Sábado 14 de enero de 2012. Una noche de verano en la ciudad de Santa Elena, departamento La Paz, provincia de Entre Ríos. Recostada en la margen derecha del río Paraná, unos 20 mil habitantes pueblan sus barrios sencillos y disfrutan de sus playas. Allí, a 335 kilómetros al noreste de Rosario, había buscado refugio Sergio Gustavo El quemado Rodríguez, el principal imputado del triple crimen ocurrido el primer día del año en la villa Moreno. Allí, mientras caminaba junto a su pareja recorriendo distintos comercios del centro de la localidad, lo halló la comitiva de cinco pesquisas de la Unidad Regional II que le seguía los pasos. Tras estar detenido en la seccional 15ª de la policía de La Paz, el sospechoso de haber acribillado a tiros a tres militantes barriales fue trasladado a Rosario, donde arribó cerca de la medianoche de ayer. Después de algunos trámites de rigor en la Jefatura, el hombre fue derivado a la cárcel de Coronda, desde donde hoy será traído a los Tribunales para ser indagado por el juez de Instrucción Luis María Caterina, quien se hace cargo del turno de la feria judicial.
-Buenas noches señor, ¿podría identificarse?-, dijeron los agentes de la comisaría 15ª de Santa Elena a El quemado, quien vestido con remera negra y pantalón crema, fue interceptado mientras caminaba junto a La rubia, su pareja, por avenida San Martín al 800.
-Sí, no hay problemas. Soy Sergio Fernández - , respondió el sospechoso sin mostrar inquietud ni resistirse al pedido de los uniformados.
-Vos no sos Fernández, sos Sergio Gustavo Rodríguez . Ya está flaco, perdiste -, intercedieron en el diálogo los investigadores rosarinos que tras detectarlo en la calle habían pedido colaboración a sus pares entrerrianos para detenerlo. Y la cara de Rodríguez, cambiada por una barba crecida, se transformó.
-¿Qué hacen ustedes acá? -, preguntó el hombre ya cercado y sin escapatoria.
Ese fue el diálogo que mantuvieron el prófugo y sus seguidores ante numerosos transeúntes que disfrutaban de la calurosa noche del sábado por las calles céntricas de Santa Elena. Eran las 22.10. De allí fue a la comisaría de la ciudad y hoy será el momento en que declare ante la Justicia por el homicidio de Jeremías Jere Trasante, Claudio El mono Suárez y Adrián Patom Rodríguez, ocurrido la madrugada del 1º de enero en la canchita de la Agrupación Infantil Oroño, en Presidente Quintana y Dorrego.
Seguimiento. Los pasos de El quemado eran seguidos por la policía rosarina desde las primeras horas de este año. Una vez que supieron del triple homicidio y de que varios testigos mencionaran su nombre como el del autor de la masacre, los investigadores del hecho salieron a buscarlo. Allanaron su casa, la de sus familiares y sus allegados. Pero no lo hallaron. Después supieron que había abandonado la provincia y pusieron sus ojos en la vecina Entre Ríos.
"A ciencia cierta no sabemos cuándo cruzó a la provincia de Entre Ríos, pero de acuerdo a los elementos objetivos que fuimos recolectando en la investigación sabemos que desde el día 5 se había instalado en Santa Elena", sostuvo ayer el jefe la policía santafesina, comisario general Hugo Tognoli. Cuando el máximo responsable de la fuerza provincial habla de "elementos objetivos" no quiere profundizar detalles "por el secreto de sumario y por que eso podría entorpecer el avance de la pesquisa, máxime cuando aún hay prófugos", asegura.
Sin embargo, se sabe que en este tipo de investigaciones esos elementos se basan principalmente en el seguimiento de los celulares de los sospechosos y sus allegados. En ese sentido, desde el día 10 la antena de telefonía de Santa Elena permitió ubicar allí a El quemado. Y, también, detectar algunas llamadas "comprometedoras" con al menos dos personas de su entorno con las cuales tuvo diálogos vinculados al hecho que se investiga.
Otro de los elementos sumados por los policías es el auto en el cual El quemado se movía: un Ford Focus gris oscuro que hasta anoche no había sido secuestrado. En ese auto Sergio Rodríguez cargó nafta al menos dos veces en una estación de servicios de Santa Elena. El 5 de enero por un monto superior a los 200 pesos y el viernes 13 por un monto de 57 pesos. Ese dato surge de las consultas que los pesquisas hicieron en hoteles, restaurantes, estaciones de servicios y comercios de la ciudad entrerriana exhibiendo, como en una película de Hollywood, una foto del sospechoso. Así fue que un playero de la estación confió a los sabuesos que el hombre del retrato era muy parecido a un cliente que él había atendido.
En cuanto al lugar de alojamiento de El quemado en la localidad entrerriana, las fuentes policiales aseguraron que primero estuvo en una finca de la zona rural de la ciudad, pero últimamente se había aguantado en una humilde vivienda del barrio de Fátima que “hasta ahora no ha podido ser localizada para su allanamiento”, aunque descontaban que eso se podría realizar vía exhorto judicial en las próximas horas.
“Cuando determinemos junto a la policía entrerriana el lugar preciso de esa vivienda sabremos quién es el dueño de la misma y cuál es su relación con el imputado”, confió ayer el comisario Tognoli.
Estrategias. Carlos Varela, el abogado que asumió la defensa de El quemado y de su hijo aseguró ayer a La Capital que su cliente “estaba predispuesto a entregarse ante la Justicia entre el lunes y el martes próximo” y que se estaban realizando negociaciones al respecto, pero que ante la detención concretada la noche del sábado “no opuso resistencia porque él dice no tener nada que ver con el hecho que le imputan y quiere colaborar”.
En ese sentido, el abogado aseguró que ayer a la mañana tuvo contacto telefónico con Rodríguez, a quien escuchó “tranquilo y confiado en su verdad”, aunque “preocupado por la salud de su hijo” (ver aparte), y que quedaron en verse la tarde de hoy cuando el sospechoso sea traído a los Tribunales rosarinos para ser indagado por el juez de Instrucción en turno durante la feria judicial, Luis María Caterina.
Al respecto, Varela dijo que su cliente “sostiene que el día del hecho estuvo festejando la llegada del Año Nuevo junto a unos amigos en casa de éstos, que en esas circunstancias se enteró del ataque a balazos a su hijo Maximiliano, que eso lo impactó profundamente y fue al Hospital de Emergencias para ver el estado de salud del muchacho y que luego volvió a la casa de sus amigos sin siquiera pasar por el lugar donde ocurrió el triple crimen y algunos testigos dicen haberlo visto”.
Finalmente, Varela sostuvo que ahora “sólo queremos que todo se aclare rápidamente y colaborar con la Justicia para que eso ocurra ya que estamos ante un hecho gravísimo y de una amplia trascendencia que no debe quedar impune”.