los cadetes que trabajan para el comercio llamó al Comando desde su celular.
Alerta. Desesperada, Laura cruzó a la plaza y se topó con Adrián Santa Cruz. La mujer le contó lo que pasaba, le pidió ayuda y el ex policía no dudó. A las 21.15 los ladrones ya se habían asegurado un botín de 500 pesos y tres celulares. Estaban encarando la puerta para salir cuando irrumpió Santa Cruz apuntando con un arma. El vigilador hizo foco en el muchacho de blanco que tenía el revólver y así comenzaron a correr 16 interminables segundos en los cuales los dos hombres danzaron con la muerte en medio de los clientes que se desbandaban. Se escucharon entre cinco y ocho disparos, según el testigo con el que se hable. Y en la escena se ve claramente cómo el ladrón que estaba haciendo de campana ingresó al local para pegarle un sillazo en la espalda al empleado de vigilancia.
A las 21.16 los ladrones lograron salir de la heladería. Santa Cruz, herido en el abdomen y el pie derecho, los siguió persiguiendo. Los ladrones se desbandaron. En el video se ve claramente que uno de ellos no sabe hacia donde correr. Inmediatamente llegó un móvil del Comando que logró detener a dos: uno, identificado como Ezequiel A., de 15 años, estaba escondido entre unos yuyales de la plaza; el otro, Ezequiel Hernán M., de 20 años, sería el que le disparó a Santa Cruz y estaba agazapado detrás de un vagón ferroviario en la parte trasera del anfiteatro. Tenía en su poder un revólver calibre 32.