Habían salido del casino de madrugada después de una racha de aciertos sucesivos en la mesa de póker y se proponían encontrar algunas chicas para coronar una buena noche. Pero la segunda parte del plan empezó a naufragar cuando el Mazda gris en el que iban los tres supermercadistas chinos con el dinero dulce de las apuestas fue emparejado a la altura de Eva Perón al 5800 por dos hombres en una moto. El que la manejaba se colocó a muy corta distancia del Mazda y el que iba atrás sostuvo el pulso con la pistola para vaciar el cargador contra el auto como un trastornado.
En el asiento delantero derecho, del lado del acompañante, iba Li Zhi Huang, de 32 años, residente en Longchamps, al sudoeste del conurbano bonaerense. La afrenta lo tomó de lleno: fueron seis balazos que impactaron en su cuerpo matándolo en el acto. Uno de los tiros entró en el costado izquierdo de su rostro y el otro a la altura del tórax del mismo lado. El conductor, Liu Fukiang, de 33 años, recibió un disparo en una mano. La mismo herida sufrió Lin Chi Ying, también de 33 años, que iba en el asiento trasero. Estos dos hombres, que viven en la localidad cordobesa de Laguna Blanca, fueron llevados al Hospital Clemente Alvarez para ser curados, pero las heridas fueron menores.
Los tres hombres que iban en el Mazda son propietarios de supermercados. Sus atacantes huyeron tras los disparos sin acercarse. No les sacaron ni una sola moneda de la importante cantidad de dinero que llevaban.
Una constante. Suele decirse que la mafia china no existe. Habrá que averiguar entonces a quién atribuir estos asesinatos en el seno de esa colectividad extranjera, que se caracterizan por la irrupción brutal de sicarios que nunca llegan a juicio por sus acciones, que se enuncian como un mensaje porque no persiguen el robo sino advertir o sacar de circulación a las víctimas y que se repiten idénticas unas a otras a lo largo del tiempo.
Según dijeron a la policía los supermercadistas llegaron a Rosario en un viaje de descanso. Pero se conjeturaba que se dedicaban a la usura o actuaban como prestamistas.
Los tres comerciantes chinos habían estado en el City Center jugando fuerte en las mesas de poker. Tras sacarle buena tajada a los duendes de la suerte cenaron allí y se fueron a festejar la buena noche. La emboscada les cortaría el intento a las 3.20 cuando iban por barrio Belgrano. El Mazda gris modelo 2000 fue acechado por los dos hombres en una moto negra que tras disparar esa ráfaga de balazos calibre 9 milímetros desaparecieron de Eva Perón doblando por Solís.
El claro objetivo. "Los dos hombres que resultaron heridos aportaron algunos datos mediante el servicio de una traductora dado que no hablan español o no lo hicieron delante de nosotros. Señalaron que el hombre que disparó apuntó claramente al acompañante del conductor que fue la víctima fatal", dijo el jefe de la seccional 14ª, comisario Claudio Peralta.
La fugacidad con la que se escurrieron los agresores dejó en evidencia que no les importaba lo que llevaban los chinos. Según dijo Peralta los hombres tenían en el auto 6 mil pesos, 600 dólares y un total de 106 mil pesos en fichas del City Center. "El móvil del robo está descartado", indicó el comisario.
"No eran orientales". Otro dato llamativo es que los hombres que los atacaron eran de rasgos occidentales, según los dos sobrevivientes, que son cuñados. El hombre que murió, dijeron, era amigo de ellos.
Los encargados de investigación inicial levantaron en la escena un total de diez cápsulas correspondientes a disparos de armas de calibre 9 milímetros.