Balean a un empleado sindical y le arrebatan 20 mil pesos en una salidera

El asaltante se bajó de la moto y gatilló el arma al conductor que se disponía a entrar a su casa de la zona sur de la ciudad. Su acompañante, Alberto Sello, un empleado administrativo del Sindicato de la Carne, observó atónito la escena desde el auto y, en escasos segundos, también quedó a merced del ladrón. El maleante colocó el arma en el resquicio de la ventanilla entreabierta y abrió fuego contra el trabajador.
  El balazo le atravesó la pierna al empleado y salió. Entonces, sin que Sello pudiera oponerse, el malhechor le exigió que le entregara la carterita en la que llevaba los 20 mil pesos que había retirado de una sucursal del Banco de Santa Fe. Con el botín en su poder, los ladrones se esfumaron y hasta anoche no habían sido localizados por la policía.
  El empleado contó a La Capital que todo ocurrió cerca de las 13 de ayer. A esa hora, Sello, de 73 años, salió del Sindicato de la Industria de la Carne, situado en Fausta al 5300 acompañado por el hijo del tesoreso de la entidad gremial, Daniel Ramírez.

Al banco. Los dos hombres se subieron a un Peugeot 307 y se dirigieron al Banco de Santa Fe, de San Martín y Rueda, donde el empleado debía realizar unas operaciones
  Una vez adentro, se paró frente a la caja de clientes, donde retiró 20 mil pesos. Después, caminó con el dinero para pagar impuestos. La línea de cajas estaba atestada de gente. Sello abonó la factura del teléfono del sindicato y, cuando terminó se ubicó de espaldas a la gente y guardó 20 mil pesos en una carterita.
  Después, caminó el auto, donde lo esperaba Ramírez. Entonces, los dos hombres fueron por San Martín hasta Uriburu. En el trayecto, el hijo del dirigente gremial se detuvo frente a su casa de Humboldt al 4300. Apenas se bajó del vehículo,apareció una moto de alta cilindrada, que se paró unos diez metros antes del Peugeot 307. Enseguida, se bajó el acompañante del conductor del rodado. El desconocido corrió hacia donde estaba Ramírez y s le puso en frente. “Dame la plata”, le gritó. Ramírez quedó paralizado cuando el recién llegado pulsó dos veces el gatillo del arma. De milagro, no salió disparado ningún proyectil.

Por la ventanilla. El maleante se percató de que Ramírez no tenía dinero y se encaminó hacia el auto. Allí estaba Sello del lado del acompañante. El ladrón introdujo el arma por la ventanilla del lado del conductor y encañonó al empleado. “Primero me apuntó al pecho. Después bajó el arma y me tiró un balazo que me dio en la pierna y salió”, explicó Sello.
  Entonces, el ladrón le exigió al empleado que le entregara la plata. El fajo cambió de manos y con el dinero en su poder, los asaltantes desaparecieron por el pasaje Humboldt. Hasta anoche no había rastros de ellos. l